Una batalla que cimbró al Ejército mexicano hace 165 años
Esa ocasión el ejército salió de sus cuarteles no para combatir al flagelo del narcotráfico , sino para replegar al invasor extranjero que acechaba a la capital del norteño estado de Nuevo León, Monterrey, hace casi 165 años atrás.
En aquel entonces los militares mexicanos no realizaban decomisos de drogas u operativos para capturar o abatir capos, sino combatían contra el ejército estadounidense durante la Invasión Norteamericana que duró de 1846 a 1848, y en la que Monterrey jugó un papel fundamental.
Esa historia revive y se reescribe con el reciente hallazgo de 10 osamentes pertenecientes a soldados caídos durante la Batalla de Monterrey entre el 21 y 23 de septiembre de 1846 , y que se suman a otra decena encontrada en excavaciones realizadas a lo largo de 15 años.
“Curiosamente ahora que el Ejército mexicano está defendiendo la ciudad contra otro tipo de enemigo, surge este recordatorio de que hace 165 años el Ejército mexicano también defendió la ciudad contra un invasor extranjero, otro tipo de enemigo ”, reflexiona Ahmed Valtier Mosqueda, historiador y director de la revista Atisbo, especializada en historia regional.
“Monterrey ha pasado por etapas difíciles, complicadas, y ha salido adelante con el apoyo de su población y, sobre todo, de su Ejército”, dice por su cuenta Pablo Ramos Benítez, historiador independiente que se ha encargado de rescatar el valor histórico de la batalla.
En los salvamentos realizados durante 1995, 2006, 2008 y 2011 —este último concluido el pasado 14 de mayo—, ha participado la arqueóloga e investigadora base de la delegación en Nuevo León del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Araceli Rivera Estrada.
La responsable del salvamento arqueológico explica que las recuperaciones no han sido fáciles en los tres predios localizados entre las calles Washington y Héroes del 47, donde se libró la batalla del Fortín de las Tenerías, una de las más importantes cuando la ciudad se atrincheró para defenderse de la invasión.
Y es que la inmobiliaria Desarrollos Delta empezó a trabajar hace 15 años sobre el sitio, localizado al oriente de la ciudad, para construir un moderno complejo habitacional y comercial, pero de manera fortuita se encontraron los vestigios, algunos dañados por las excavadoras de la empresa.
En las inmediaciones del Fortín de las Tenerías cayeron militares de ambos lados. Según fuentes documentales, se estima que murieron 25 soldados mexicanos del 3o. y 4o. batallones, y 30 estadounidenseses de los regimientos de Tenesse y Mississippi.
Debido a que los estudios antropofísicos determinaron que los cadáveres son de raza caucásica, que tienen una altura de entre 1.75 y 1.80 metros —superior al promedio de los mexicanos en aquella época—, y por el cuidado en que fueron enterrados, es muy probable que correspodan a soldados estadounidenses, explica Víctor Hugo Valdovinos Pérez, encargado en campo del salvamento arqueológico.
Ramos Benítez dice que esta batalla es trascendental porque los militares que participaron en ella, tanto estadounidenses como mexicanos, se preparon para futuros conflictos urbanos del siglo XIX, como la Guerra de Secesión en Estados Unidos y la Intervención Francesa en México.
De la veintena de esqueletos encontrados en las cuatro excavaciones arqueológicas, tres de ellos están completos y articulados, y se han hallado además restos de textiles, madera, cerámica, metal, balas y botonaduras de los uniformes.
Rivera Estrada contempla la hipótesis de que no se han encontrado osamentas de soldados mexicanos porque es probable que sus familiares los sepultaran en diversas partes de la región.
Aunque Valltier Mosqueda y Ramos Benítez también sugieren que algunos fueron enterrados en fosas comunes , porque muchos provenían no sólo de Nuevo León, sino de la Ciudad de México, Aguascalientes, San Luis Potosí, Estado de México, Morelia, Guanajuato, Jalisco, Querétaro y Tamaulipas.
En el Fortín de las Tenerías combatieron alrededor de 900 soldados , tanto nacionales como norteamericanos. Las fuentes históricas calculan que en total participaron en la batalla entre 6,650 militares estadounidenses y 7,000 mexicanos.
La otra batalla
Los arqueólogos e historiadores libran en este momento otra batalla de manera simbólica: la de rescatar el pasado contra las fuerzas que intentan borrarlo.
“No había mucha conciencia cívica del evento histórico que había ocurrido ahí, era un evento olvidado de la memoría local”, dice Valtier Mosqueda, quien se ha encargado de investigar a profundidad el hecho y de reescribirlo con los datos que han aportado los salvamentos.
Los arqueólogos del INAH también han protestado contra la constructora. El pasado 19 de marzo, Valdovinos, quien trabajaba en el predio norte del sitio y tiene a su cargo 11 antropólogos físicos, se plantó por casi dos horas frente a una excavadora para protestar por la construcción de una rampa de acceso para camiones de carga que violaba el acuerdo con el INAH.
Después de conversaciones con el Instituto, la inmobiliaria decidió apoyar más el proyecto y está en negociaciones para adquirir un terreno de 20 metros cuadrados, cercano al sitio histórico, donde se construiría un museo para exhibir los restos que se encuentran en mejor estado.
“La sociedad tendrá la posibilidad de observar en directo los restos que pudimos recuperar en las excavaciones arqueológicas”, recalca Rivera Estrada.
El equipo también ha luchado para que los funcionario públicos no le resten importancia al evento. Este año el Congreso del estado aprobó que se conmemore oficialmente la batalla el 21 de septiembre.
Además, el INAH tiene contemplado colocar 10 placas con los nombres de los soldados mexicanos que murieron en la batalla, distribuidas a lo largo del sitio, y un monumento que conmemore la lucha que se libró en el Fortín de las Tenerías.