El sismo de Chile fue “horrible”, relatan mexicanos
Mexicanos que vivieron el sismo de 8.8 grados Richter que azotó la madrugada del pasado sábado Chile califican de "horrible" la experiencia que pasaron.
Alejandra llegó a Santiago hace un año. Relata que sabía que Chile es un país propenso a sufrir terremotos, pero que jamás pensó que lo iba a vivir en carne propia.
"Vengo de una ciudad, Juárez, donde estas cosas no suceden... nuestros miedos son otros, no estaba preparada para un terremoto", detalla. "Nunca había dimensionado lo largos que pueden ser tres minutos y medio, todo lo que la mente puede pensar, calcular, proyectar, rezar, implorar: que esto pare!"
Asegura que la vida vuelve poco a poco a la normalidad en la capital chilena, pero que no deja de ser devastador ver el sufrimiento del país que le tiene cariño a los mexicanos. "Hoy sólo tenemos esperanza, fe, en que este pueblo tendrá la fuerza para poners una vez más de pie."
Arturo vive en Chile desde hace dos años. Vivió el terremoto de 1985 en México y cuenta que nada se compara a lo que sintió la madrugada del sábado. "En un piso 10, despertar sintiendo que todo el departamento se mueve por segundos que parecen eternos, no deja tiempo para pensar más que en cuál pared se caerá primero, o si será el techo que estaba sobre mí".
Considera que los daños materiales son varios; sin embargo, asegura, queda la confianza de que el pueblo chileno saldrá adelante.
"Se sintió muy fuerte, yo estaba en un edificio de 22 pisos en un cuarto piso, y de verdad que fueron los dos minutos más feos de mi vida, ni en el 85 lo sentí así", escribe la hermana de Karina en su perfil de facebook, pues no pudo llamar a su famlia por las fallas en las líneas telefónicas.
Fue un episodio de casi dos minutos en los que el miedo lo cubrió todo.
"¡Nunca en la vida había sentido tanto miedo de no volver a ver a mi gente!", cuenta Patricia. "Los dos siguientes días fueron de incertidumbre y de pánico colectivo, el miedo era un sentimiento siempre presente", relata Roberto.
Patricia estaba en el cuarto piso de un hotel de Viña del Mar. Sus amigos se abrazaron, lucharon por mantenerse en pie, vieron que el edificio de enfrente comenzó a arder en llamas y, "cuando no pudimos más, corrimos como pudimos y bajamos las escaleras… cuando llegamos al patio del hotel aún temblaba".
"Me encantaría saber que nunca nadie más sentirá esto… pero lamentablemente no es posible", agrega.
Roberto, estudiante de intercambio, se hallaba en el hotel, donde "los ventanales de cuatro metros de altura empezaban a rechinar, el edificio de 20 pisos se movía completo".
Una vez afuera, "ver grietas en el pavimento, así como gente en pijama, en ropa interior, niños llorando y sirenas a lo largo de las calles, gente desmayada, fueron escenas que viví después del terremoto". Carecer de líneas de comunicación fue "frustrante", y las réplicas del sismo, "como revivir ese momento una tras otra vez".
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