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Los terribles 40

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mar 20 septiembre 2011 02:55 PM

Asumo que un alto porcentaje de los lectores de esta revista se encuentran cerca (o recién pasaron) esa frontera. Bienvenidos al mundo de la “gente mayor”, ese enorme grupo de población que empieza a quejarse de dolor de espalda y que recibe llamadas constantes de gente que quiere venderle seguros de vida.

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Me tomo, pues, la licencia de ofrecer un test, con algunos extractos del divertidísimo libro You Know You’re 40 When... (Ann Hodgman & Patricia Marx, Broadway Books, New York), aderezado de alguna que otra intervención de colegas que ya rascan peligrosamente los 40, y quienes dicen sentirse urgidos de generar complicidad. Aunque al fin y al cabo nos conviene decir, a estas alturas, que la edad no es más que un estado mental, advierte que, a mayor número de respuestas afirmativas, más contundente es el ingreso a esta simbólica (e irreversible, ni modo) edad:

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  • Después de todo, el golf puede ser bastante cool y divertido.
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  • No importa el consumo de combustible y todo ese tema de la contaminación... ¡tú quieres tu SUV o tu Hummer!
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  • Cuando un amigo te invita a comer, respondes: “Estoy lleno de chamba. ¿Cómo andas para fines de octubre?”
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  • Puedes realmente ser (y vestir como) la persona más hip del planeta... de todos modos los universitarios te considerarán un viejito chistoso.
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  • Un niño que alguna vez cargaste en tus brazos es ahora tu abogado.
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  • En tus cada vez más constantes chequeos médicos, el doctor te pregunta si sigues sexualmente activo.
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  • Tus hijos se avergüenzan de ti mucho más de lo que tú lo haces de tus padres... incluso te piden que camines por lo menos 30 pasos adelante de ellos en el centro comercial.
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  • Finalmente admites que odias los restaurantes ruidosos y las fiestas escandalosas en las que no puedes ni sentarte ni platicar.
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  • Llorar ya no te sirve para manipular a nadie.
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  • Tus colegas de trabajo, que rondan los 30, esperan que pagues la cuenta del restaurante.
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  • Te escuchas decir: “¿De veras a eso le llaman música?”
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  • Desarrollas un fuerte interés en el tema de las afores y todo aquello que tenga que ver con pensiones.
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  • Sí, ya es demasiado tarde para decidir que querías ser oceanólogo o veterinario.
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  • Decides postergar los sueños de libertad financiera para cuando cumplas 50.
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  • El viernes en la noche es ideal para rentar DVDs y tumbarte en el sofá.
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  • Cualquiera que no tenga kilos de más es porque coquetea con la anorexia. Punto.
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  • Manifiestas una necesidad glandular de poseer un bien inmueble.
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  • “¿De veras serán tan aburridos los cruceros como dicen?”
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  • Rematas muchas de tus alocuciones diciendo que la vida es demasiado corta.
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  • En vez de navegar por sitios porno, buscas en Google todo lo que te ayude a calcular el índice de masa corporal.
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  • Las T-shirts son útiles para una fiesta de disfraces.
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  • Si tu hijo de 12 quema uno de tus CDS, brincas de gusto.
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  • A partir de ahora, ¡no más fiestas de cumpleaños!
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  • Cuando te encuentras con alguien, el preámbulo se convierte en un intercambio de “te ves muy bien”, “no, tú te ves muy bien”...
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  • Te duele la parte baja de la espalda.
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  • Y, sí, leíste completa esta columna.
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El autor es director editorial de Grupo Expansión y le aquejan constantes dolores de espalda.
Comentarios:
jstaines@expansion.com.mx

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