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El sismo en Oaxaca y Chiapas, donde el reto es enorme y la realidad más amarga

La devastación que dejó el temblor de 8.2 grados en estos estados comienza a dimensionarse: 2.5 millones de afectados y 63,000 viviendas dañadas delinean el tamaño que implicará la reconstrucción.
jue 14 septiembre 2017 03:10 PM
 Tonal·, Chiapas

Los más afectados

El sismo no sólo afectó viviendas. También golpeó edificios públicos, como escuelas y oficinas de gobierno, y centros de reunión social, como esta iglesia.
AFP
Tonala, Chiapas

Sismo

El sismo de 8.2 grados es el más fuerte que ha vivido México en las últimas décadas. Los estados más afectados fueron Oaxaca y Chiapas, en el sur.
AFP / Ronaldo Schemidt
JUCHITAN, MEXICO

Destrozos

La localidad de Juchitán, en Oaxaca, registró grandes destrozos. Miles de pobladores han declarado que no pueden dormir dentro de sus casas o que prefieren no hacerlo.
AFP / Manuel Velasquez
A la intemperie

A la intemperie

Autoridades de Oaxaca estiman que en algunos municipios 80% de las casas resultó dañado.
Entierros

Entierros

Los funerales y los entierros de las víctimas se realizaron el pasado fin de semana.
Tonal Chiapas

Réplicas

Hasta la fecha se han registrado casi 2,000 réplicas del sismo.
AFP
Recorridos

Recorridos

Militares y voluntarios de organizaciones como la Cruz Roja recorren las localidades afectadas, como Asunción Ixtaltepec, en Oaxaca.
JUCHITAN, MEXICO

Próxima reconstrucción

El gobierno federal anunció que la próxima semana iniciarán los trabajos de reconstrucción en Juchitán.
AFP / Manuel Velasquez

Un helicóptero de la Fuerza Aérea Mexicana cayó —sin que se registraran víctimas mortales— en Chiapas. Su misión era llevar víveres a 100 damnificados en Jaltenango, una comunidad serrana del municipio de Ángel Albino Corzo, una de las afectadas por el sismo de 8.2 grados que hace una semana movió las entrañas de esta tierra y donde la única formas de llevar ayuda rápida era vía aérea.

El episodio es apenas una postal de las dificultades que las autoridades enfrentan para atender a los damnificados del sismo, pues como esta comunidad, ubicada junto a la Sierra Madre de Chiapas, hay otras 4,000 comunidades en la entidad, en las que aún no se alcanza a vislumbrar el tamaño de la tragedia, porque las autoridades no han podido tener acceso a ellas.

En este movimiento de tierra, la capital de la República salió prácticamente ilesa, pero dejó severos daños particularmente en todo Chiapas y en la región del Istmo de Oaxaca, las dos entidades con mayor población en pobreza, superior al 70%.

Pero a una semana del sismo, hay varios datos que ayudan a ubicar el nivel de la destrucción del sismo ocurrido casi a la media noche del pasado jueves, el mayor desde hace 85 años y el más emblemático después del ocurrido en 1985 que devastó a la Ciudad de México.

El saldo a la fecha: 98 personas muertas —78 en Oaxaca, 16 en Chiapas y 4 en Tabasco—, un número aún no disponible de desaparecidas; más de 63,000 viviendas dañadas y al menos 2.5 millones de damnificados (equivalentes a casi la totalidad de los habitantes de Tabasco). Estos daños se extienden en dos terceras partes de los municipios chiapanecos y en toda la región oaxaqueña del Istmo . Todas son cifras preliminares, pues la información sobre las afectaciones sigue fluyendo.

"A veces se piensa que todo es la Ciudad de México, y no se alcanza a ver que si no se cayó un edificio aquí no quiere decir que no haya una tempestad o una crisis importante en otro lugar del país. En este momento, Oaxaca y Chiapas están con más problemática que la del 85", dijo este miércoles a Noticias MVS el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.

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El pasado viernes, cuando apenas se llevaban contabilizadas 59 víctimas fatales, el presidente Enrique Peña Nieto declaró el viernes tres días de luto nacional durante un recorrido por Juchitán, Oaxaca, una de las localidades afectadas que han acaparado la atención pública, por ser una de las ciudades más golpeadas y donde se concentran la mayor parte de edificios destruidos.

