México, lejos de la equidad de género
Cuatro de cada 10 mexicanas de más de 14 años forman parte de la Población Económicamente Activa (PEA), sin embargo la falta de igualdad con los hombres las hace sentir frustradas laboralmente, arroja el estudio "Mujer mexicana, éxito y competitividad laboral" de la firma Adecco.
Un 62% de las mujeres en el país opinan que no tienen el mismo reconocimiento que los varones en cuestión profesional, refiere por su parte la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE).
Dos de cada 10 mujeres no se consideran exitosas por la falta de oportunidades laborales (59%); descuido de su familia (22%) y la preferencia de género para ciertas posiciones (22%), de acuerdo con el documento.
La presencia femenina ha crecido rápidamente en los sectores productivos, sin embargo tres de cada 10 encuestadas reconocieron sentirse ‘estancadas' en su profesión por carecer de oportunidades para ascender, un incremento salarial (51%) y falta de reconocimiento profesional (29%).
Aunque ocho de cada 10 entrevistadas se consideran exitosas, un 45% opina sentirse bien porque puede cumplir con sus objetivos de vida, mientras el 26% lo adjudica al balance entre sus intereses personales y profesionales. El 20% finca sus triunfos en la búsqueda constante de retos.
Aprendizaje continuo, conseguir un ascenso o más salario y tener nuevas responsabilidades profesionales son los motores que siete de cada 10 encuestadas relaciona con crecimiento profesional, según el informe de Adecco.
Otra realidad de las mujeres
La ENOE indica que en el cuarto trimestre de 2012, 18 millones 429 mil 727 mujeres formaban parte de la población ocupada en el país. Cerca del 45% de las mayores de 14 años tiene un empleo.
En su mayoría, se desempeñan en el sector de servicios como vendedoras, profesoras, enfermeras y cuidadoras de niños, por los roles sociales asignados a su género; tienen estudios de bachillerato y ganan de dos a tres salarios mínimos, precisa Patricia Rodríguez López, académica del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Casi cuatro de cada 10 hogares en México tienen a una mujer como cabeza de familia, lo que refleja el aumento de su presencia en la economía y el mercado laboral. En 1970, su participación era de 17% y en 2010 aumentó a 39%.
Las mujeres en el país suelen vivir una eterna desigualdad por factores como desempeñar una doble jornada. Adicional a su empleo se encargan del trabajo doméstico y esto último no se toma en cuenta por no generar ganancias económicas, indica la investigadora de la UNAM.
En sus hogares, generalmente son responsables del cuidado psicológico de los demás, además de responsables de la crianza de los niños, entre otras tareas.
Esto ocasiona un estado de estrés permanente. La mujer fomenta la idea de que el equilibro entre trabajo y vida personal es responsabilidad únicamente de ella, lo cual genera estados de culpa continua.
"Al primer problema con los hijos, sienten que son las únicas irresponsables, en lugar de compartir ese estado con quienes las rodean. La añeja carga social y cultural de su rol sigue teniendo mucho peso", opina la psicóloga Berenice Espinosa.
Patricia Rodríguez comenta que en México se distinguen dos grandes grupos: las que tienen hijos a edades tempranas, dejan la escuela y se insertan en el mercado laboral en condiciones precarias, y aquellas con altos niveles de instrucción que postergan o rechazan el matrimonio y la maternidad.
Lo que prevalece "son mujeres con pocas condiciones laborales adecuadas a su preparación, el 38% de las jóvenes con licenciatura no ejercen su carrera, dos de cada tres profesionistas ganan menos de tres salarios mínimos y las tasas de desocupación son más altas en las mujeres con mayor instrucción", menciona la investigadora de la UNAM.
Otra realidad es que entre más alto el puesto, las diferencias de género e ingreso se amplían. Hay pocas mujeres a nivel de gerencias o directivos, agrega la especialista. En las grandes empresas, ocho de cada 10 directores son hombres, ejemplifica Rodríguez López.
"Ellas pueden tener las mismas responsabilidades y cargos similares, pero ganan menos. Si son madres se les castiga por no tener disponibilidad de tiempo, viajar o cambiar de residencia", afirma Patricia Rodríguez, también integrante de la Unidad de Investigación Economía Fiscal y Financiera de la UNAM.
La investigadora subraya que cada vez hay más varones dispuestos a que las condiciones sean igualitarias. Esto se explica porque muchos crecieron con el ejemplo de sus madres, quienes, al trabajar, adquirieron poder de negociación social y familiar. Esto significó un cambio de mentalidad respecto a sus padres y abuelos.
Las mexicanas jóvenes -sin embargo- pueden ver en la maternidad como un obstáculo para su realización profesional. "Las nuevas generaciones se enfrentan a las exigencias de mayor preparación académica y cumplir con ciertas características estéticas y físicas". Por eso postergan la procreación hasta acercarse a los 40 años, contraen nupcias sin tener descendencia o deciden vivir solas, lo que obliga a plantear y promover nuevos esquemas sociales en el país, puntualiza la académica.