El gobierno de Lula involucró políticas de izquierda y derecha
Para algunos, la forma en que Luiz Inácio Lula da Silva ejerció su política ecónomica durante ocho años se compara al virtuosismo de un violinista que puede tocar a dos manos.
“El poder es como el violín, uno lo agarra con la mano izquierda y lo toca con la mano derecha”, explicó a CNN Francisco Barone, economista de la Fundación Getulio Vargas.
Con la mano derecha, según el economista, Lula abordó la continuación de una política económica conservadora en materia cambiaria, fiscal y monetaria.
Y con la mano izquierda implementó programas de aumento de renta, como Bolsa Familia y un programa de incremento al salario mínimo que contribuyeron a sacar de la pobreza a 19 millones de personas según el gobierno.
“Uno puede decir que éste fue un gobierno de izquierda moderada una izquierda tibia que utilizó varios que utilizó varios instrumentos que en el pasado criticaban de la derecha”, dijo Barone.
Esa combinación ayudó a Brasil alcanzar un ritmo de crecimiento económico del 7% y una inflación controlada y pertenecer a una especie de élite, los BRIC (Brasil, Rusia, India, China), los países que más van a crecer los próximos años.
“Los estudios muestran también que Bolsa Familia tuvo un impacto importante en la economía brasileña”, dijo Patrus Ananias: ex ministro a cargo de la lucha contra el hambre de Brasil. “Trajo a los pobres a la ciudadanía, pero también al mercado de consumo. Los pobres están comprando más, el comercio vende más y a su vez le compra más a la industria y a la producción agrícola haciendo girar la rueda de la economía y generando empleos”.
Este es un legado del gobierno de Lula que su posible sucesora, Dilma Rousseff, se propone mejorar.
Los desafíos para un eventual nuevo gobierno del gobernante Partido del Trabajo son mantener el ritmo de crecimiento económico y avanzar en el combate contra la desigualdad social.
Y en política externa, lo que Rousseff considera uno de los principales logros de su partido, se busca la reafirmación de la soberanía brasileña. Soberanía que Rouseff definió a CNN como “el fin del sometimiento”, a instituciones financieras como el Fondo Monetario Internacional.
“Brasil es un país que se afirmó internacionalmente porque hoy es acreedor y no deudor”, dijo Rouseff. “No es algo trivial que hayamos acumulado 260,000 millones de dólares de reserva, pagando al FMI y prestando al FMI”.
Y la reafirmación de soberanía y de presencia externa se ve en la dirección ya trazada por Lula en asuntos como el golpe militar de Honduras y la política nuclear de Irán.
“El gobierno de Lula es el gobierno donde Brasil se convirtió en un BRIC, una potencia que está en ascensio y que busca un rol de liderazgo entre los países en desarrollo”, dijo a CNN Mauricio Santoro, analista político. “Su diplomacia tiene ambiciones muy grandes en Latinoamérica, África y Oriente Medio, y que incluso no tiene miedo de tener posiciones controvertidas que son distintas a las de Estados Unidos y la Unión Europea.”
Un camino que Lula asegura que continuará muy cerca de su elegida, en otros palcos, los internacionales.