Las dificultades de ayudar

No fue hasta el pasado lunes, cuando la mayor parte del gabinete del gobierno federal llegó a Chiapas y Oaxaca para coordinar personalmente las acciones de ayuda a la población, bajo la orden del mandatario federal.

En esta semana, las autoridades locales y el gobierno federal se han volcado para llevar auxilio a los afectados y evaluar los daños y se espera que el censo final de casas dañadas quede levantado esta misma semana.

Pero en Chiapas y Oaxaca la gente tiene miedo. Miedo a que se les abandone en la gran tarea de reconstrucción y a que llegue otro sismo de grandes magnitudes termine de tirar los pedazos de edificios que componen el panorama de las comunidades afectadas. Y es que a decir de la autoridades, la emergencia no ha pasado, pues no ha dejado de temblar: a una semana del gran movimiento, se registraron 2,055 réplicas (más de 12 por hora, en promedio).

Solo un 10% de los afectados, según estimaciones de Osorio Chong, está en albergues, y el resto se resiste a separarse de sus hogares para proteger sus bienes y para asegurarse de quedar registrado en el censo que servirá para repartir apoyos de reconstrucción.

“Necesitamos que nos ayuden con espacios para poder cubrir a la gente, para poder permitir que sigan estando donde están, en las propias calles, pero cubiertas y esto se logrará fundamentalmente con casas de campaña y cobertores, son una necesidad”, dijo el funcionario este miércoles a Imagen Radio.

Otro de los problemas también está relacionado con la dificultad para llevar los víveres y demás ayudas a las comunidades alejadas. Osorio Chong puso el ejemplo de Oaxaca.

“De (la Ciudad de) Oaxaca al Istmo son ocho horas por carretera, si los llevamos por vía aérea, pues por más que se le pongan a un avión no alcanza a ser suficiente y ahora estamos también ya desplegando por tren”, explicó, al detallar que cuentan con 15 helicópteros y literalmente un ejército de elementos de las Fuerzas Armadas y la Policía Federal que llevan a cabo estas tareas.

El enorme reto

El secretario de Gobernación, quen coordina las acciones de ayuda en ambos estados, ha llamado reiteradamente a la ciudadanía a cooperar con los esfuerzos para enviar víveres y bienes necesarios para los afectados en Chiapas y Oaxaca, donde señala que “el reto es enorme” y “la realidad es mucho más amarga”.

El gobierno dispone para enfrentar esta emergencia de los recursos del Fideicomiso del Fondo de Desastres Naturales (Fonden), que al cierre del primer semestre de 2017 contaba con 5,629 millones de pesos para atender urgencias como la reconstrucción de infraestructura pública o compra de suministros de auxilio.

Y aunque diputados analizan crear en el Presupuesto 2018 una “reserva especial” para las entidades más impactadas, el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, considera que no será necesario.

En todo caso, si este monto no fuese suficiente, México puede echar mano de los bonos catastróficos que el Banco Mundial emite a favor de naciones vulnerables ante desastres naturales, y que prevé una protección financiera para el país por más de 6,000 millones de pesos.

El gobierno también deberá atender la reactivación de la economía, pues la cifra preliminar de negocios afectados es de 4,500 en Oaxaca y Chiapas, de acuerdo con cifras del presidente del Instituto Nacional del Emprendedor (Inadem), Alejandro Delgado.

“Tenemos una buena arquitectura financiera para hacerle frente a las tres etapas de la contingencia: a la emergencia, la reconstrucción y rehabilitación. Para cada etapa hay un instrumento financiero que tenemos adecuadamente funcionando y que nos va a permitir, como el presidente nos ha instruido, dar una buena respuesta”, dijo Meade a Milenio .

Sismo en Juchitán
En esta ciudad oaxaqueña hay más de 5,000 casas afectadas

La larga noche sobre Istmo de Oaxaca

La tragedia entró a su casa por debajo de la tierra la madrugada del 7 de septiembre. En segundos, el patrimonio construido a lo largo de dos generaciones quedó reducido a escombros.

Desde aquella noche en que el terremoto de 8.2 grados cimbró el sur y centro del país, Carmen Martínez duerme apenas unas horas afuera de su casa ubicada en la calle “Benito Juárez” de Juchitán de Zaragoza, una de las zonas más afectadas por el temblor.

El miedo de que las paredes que quedaron en pie se vengan abajo por las réplicas del sismo, le roban el sueño a ella, a sus dos hijos y su mamá de 63 años, quien padece diabetes e hipertensión.

