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El dueño de VivaAerobús soñaba con un palacio de nixtamal

Con un molino inició la ruta que lo llevó a ser uno de los empresarios más importantes del país; preside Grupo IAMSA, que tiene casi 24% del mercado de viajes por autobús, y tiene una aerolínea.
mié 12 noviembre 2014 06:00 AM
Con la crisis de 1981, Alcántara vendió su negocio de tortillería para entrar de lleno al de su padre, la empresa de autobuses Grupo Toluca. (Foto: Gilberto Contreras / Revista Expansión )
roberto alcantara, dueño de vivaaerobus (Foto: Gilberto Contreras / Revista Expansión)

(NOTA DEL EDITOR: Ésta es la segunda de tres entregas del reportaje publicado por Expansión en su edición del 24 de octubre. La primera entrega: Roberto Alcántara, ¿el empresario del sexenio? )

El dueño de VivaAerobús, Robertó Alcántara, empezó su carrera empresarial con un molino de nixtamal, pero hoy preside Grupo IAMSA, que tiene casi 24% del mercado de viajes por autobús, posee aviones, trenes, el telepeaje IAVE en autopistas y una inversión en la española PRISA, uno de los grupos de comunicación más importante del mundo hispano.

Alcántara ocupa el lugar 74 en el ranking 2014 de Los 100 Empresarios más Importantes de México.

Durante su adolescencia, su padre, Jesús Alcántara Miranda -que creó la empresa de autobuses Grupo Toluca-, lo envió a la Ciudad de México a estudiar la preparatoria en el Colegio Franco Español. Como no era muy bueno en la escuela, su padre lo puso a trabajar. Le dio un molino de nixtmal.

Terminó la preparatoria y se dedicó de lleno al negocio . Además del molino, abrió varias tortillerías y una empresa de transporte de carga para el maíz.

Dedicó mucho esfuerzo al negocio a fines de los años 60. Construyó una planta, ahorrando para agregarle pared por pared. “Incluso dormía ahí”, recuerda el presidente del Comité de Planeación y Finanzas de Grupo IAMSA, Hugo García Blake, que conoce a Alcántara desde hace 40 años.

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“Soñaba que iba a ser un castillo, un palacio”, dice quien es uno de los principales transportistas del país.

Lloró por su tortillería

A los 29 años de edad entró en Grupo Toluca, la empresa de su padre. Poco después, ésta enfrentó problemas de deuda por la crisis y la devaluación de 1981. Alcántara se metió de lleno y tuvo que abandonar la tortillería. “Lloré cuando la vendí”, dice a la revista Expansión del 24 de octubre, cuya suscripción está disponibel en el Kiosco Digital de Grupo Expansión.

En 1990, Grupo Toluca se asoció con el autotransportista Grupo Flecha Amarilla, de la familia Herrera, unos empresarios del Bajío, para crear IAMSA y entrar al mercado de lujo con la compañía ETN. Cada uno tiene 50% de la sociedad.

Rafael Herrera, líder de Flecha Amarilla, fue el primer presidente de Grupo IAMSA. Alcántara, que al principio fue consejero en esa empresa, se metió en el sector financiero, al comprar Bancrecer en 1991.

La entidad no sobrevivió a la crisis financiera cuatro años después. En 1999, el Instituto para la Protección del Ahorro Bancario se hizo del control de Bancrecer.

“Luchamos cinco años para conservar el banco y no pudimos salir adelante”, dijo Alcántara, en octubre de ese año, en entrevista con La Jornada. Desde esa época, no había vuelto a hablar con medios de comunicación.

La experiencia no fue en vano. “Conoció a mucha gente”, Epigmenio Álvarez, ex director jurídico de IAMSA. “Tiene ese perfil financiero, de negocio, que hizo que IAMSA tomara nuevos rumbos y alcances, que no se quedara sólo en el tema del transporte por carretera”.

El buen operador de autobúses

Alcántara entró a presidir la empresa en 2005. Los pasajeros transportados por las operadoras de IAMSA aumentaron de 12.4 a 15 millones entre 2007 y 2012, según un reporte que la compañía, que no publica resultados con regularidad porque es privada, presentó en mayo de 2013 con motivo de una emisión de certificados bursátiles.

La utilidad se duplicó en ese periodo, a más de 1,000 millones de pesos (mdp). “El señor ha operado bien su negocio”, afirma José Manuel Contreras, CEO de Grupo Senda, uno de sus principales competidores.

Cerca de 95% de los mexicanos viaja en autobús.

Grupo IAMSA sumó a decenas de pequeñas empresas y “hombres camión” para convertirse en la mayor firma del sector. Sus 910 socios son parte de Grupo Toluca o Flecha Amarilla y mandan representantes a la asamblea de IAMSA. Ésta tiene 23.7% del mercado, de acuerdo con varios especialistas. ADO, Estrella Blanca y Senda son sus principales rivales.

Una visión de complementariedad

“Las personas de Grupo IAMSA están muy abiertas a la innovación”, dice Sebastián Gómez, cofundador de Reserbus, una empresa de compra de boletos de autobús en línea, que trabaja con varias marcas del grupo y con algunos competidores. “Entienden que la dinámica y los comportamientos de los clientes cambian (...) y buscan renovarse y reinventarse”.

Por eso, en 2005, nació VivaAerobus, la primera aerolínea de ultra bajo costo del país. La estrategia de Alcántara es diversificar los negocios del grupo, pero con una lógica que busca su integración.

“En el mundo moderno de la comunicación —dice—, los diferentes modos y medios de transporte son interdependientes y complementarios entre sí”.

Palacio de nixtamal

María Luisa Alcántara García, o Isha, como la llaman en Acambay, el pueblo de donde Roberto es originario, cuenta que solía cambiarle los pañales cuando era un bebé. Ahora ve más a su primo nombrado en los periódicos.

“Me da mucho gusto oír que esté bien”, hace una pausa. “Yo quise mucho a mi tío Jesús, fue mi padrino de bautizo (…) Cuando veo a Roberto digo: ‘Es la hechura de mi tío Jesús’. No fue en vano el esfuerzo de mi tío”.

Alcántara habla hoy de su padre como de “un hombre verdaderamente admirable”. “Trabajó con muy pocos medios a su alcance, con un extraordinario esfuerzo, una voluntad intensa y un carácter y determinación para luchar y salir adelante”.

En Acambay, recuerdan la personalidad de su hijo de modo similar. “Yo me acuerdo cuando vendía medias con su puestecito”, dice Alfredo Plata, un ex compañero de la primaria. “Todos trabajábamos como burros, pero no teníamos el mismo talento”.

La casa donde Alcántara creció, que ocupaba casi una cuadra, ya no está. Ahora, cuatro locales en renta ocupan el terreno. Cerca está la tienda de semillas de su primo Antonio, quien dice que estuvo poco tiempo en los negocios de la familia. “Francamente, era cuidar mucho dinero”.

Sentado en la silla de cuero, Alcántara mira la foto de sus hijos. Dos de ellos estudian fuera del país. Aún recuerda cuando construyó el molino de nixtamal. “Soñaba que iba a ser un castillo, un palacio”, dice, y se interrumpe: “Ya me dio lo romántico”.

(Con información de Wendy Selene Pérez, Norma Rodríguez, Cristina Nieto, Jaqueline Tavera, Raúl Martiarena, Enrique Hernández, Jessica Bigio y Cinthya Bibian)

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