Aunque hoy los iconoclastas de la cocina lo incluyen en ensaladas y lo utilizan como decoración en diversos platillos, pocos son los sabores que pueden convivir sin disputas con el caviar. Es verdad que algunas mezclas insólitas realzan su presencia, pero muchas de las veces los ingredientes a los que lo asocian sólo sirven para ocultar su sabor. Es un hecho que el IKRA, como se le llama en su natal Rusia, donde se produce sólo durante el invierno, se disfruta más mientras menos compañía tenga a su alrededor. Ideales y suficientes son las galletas de sabor neutral, como los blinis rusos y, si acaso, unas cuantas gotas de limón. Una regla de oro para los puristas
- es servir el caviar únicamente en recipientes y cucharillas de madera, de preferencia al natural, sin laqueados ni pinturas que puedan alterar su sabor. Y si se trata de respetar las tradiciones, aunque la champaña no es elección desacertada para hacerle juego al deleite negro, las buenas costumbres señalan al vodka bien helado como la bebida que mejor le va.