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Inroads <br>La siembra de talentos

Un ambicioso programa de entrenamiento ejecutivo, donde el mecenazgo hace la voz cantante, se está
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

En los tiempos actuales la iniciativa privada ,constantemente se enfrenta a nuevos retos, y ello ha ocasionado que empresas e industrias se vean en la necesidad de contar con personal altamente calificado y actualizado en el nuevo entorno, con excelente preparación y experiencia profesional necesaria para cubrir las posiciones gerenciales y ejecutivas. Requieren, como ahora le llaman, gente con liderazgo.

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Algunas grandes empresas han externado en muchas ocasiones el problema del reclutamiento y formación de ejecutivos. Este se torna a veces en un asunto que adquiere tintes dramáticos. Los departamentos de Recursos Humanos han hecho su parte tratando de profesionalizar sus métodos de selección, pero el problema rebasa al buen ojo reclutador, porque el principal obstáculo es la calidad de la oferta en el mercado de aspirantes.

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Ante esta situación, hace dos años surgió Inroads de México, que dice ser una novedosa opción para cultivar y nutrir a nuevos talentos que en un futuro puedan ocupar los altos puestos empresariales. La propuesta de este organismo radica en la promoción del desarrollo educativo de jóvenes estudiantes universitarios de escasos recursos económicos, con suficiente talento y potencial directivo para ser colocados en el sector empresarial, donde puedan alcanzar una posición de liderazgo corporativo y comunitario.

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El programa de Inroads se desarrolla con base en los patrocinios de empresas de capital tanto mexicano como internacional, las cuales se convierten en patrocinadoras de empleados calificados de alto rango, motivados y capacitados para asumir retos y roles profesionales.

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Fundada en Estados Unidos bajo la premisa de que las comunidades minoritarias de ese país (negros y latinos, sobre todo) tienen tanto talento y capacidad de liderazgo como cualquier otro sector de la sociedad, Inroads aplicó en ellos la óptica de “cómo obtener éxito en los negocios”. El paso fundamental era convencer a ciertas empresas de dar una cuota, dentro de un esquema de organización no lucrativa, para que pudiera crecer este necesario servicio.

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De un primer grupo formado en la ciudad de Chicago por 25 estudiantes y 17 patrocinadores, Inroads creció a tal grado que hoy es una organización de cobertura nacional en Estados Unidos, la cual provee soporte académico, entrenamiento profesional y guía a más de 5,800 estudiantes internos, patrocinados por más de 1,000 empresas.

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En México, a partir de 1995, se intenta implantar este exitoso modelo. Un grupo de hombres de negocios encabezados por Edward H. Muñoz, en aquel entonces presidente y director de Celanese Mexicana, y Eduardo J. Sobrino, director general de Chubb de México, adaptaron –cambiándola un poco– la filosofía aplicada en Estados Unidos. Sobrino, presidente de la mesa directiva mexicana de Inroads, explica que mientras en el país vecino se brinda apoyo principalmente a los grupos minoritarios, en México funciona al revés: “La idea es apoyar a la gran mayoría, es decir, estudiantes universitarios muy brillantes pero que por su situación socioeconómica no tienen la oportunidad de desarrollarse con buenas oportunidades dentro del mundo empresarial”.

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Hoy el binomio es una realidad: gracias al programa de Inroads, por un lado los jóvenes universitarios que son elegidos para este programa se desarrollan dentro de un área relacionada con su carrera profesional a partir de un plan de crecimiento individualizado, y por el otro las empresas patrocinadoras cuentan con profesionales expertos, aptos para dirigir y sacar adelante los problemas que surgen en las corporaciones que los apoyan. Las empresas, así, siembran para su futuro una buena banca de talentos.

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RECLUTAMIENTO Y SELECCIÓN
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La mecánica, confirma el director general de Inroads, Víctor Hugo Vidal, es identificar promisorios novatos universitarios de escasos recursos económicos. A partir de que detectan el perfil que las empresas patrocinadoras requieren, Inroads se da a la tarea de formar un -pool de talentos. Son elegibles los estudiantes de las tres universidades que se encuentran en el padrón de la institución: la Universidad Nacional Autónoma de México -(UNAM), que aportó en 1997 a 22 estudiantes; el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey -(ITESM), con 13 jóvenes; y la Universidad Panamericana (UP), con un estudiante.

