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Motorola <br>Entre el bien y el mal

Para esta empresa, como para otras del mismo ramo, crecen las exportaciones pero se contrae el merca
mar 20 septiembre 2011 02:54 PM

Entre el bien y el mal. En pocas palabras, así es como se podría resumir la situación que vivió Motorola de México durante 1995. Si por un lado las exportaciones de su planta de semiconductores de Guadalajara crecieron por la devaluación, por el otro no se escapó a la contracción del mercado interno, que provocó una baja en su área de venta de equipo.

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De cualquier forma, al realizar un balance de los diferentes negocios, Héctor Meza Curiel, presidente y director regional para México, Centroamérica y el Caribe de Motorola, confía en que el descalabro no haya sido tan severo. No al menos como con el resto de la industria de telecomunicaciones, para la que se pronosticaba una caída de 20 a 30%.

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Además, después de todo, esta empresa que en 1994 registró ventas por cerca de $200 millones de dólares demostró que no es de que las que corren al primer al problema. Prueba de ello es que el año pasado invirtió $14 millones de dólares en su edificio corporativo, $12 millones de dólares en la ampliación de su planta tapatía y alrededor de $60 millones de dólares para iniciar la construcción de una fábrica de radiolocalizadores en la ciudad de Chihuahua.

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Hay confianza, dice Meza, en que “el problema de México sea temporal”. Y más que nada, hay fe en este “gran mercado potencial”, mercado que, con la apertura del sector de las telecomunicaciones, parece ofrecerle a Motorola una interesante participación.

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Semiconductores: un buen pilar
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Si de algo se sienten orgullosos en Motorola es del notable desempeño que ha tenido su planta de semiconductores. Es más, al exportar 100% de su producción (algo así como $160 millones de dólares), prácticamente se ha convertido en el pilar de la filial mexicana.

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Ubicada en un sector cuya demanda parece no tener fin (sus principales clientes son del ramo automotriz, de la comunicación y de la computación), la unidad tapatía ha mantenido un ritmo de crecimiento de alrededor de 20%, cuando el sector, en general, ha crecido 17%. Ello le ha valido que, a nivel corporativo, represente 41% de las ventas de la división productos de poder, 3.2% de la facturación del área de semiconductores y 1% de las ventas totales de Motorola Inc., señala su gerente general, Kuppusamy Kanapathi.

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Responsable de fabricar transistores, rectificadores y las llamadas “obleas” --una operación que a decir de Kanapathi tienen pocas plantas en el mundo-, Motorola Guadalajara ya ha logrado sus primeras patentes y, también, desarrolla todos los nuevos productos relacionados con la tecnología de transistores. Todo ello habla de una fortaleza tecnológica, la cual siguen apuntalando.

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Según detalla el también vicepresidente de Motorola de México, la empresa trabaja en un plan, cuya meta es “tener una operación realmente del futuro” para 1998 y 1999. Parte medular de esa estrategia es un programa de sustitución de importaciones, con el que se espera que, para el año 2000, los productos aquí manufacturados tengan 80% de contenido local.

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Juan Milton Garduño, quien por 23 años fuera profesor investigador del Cinvestav del Instituto Politécnico Nacional no duda en que se logre este último objetivo: “En la medida que se mantenga estable la demanda por un periodo de varios años, y con programas sostenidos de mejoramiento de calidad --como el Six Sigma introducido por Motorola-, las posibilidades de desarrollo de proveedores son realistas”, opina el actual director de Mixbaal, una compañía de alta tecnología dedicada al desarrollo de productos de telecomunicaciones.

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Pagers: la esperanza
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En lo que Meza califica de un “plan preventivo” y de una “gran ayuda para cualquier otra crisis que se pudiera presentar”, Motorola continúa adelante con la construcción de su planta de -pagers en la capital chihuahuense. Los trabajos se hacen a todo vapor, esperando estar listos lo más pronto posible para atacar desde México este creciente mercado, cuyas ventas han pasado de $600 millones de dólares a casi $3,000 millones de dólares en los últimos cuatro años. Pero lo mejor está por venir, ya que Garduño estima que, para el año 2000, las ventas de radiolocalizadores fluctuarán entre $16,000 y $20,000 millones de dólares.

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La que será la primera fábrica de beepers de la corporación en Latinoamérica arrancará sus operaciones el próximo verano. En su etapa inicial, explica Rebeca Bass, vicepresidente de la división de productos de -paging para América Latina y el Caribe, la producción se enfocará a la exportación, principalmente al vecino país del norte. Más adelante, confía en que la balanza se incline hacia Latinoamérica, un mercado que hoy en día tiene un millón de usuarios, pero del que espera un “explosivo crecimiento” en los próximos años, para llegar a sumar más de cuatro millones de usuarios a fines de 1999.

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En opinión del experto en telecomunicaciones (en 1991 recibió el Premio Nacional de Tecnología y Diseño), las esperanzas de Motorola en el mercado del -paging —donde ya es líder mundial— son bien fundamentadas. Por un lado, argumenta, “con su tecnología de radio o inalámbrico y su tecnología de semiconductores está muy bien posicionada tecnológicamente”. Por otro, el -pager, frente al teléfono celular, tiene la ventaja de que “su costo de operación es más bajo”.

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En cuanto a México (donde Motorola tiene 80% del pastel), Bass reconoce que esperaba que en 1995 fuera el segundo mercado de América Latina. Obviamente, por razones de la crisis, eso no sucedió. Sin embargo, mantiene la esperanza de que la situación “cambie pronto para ver a México en el primer lugar de nuestra lista de clientes”.

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Telecomunicaciones: la incógnita
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Aun cuando hay quienes piensen lo contrario, Meza insiste que, ante la próxima apertura del sector de las telecomunicaciones, la estrategia de Motorola no es ser operador sino vender equipo. “Más que nada —asegura—, entramos a alianzas para desarrollar el mercado y, una vez que esté desarrollado, nos convertiremos a nuestro rol normal de proveedores de equipo”.

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Lo cierto es que, para participar en la contienda, el gigante de Chicago ya cuenta con la representación mexicana al tener como aliados tanto al Grupo Protexa como a Vázquez Raña. Ahora, lo que le hace falta es un “socio de alta tecnología, un -carrier que tenga buena presencia en el mercado americano”, señala el directivo sin revelar nombres de los posibles candidatos que están evaluando.

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¿Y qué es lo que ofrece a cambio? “Nuestra participación en todas las regiones celulares del norte del país donde tenemos una base instalada con 70,000 usuarios”, responde Meza.

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De todas formas, al observar que “Telmex va a seguir teniendo una participación fuertísima”, reflexiona que la tajada que le quedará a los nuevos operadores (estimada en $6,000 millones de dólares) va compensar las cuantiosas inversiones que tendrán que realizar. Además, aún muchas reglas del juego están sin definir: “¿Cuánto va a costar conectarse con Telmex? ¿Cuánto, las frecuencias para telefonía inalámbrica? Son considerandos que hay que poner para que sume la ecuación del negocio.”

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En vista de que el negocio de prestación de servicios de telecomunicaciones se desarrollará en varias décadas —por el bajo nivel actual del país—, Garduño no cree que Motorola “esté tarde” para la competencia ni tampoco que esté exagerando en su cautela: “Debe estar considerando todos los ángulos y tratando, como todos, de predecir el futuro para moverse hacia una decisión bien soportada desde el punto de vista de negocios”, justifica. Por lo demás, no sólo juzga que su base instalada de 70,000 suscriptores es “una buena base para empezar”, sino que también tiene una fortaleza financiera “excepcional” para seguir compitiendo.

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