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Recorrido por el primer mall de lujo en Cuba

En la planta baja del primer hotel cinco estrellas de La Habana, tiendas que hubieran sido inimaginables en el país socialista, abren sus puertas.
mié 26 julio 2017 03:09 PM

Frente a una vieja estatua del héroe independentista José Martí, se erige el edificio conocido como Manzana de Gómez, el primer centro comercial moderno que tuvo Cuba. 100 años después de su inauguración, se convierte ahora en el primer mall de lujo de la isla, con tiendas como L’Occitane en Provence, Lacoste, y Mont Blanc.

Su nuevo nombre es Gran Hotel Manzana Kepinski, inaugurado el 8 de junio de 2017 en uno de los espacios más famosos de La Habana Vieja, justo al terminar el Paseo del Prado, frente al Parque Central y con vista, para los huéspedes del exclusivo hotel, al Teatro Alicia Alonso y el Museo de Bellas Artes a un costado, y el Bar La Floridita por otro.

Los primeros días de la apertura del centro comercial, en mayo de este año, el espacio estaba lleno de curiosos que, pegando la nariz a las vidrieras, se asombraban con los costos de productos que no son de primera necesidad, ni están pensados para el cubano promedio -que gana aproximadamente 20 dólares al mes -.

Muchos de los jóvenes que pasaban por ahí se tomaban fotos frente a los productos, para después subirlas a Facebook en alguna de las esquinas que ofrecen Wi-Fi por un CUC la hora . Ahora está menos concurrido, el brillo inicial se ha deslavado, y llaman más la atención las 246 lujosas habitaciones del que se considera el primer hotel 5 estrellas en la isla.

El espacio, que hasta hace unos años estaba venido a menos, con tiendas conocidas en el slang posrevolucionario como shoppin -en las que se vendía productos en dólares o CUC, a precios que la media poblacional no podía costear-, empezó el proceso de remodelación en el 2013.

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Donde antes había olor a orina, ahora se sienten los aromas de perfumes de más de 90 dólares y refinados habanos para los gustos más selectos.

Sin embargo, al dorso de la imponente manzana se empieza a notar la escasez de un país cuyos habitantes no tienen los recursos más que para asomarse a curiosear entre los artículos de Versace y Armani que se venden ahí. Las casas destartaladas de la zona dan testimonio de los problemas económicos a los que se enfrentan los cubanos, aún en el área de mayor inversión estatal para remodelación de edificios históricos.

Las reacciones ante esta edificación son tan diversas como las que hay respecto al incierto futuro político y económico de la isla. Mientras que a algunos les parece positiva la atracción de un turismo lujoso en medio de una apertura comercial con Estados Unidos, el mayor enemigo de Cuba durante más de 50 años, otros no están tan convencidos.

“Si es un espacio muy lindo, qué bueno que se remodeló. Pero, ¿hacia dónde va a ir esto? Nosotros somo un país basado en la igualdad de clases“, se lamenta Mirta Pérez, de 73 años, mientras observa a algunos hombres jugando dominó en el Parque Central. “¿En quién están pensando? Obviamente no es en el pueblo“.

Este no es el primer roce de la Cuba socialista con el lujo excesivo, pero sí el más sólido. En mayo de 2016, en el Paseo del Prado se llevó a cabo un desfile de Chanel con celebridades invitadas y el mismo Karl Lagerfeld. Las críticas no se hicieron esperar, y por primera vez en varios años, tanto opositores como adeptos al gobierno, estaban de acuerdo.

La isla se encuentra en un momento de transición económica y política que genera incertidumbre. El apoyo del petróleo venezolano es inestable debido a la crisis de aquel país, y el gobierno de los hermanos Castro -aunque no del Partido Comunista- llegará a su fin en 2018. ¿Hacia dónde se dirigirá el país?

Algunos piensan que el centro comercial de lujo, puede ser un indicio del camino que se planea seguir.

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