Los secretos de la mujer que triunfa
Ser madre de familia y tener un desempeño laboral destacado son tareas difíciles de compaginar, pero no imposibles. Para lograrlo, las mujeres deben trabajar en dos áreas en particular: aprender a priorizar y hacer equipo con otras mujeres.
La mujer tiene que empezar por definir lo que es éxito para ella, y no sólo querer complacer las expectativas de los demás, comenta Adina Chelminsky, autora del libro Cabrona al borde de un ataque de nervios.
Las actividades en la casa, oficina, con la familia y en pareja son temas que tienen bajo presión a las mexicanas que, por cierto, son las segundas más estresadas en el mundo, sólo después de las mujeres indias, de acuerdo con un estudio de la compañía de medición de mercados, Nielsen.
El análisis Women of Tomorrow (Mujeres del mañana), elaborado entre 6, 500 mujeres de 21 países, arrojó que 74% de las mexicanas dijeron vivir bajo presión sin tener tiempo para relajarse, y sólo fueron superadas por las mujeres de la India (con un 87%).
En opinión de Chelminsky, uno de los mayores problemas que enfrentan las mexicanas es vivir bajo estereotipos que 'se mueven al límite'. Por un lado está la imagen de los años 70 del ama de casa, que nada tiene que ver con las demandas actuales. En el otro extremo, destaca la figura de la mujer que debe ser totalmente perfecta.
Actualmente, el éxito femenino se basa en hacer ‘todo bien', en cumplir cientos de actividades sonriendo ‘y con el cabello bien peinado'. Sin embargo, ese no es un modo de vida perdurable, ya que por dentro la mujer ‘se está desmoronando' ante la presión de quedar bien en todo ámbito, afirma la también especialista en temas de finanzas personales.
El sexo femenino, en cuestión laboral, enfrenta notables diferencias; por ejemplo, a ellas les cuesta entre 15 y 20 años llegar a un puesto ejecutivo dentro de una empresa, mientras que a sus pares hombres les podría llevar la mitad de ese tiempo. Además, ganan entre 17% y 35% menos que los varones, según datos de la empresa de capital humano Manpower.
A ello se agrega que ellas hacen más del 80% del trabajo en casa. Eso señala que hay "límites que se deben romper". Y en este punto, lo importante es "dejar de engancharse en el círculo de queja" y ser más proactivas, es decir, las mujeres deben tomar la batuta en aspectos esenciales como delegar, a partir de lo que establezcan como sus prioridades, y saber decir "no" cuando la situación lo amerita, afirma Chelminsky.
Para poder delegar "se puede empezar por las labores del hogar. Pero ahí te das cuentas que muchas mujeres temen ser señaladas por pedir la ayuda de su contraparte. Se sienten mal con el sólo hecho de solicitar apoyo para cuidar a los hijos. El sentimiento de culpa es algo muy latente en la cultura mexicana", expresa Patricia Martínez, psicóloga y terapeuta de pareja.
Incluso, añade, cuando ellas se toman tiempo para educar a los hijos y regresan al trabajo, a veces optan por un cargo con menos responsabilidades a fin de seguir cumpliendo al 100% con sus tareas de madre y ‘encargada' del hogar. "La pregunta es ¿realmente quieren eso, o lo hacen por satisfacer las expectativas que los demás tienen depositadas en ellas?".
Para Adina Chelminsky, la diversidad de roles que debe cumplir el sexo femenino hace que ellas se asemejen más a un alto ejecutivo que a una ama de casa de hace 30 años. "Cuando una mujer llega a ese puesto, sabe asentar prioridades, dirigir bien y enfatizar lo importante". La razón es sencilla: aprende en el círculo más íntimo.
Lo que es más: las mujeres, por todas las tareas que deben cumplir, son muy buenas negociadoras, refiere un análisis de la firma PriceWaterhouseCoopers en Estados Unidos. ¿Qué les hace falta, entonces, para detonar su crecimiento? Asertividad. Por eso el apelativo de "cabrona, tienes que saber qué quieres para poder salir adelante, y no estar esperando que sea el medio quien te cambie", afirma Chelminsky.
En relación a las mujeres y el éxito, la especialista añade que ellas tienen temor a las consecuencias de asumir el mando. "Da miedo ser señaladas, en especial, por otras mujeres".
Esto conlleva a otro punto vital: ellas deben trabajar la relación con otras mujeres, porque "como mujeres no sabemos hacer equipos", dice la autora, quien añade que esto tiene su origen en la forma en que se es educado. A los niños, por ejemplo, se les manda desde pequeños a practicar deportes, que tienen que ver más con una labor conjunta, como futbol o baloncesto.
Las niñas, en cambio, "hacen gimnasia, bailan y -por tanto- no aprenden a hacer equipo desde pequeñas". Así, la relación entre mujeres se reduce sólo a dos posibilidades, "es mi estupenda amiga o mi máxima enemiga". A decir de Chelminsky, en este terreno las mujeres tienen un área de oportunidad: entender cómo operar con sus pares femeninas en el concepto de ‘colegas'.
La revolución femenina abrió nuevas posibilidades para el replanteamiento de roles, oportunidades de vida y posibilidades; sin embargo, la mujer vive en una constante lucha entre el deber ser y el querer ser, esforzándose porque ambas consignas salgan bien, y es ahí donde la mentalidad femenina debe cambiar, puntualiza la autora.