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El proceso de reclutamiento y selección tarda entre dos y tres meses, desde el momento en que personal de la asociación civil entrega las solicitudes a los posibles candidatos. Posteriormente los seleccionados se entrevistan con el personal del organismo, que a su vez evalúa sus habilidades de comunicación, fortaleza académica y logros profesionales.

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Vidal señala que los escolapios son invitados a un entrenamiento preliminar, donde se les informa sobre la forma de llevar a cabo una entrevista de trabajo, dándoles algunos -tips. Los estudiantes más destacados se aceptan como candidatos para formar parte del pool de talento. Al final, las organizaciones entrevistan a los candidatos más calificados para cubrir las expectativas, y sólo quienes son aceptados por las empresas se convierten en internos de Inroads.

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“Esto es muy importante –aclara Sobrino–, porque no somos quienes decimos ‘éste es el mejor’, sino que enviamos de tres a cinco candidatos a cada una de las empresas -patrocinadoras, para que sean éstas las que finalmente decidan con quién prefieren quedarse. Lo que estamos buscando es desarrollar un futuro ejecutivo para ellas.”

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Durante el entrenamiento y desarrollo en los talleres obligatorios, los internos llevan a cabo intensos programas de “crecimiento profesional” en áreas de competencia y habilidades gerenciales o directivas: Comunicación efectiva; Sofisticación (sic) en los negocios; Habilidades académicas y técnicas; Valoración de la diversidad; Involucramiento en la comunidad; Liderazgo y Autocontrol.

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El programa completo es presentado a las rectorías de las diferentes universidades. Ahí se les solicita apoyo a través de las facultades para identificar a los jóvenes que cubran una serie de características, por ejemplo, promedio mínimo de 8.5; que en su hogar sea la primera generación de profesionistas; ser hijos de padres divorciados, de madres solteras y con ingresos familiares no precisamente boyantes.

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Para verificar que los datos proporcionados por los jóvenes universitarios sean reales, Inroads exige comprobantes y se basa en los estudios socioeconómicos de la Fundación -UNAM. En el caso de las universidades particulares, la mesa directiva decidió –para no perder el fin social que se persigue– enfocarse exclusivamente hacia jóvenes becarios. Porque, aunque hay alumnos con un promedio de 10 a los que la escuela les otorga una beca por excelencia académica, no significa necesariamente que sean jóvenes con necesidad económica.

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Sobre las especificaciones de los convenios de Inroads y las universidades, Sobrino y Othón Canales Treviño –vicepresidente de la mesa directiva y director general de Quimicorp Internacional– coinciden en que “los convenios con las universidades son de manera informal. No existe ningún compromiso o documento escrito, sino que realmente las universidades ven en el nuestro un programa muy interesante para ciertos estudiantes que favorece no nada más su futuro económico, sino también su formación, aparte de su carrera profesional”.

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Es objetivo de Inroads permitir que cada estudiante patrocinado se convierta en un contribuyente del cambio dentro de su empresa. Se trata de desarrollar a largo plazo aprendices que puedan no sólo aplicar la teoría al mundo real, sino que busquen y apliquen también la retroalimentación con el fin de obtener un crecimiento personal y profesional a lo largo de su vida.

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LOS ELEGIDOS
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Son los propios estudiantes quienes vierten sus puntos de vista sobre el programa y sus experiencias.

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Para Juan Carlos Sigala Alanís, del 9o. semestre de Química en Alimentos de la UNAM –su promedio: 9.4–, “el programa es una gran oportunidad que los estudiantes debemos aprovechar al máximo; siempre pedimos una oportunidad para trabajar y adquirir experiencia, para desarrollar ideas y poder llevarlas a cabo, tomar la iniciativa de emprender proyectos, asumir responsabilidades y cumplirlas para beneficio de la empresa que me brindó su apoyo”.

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Patrocinado por Celanese Mexicana, Sigala agrega: “Estamos agradecidos con los empresarios que nos brindan la oportunidad de demostrar que, con un poco de ayuda, somos capaces de sacar adelante los proyectos personales, de la empresa misma y de nuestro país”.

