Cuatro pasos para tus metas laborales
Más de la mitad de las jornadas de trabajo se dedican a cosas urgentes y no a las importantes, es decir, aquellas metas que permiten marcar la diferencia como profesionista, advirtió José Gabriel Miralles, CEO del Instituto FranklinCovey para Latinoamérica.
Sentirse bien con la actividad profesional es una emoción que sólo reconocen cuatro de cada 10 empleados, según cifras de la firma Kelly Services. La insatisfacción laboral , sin embargo, no es culpa exclusiva de los jefes. El profesionista debe tener claro su rumbo laboral y qué necesita.
"A veces el instinto nos dice que mientras más metas tengamos es mejor, pero es todo lo contrario: mientras más objetivos tengas, la posibilidades de cumplir con excelencia se reducen", explicó Miralles.
Cuando se pasa a una nueva tarea sin concluir otra, el tiempo necesario para terminar el trabajo importante se incrementa un 25%. Las personas deben definir objetivos y dar seguimiento a dos o tres aspectos del trabajo a partir de tener claras las prioridades para que no haya desgaste ni decaiga el ánimo, dijo.
José Miralles junto con Sean Covey, Chris McChesney y Jim Huling, es autor del libro "Las 4 Disciplinas de la Ejecución", que propone los elementos esenciales para hacer un cambio de conducta y, así, ser asertivo a la hora de fijar prioridades y trabajar en ellas a fin de concretar una meta.
Los siguientes puntos son un buen inicio para enfocarse en lo importante y dejar de concentrar la mayor energía en lo urgente. Es posible aplicar los pasos a nivel de organización y personal.
1. Enfocarse en lo crucialmente importante. Si la persona se concentra en menos podrá lograr más. Hay que empezar por seleccionar una o máximo dos metas relevantes, en lugar de buscar hacer mejoras significativas en muchas áreas al mismo tiempo. Esto se define como meta crucialmente importante (MCI). No saber hacia a dónde dirigir las acciones y por qué se diluyen los esfuerzos son síntomas de falta de enfoque.
El objetivo con esta actividad es cambiar de tener un conjunto de objetivos mal definidos y difíciles de entender, a una pequeña serie de ‘blancos' posibles de alcanzar.
2. Actuar sobre las medidas de predicción. Algunas acciones tienen más impacto que otras para conseguir el objetivo previamente definido. Hay que identificar qué cosas tienen mayor peso para lograr una meta. Un caso: cambiar a un empleo mejor es el objetivo clave, lo siguiente es identificar acciones concretas para conducir a realizar ese propósito más rápido.
Los autores ejemplifican con el objetivo de bajar de peso: en ese caso, las medidas de predicción pueden ser tener un límite de calorías por día y una cantidad específica de ejercicio a la semana.
Los actos planteados deben ser predictivos, así se puede prever los resultados que se conseguirán al poner esas acciones en marcha.
3. Crear un tablero de resultados convincente. Las personas actúan diferente si tienen un marcador, es decir, algo que permita observar el avance en el cumplimiento de un objetivo.
No se trata de crear una herramienta complicada, puede funcionar hacer un cuadro donde se escriba en qué acciones prestar atención (vinculados a la meta), a qué logros enfocarse o bien qué cambios son necesarios para seguir el camino hacia la meta.
Por ejemplo, si el objetivo es conseguir un ascenso y eso requiere dominar el inglés, hay que incluirlo en el tablero y hacer revisiones para medir el avance en el tema. Ese cuadro debe estar a la vista, no guardado en el cajón. La visibilidad genera la rendición de cuentas, explican los autores.
4. Establecer una cadencia de rendición de cuentas. Esto se resume en establecer fechas para evaluar qué resultados se han conseguido en los compromisos establecidos para cumplir una meta.
Puede hacerse una revisión cada semana y responder a preguntas como ¿qué cosas de esta semana tendrían un mayor impacto para lograr mi meta?
Comprometerse a cumplir propósitos semanales ayuda a los equipos a generar un plan de ejecución semanal "justo a tiempo" y a dedicar la energía a las metas cruciales sin detenerse a los imprevistos que surjan.