Las horas transcurren despacio desde que el sonido de "los balazos" retumba en algún lugar cercano a lo que fue el centro productivo de la población zapoteca, que cuenta con 98,000 habitantes. Los disparos se atribuyen a presuntos actos de rapiña, en una ciudad azotada también por la delincuencia, que se suma a la incertidumbre de un futuro incierto.

De acuerdo con cifras de la Coordinadora de Mujeres “Gunaa ni cayuni dxiña sti xquidxhi” (cuya traducción del zapoteco al español significa: "Mujeres que trabajan por su pueblo"), entre 2014 y 2017 la violencia ha dejado alrededor de 300 viudas, que hoy enfrentan esta conteingencia.

Los 1,800 elementos de la Policía Estatal desplegados en la zona no se dan abasto para realizar rondines en los 41 municipios afectados en el Istmo de Tehuantepec, como es insuficiente también la ayuda canalizada, los donativos recibidos, las colchonetas, los litros de leche o agua. El desastre es tan grande como los escombros de los pueblos.

Carmen Martínez lanza reclamos contra las autoridades, cuestiona la falta de apoyo. “Nos hemos organizado con familiares que viven en otras partes del país, ellos nos mandan ayuda de manera personal”, sostiene.

Agrega que con sus hijos y su madre enferma, buscan de entre los escombros las pertenencias que saben están ahí, en algún lugar de entre la casa derruida. Y aunque cada día se enfrenta a su tragedia, agradece no estar entre los 78 muertos que hasta el 13 de septiembre contabilizaba el gobierno de Oaxaca.

La historia de Carmen se repite en cada cuadra de las localidades del Istmo de Tehuantepec. A través de redes sociales la ciudadanía pide auxilio, da testimonio del colapso de sus comunidades, que antes tenían un mercado, una iglesia y un parque en pie y hoy sólo hay ruinas.

Y pese a que los servidores públicos del gobierno federal y estatal instalaron un centro de operación en la región, a seis días del terremoto, no se ha publicado siquiera la declaratoria que permitirá acceder a los recursos del Fondo Nacional de Desastre (Fonden).

El gobernador Alejandro Murat, con un año en el cargo político, hace frente a una contingencia de 800,000 damnificados, en uno de los estados con menor índice de desarrollo humano del país.

El terremoto afectó a más 12 mil casas, 78 inmuebles históricos y la vida productiva de lo que sería una de las zonas económicas especiales del país. La población apenas comienza en las labores de organización para por sí sola o con ayuda de las autoridades, reconstruir su vida.

Sismo en Chiapas
El la entidad se estiman más de 50,500 viviendas dañadas, pero aún se realizan censos para tener una cifras oficial de afectaciones.

Chiapas: golpe a los más pobres

La gente del campo no quiere abandonar sus hogares, por temor a los saqueos, ni dejar a sus animales, por temor a que mueran y perder su patrimonio.

Y es que en esta entidad —la más pobre de la República— las autoridades locales resaltan que los mayores daños no están en las concentraciones poblacionales de las cabeceras municipales, sino en las comunidades, de las que se calculan que 17,000 sufrieron los efectos del sismo, de las más de 20,000 que integran Chiapas.

“El desastre de Chiapas es disperso, y tiene que ver mucho con comunidades rurales (...) principalmente (las dañadas) son las viviendas de adobe con teja, esas viviendas se construyeron hace muchas décadas, es parte de las características de las pequeñas poblaciones”, dijo este miércoles a Radio Fórmula el secretario de Protección Civil estatal, Luis Manuel García Moreno.

Estas comunidades se encuentran en 97 de los 119 municipios del estado, donde al menos una cuarta parte de la población (de un total de 5.4 millones) resultó afectada. Se trata de 1.5 millones de damnificados, distribuidos en 350,000 familias.

Casi la mitad de las 1.2 millones de viviendas en la entidad resultaron dañadas: 33,756 parcialmente (solo necesitan reparaciones), y 16,826 tienen que ser reconstruidas totalmente, para sumar 50,582 casas que requieren un apoyo.

“Seguimos en emergencia porque tenemos viviendas que fueron gravemente afectadas, y si no evacuamos a la población corremos riesgo”, comentó a Radio Fórmula el gobernador, Manuel Velasco.

Otros inmuebles afectados fueron las escuelas: casi 1,000 planteles (de un total de 19,721 en la entidad), delos que 50 fueron daño total.

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