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También de la UNAM, pero en el 5o. semestre de la licenciatura en Administración de Empresas, Nohemí Paola Herrera Albavera (promedio de 9.8) dice ser beneficiada con “la magnífica oportunidad de vincularnos con el mercado de trabajo, aun antes de egresar de la carrera. Es una buena inversión a futuro la que hacen las empresas y pronto verán los resultados. Trabajo en Colgate-Palmolive y ya la siento como parte de mi vida”.

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“No debemos ser vistos sólo como gente de bajos recursos, sino que tenemos el deseo de mejorar nuestra forma de vida y de ayudar a la comunidad”, dice Jorge Erick Betancurt Gómez, que cursa el 5o. semestre de Ingeniería Mecánica y Administración, con promedio de 9.2, en el -ITESM, campus Ciudad de México. “El porcentaje de pobreza extrema es muy grande; como estudiantes nos preparamos para enfrentar esta problemática, creando empleos desde el nivel de dirección que lleguemos a tener o de impulsar programas que permitan ayudar a nuestra empresa y a la comunidad”, dice el también presidente de la mesa directiva de los estudiantes, quien es patrocinado por Celanese.

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Los estudiantes entrevistados coincidieron en que no hay documento alguno que los ligue con las empresas patrocinadoras. En determinado momento, si no son cubiertas sus expectativas, pueden buscar que los contrate otra corporación.

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Actualmente son 27 las empresas que patrocinan a uno o varios estudiantes. Cada una cubre la cantidad anual por estudiante de $3,000 dólares, mismos que son utilizados para pago de empleados de Inroads, así como todo tipo de materiales para la impartición de los cursos. A diferencia de otras empresas que se dedican al reclutamiento y selección de personal -(los headhunters), Inroads niega tener un fin lucrativo o propiciar la “piratería” de personal de una empresa a otra.

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Sobre los beneficios o ventajas que se tienen al patrocinar un estudiante, Sobrino y Canales (de Chubb y Quimicorp, respectivamente) señalan que, como empresarios, están sembrando para el futuro con individuos productivos de inmediato, que ya saben lo que tiene que realizar gracias al entrenamiento recibido en su carrera.

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Así, para varias compañías Inroads es ya un proveedor real de recursos humanos. El proyecto, además, es avalado por gente de la academia y la iniciativa privada. Algunos de ellos, incluso, forman parte del consejo honorario de la institución, como Francisco Barnés de Castro, rector de la -UNAM, el ex rector José Sarukhán Kermes, Carlos Enrique González Negrete, director general del -ITESM Ciudad de México y John Harris, consejero comercial de la Embajada de Estados Unidos.

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Canales, por su lado, comenta que los resultados son positivos, debido a que ya cuentan con un semillero de 45 jóvenes. “Pero no estamos satisfechos, sólo es una gota en el océano. Sin embargo, el avance es bueno, ya que de 20 estudiantes patrocinados durante 1996, este año pasamos a 45. Es decir, crecimos 125%.”

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Las empresas patrocinadoras de Inroads representan a casi todos los sectores de la industria: eléctrica, de servicio, productos de consumo, contables, químicos, informáticos, financieros, manufactureros, farmacéuticos, aseguradoras, de publicidad y ventas, entre otras.

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El mexicano es la primera prueba de Inroads fuera de la Unión Americana. El éxito hace que ahora mismo se promueva una organización del mismo tipo en Canadá y existe la posibilidad de establecer otra en Sudáfrica. Dentro de México mismo se están llevando a cabo una serie de estudios para que Inroads se extienda a otras ciudades, como Monterrey y Guadalajara, para de ahí continuar con la expansión a todo el país.

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El proyecto es ambicioso y pretende incrementar en forma ascendente el número de empresas patrocinadoras, así como el de estudiantes por patrocinador. Para ello es necesario que el sector empresarial mexicano se involucre en esta labor. Quizá esa planilla ejecutiva que están buscando muchas empresas está entre el grupo de estudiantes que hoy mismo es explorado dentro de las universidades.

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