Escocia exige nuevo referéndum de independencia en la víspera del ‘brexit’
El Parlamento escocés reclamó este martes a Londres la convocatoria a un nuevo referéndum de independencia antes de dos años, un día antes que el gobierno británico inicie la ruptura con la Unión Europea (UE).
Ahora, el Parlamento británico y el gobierno de Theresa May tendrán que responder a la demanda escocesa, que fue aprobada por 69 votos contra 59, y que genera gran rechazo en Londres.
"La votación de hoy tiene que ser respetada" por el gobierno británico, sentenció la jefa del gobierno regional escocés, Nicola Sturgeon, del independentista SNP (Partido Nacional Escocés). "Sería democráticamente indefendible, y totalmente insostenible, oponerse" al resultado, añadió.
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El secretario de Estado para Escocia, David Mundell, insistió en la BBC: "No vamos a abrir ninguna negociación hasta que acabe el proceso del brexit".
A falta de una Constitución escrita que lo prohíba, a May no le queda prácticamente otra opción que tratar de retrasar el referéndum lo máximo posible para que no coincida con los dos años de negociaciones con Bruselas sobre los términos del divorcio UE-Reino Unido.
Una Unión "imparable" bajo amenaza
May viajó a Escocia el lunes para reunirse con la jefa del gobierno regional escocés, Nicola Sturgeon, en un último intento de acercar posiciones, pero ninguna de las dos se movió de la suya.
"Mi posición es muy simple y no ha cambiado", dijo May en una entrevista con la agencia británica Press Association. "Y es que ahora no es el momento de hablar de un segundo referéndum de independencia", añadió.
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Antes, en un discurso, describió la unión de Inglaterra, Escocia, Irlanda del Norte y Gales como "una fuerza imparable".
Sturgeon, que quiere el referéndum a finales de 2018 o principios de 2019 insistió tras el encuentro en que "los escoceses pueden tomar una decisión bien fundamentada sobre su futuro" en ese plazo y que no hay motivo para esperar más, en declaraciones a Sky News.
Una vez que el parlamento escocés apruebe la demanda del referéndum, el británico, donde los conservadores de May tienen mayoría absoluta, deberá pronunciarse.
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Tanto la Cámara de los Comunes como la de los Lores deberá dar su visto bueno, que técnicamente consistiría en aprobar el traslado a Edimburgo del poder de organizar el plebiscito.
May podría aceptar la votación del parlamento británico pero negarse a firmar el traspaso hasta después del brexit. Además de la fecha, ella y Sturgeon tendrían que negociar la pregunta.
En el referéndum de 2014, la permanencia en el Reino Unido se impuso por 55% a 45%, y el referéndum se celebró con el compromiso de zanjar el tema durante al menos una generación.
Pero los independentistas escoceses aseguraron en su programa electoral que si se producía "un cambio material en las circunstancias", solicitarían un nuevo plebiscito.
Tal cambio llegó con el brexit. Los escoceses se pronunciaron mayoritariamente a favor de permanecer en la UE, pero su voto se diluyó en el nacional. Sturgeon acusa a May de no haber tenido en cuenta a Escocia en los preparativos para las negociaciones con Bruselas, descartando, por ejemplo, permanecer en el mercado único europeo.
La reunificación de Irlanda, en el aire
Escocia no es el único frente interno abierto para May, a quien se le están multiplicando las distracciones.
En Irlanda del Norte, el ascenso de los republicanos a la estela del brexit está dificultando la formación de un gobierno de unidad con los protestantes unionistas, y el ministro para el Brexit, David Davis, admitió, en una carta a la que tuvo acceso el diario The Times, que los norirlandeses pueden solicitar un referéndum para la reunificación con Irlanda, en virtud del acuerdo de paz del Viernes Santo.
"Si la mayoría de los norirlandeses votaran alguna vez a favor de ser parte de una Irlanda unida, el gobierno británico honrará su compromiso de permitir que ocurra", escribió Davis, según The Times, en la misiva dirigida a un político norirlandés unionista.