Cemex bajo control: cómo el director cambió a la cementera
Un meticuloso estilo de supervisión, medición y análisis es el ingrediente con el cual el director general de Cemex, Fernando González, ha cambiado la ‘mezcla’ en la cementera a poco más de un año de haber tomado las riendas, tras la muerte de Lorenzo Zambrano.
Entre los primeros cambios que realizó al asumir la dirección de la compañía, incrementó el comité ejecutivo de 8 a 12 personas, aumentó el número de áreas que le reportan directamente e implementó un seguimiento más minucioso de todos los procesos.
González está tranquilo con su estilo de liderazgo. “Yo me siento más cómodo teniendo mucho contacto con la operación, así lo he practicado”, dice a la revista Expansión en su más reciente número CEO, u n Especial de Alta Gestión que publica de forma trimestral.
Quienes trabajan y trabajaron con él confirman que le gusta tener los ojos bien puestos hasta en los detalles más pequeños. “Se caracteriza porque le gusta llevar control de todo; su estilo es más de micromanagement”, comenta una ejecutiva del corporativo que pide no ser identificada.
“Le gusta medir los procesos y saber si las cosas se están haciendo bien o mal. Y, si se hacen mal, saber quién lo está haciendo mal”, añade para la revista que circula del 17 al 30 de julio de 2015.
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Su obsesión, una navaja de doble filo
José Luis Rivas, profesor del Departamento de Administración del ITAM, opina que un estilo de gestión como el de González tiene la ventaja de que el director general está en contacto con la operación diaria y eso lo sensibiliza acerca de la realidad.
Pero agrega que, si un director está la mayor parte del tiempo en la operación, debe asegurarse de no perder la visión estratégica del negocio. “El riesgo es dejar de ver el bosque por ver los árboles”, dice a la revista cuya suscripción está disponible en el Kiosco Digital . El otro riesgo es que los empleados se sientan incapaces de tomar decisiones.
La muerte repentina del entonces presidente y director General de Cemex, Lorenzo Zambrano, en mayo de 2014 generó dudas y especulaciones sobre la capacidad de reacción de la multinacional.
La empresa, que opera en más de 50 países, todavía remaba para salir de la crisis de deuda que vivió desde 2008 por culpa de la recesión mundial y de una adquisición récord que no pudo digerir a tiempo.
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El panorama, desde afuera, parecía preocupante. Los rumores sobre la sucesión volaban. Zambrano nunca había querido hablar de eso en entrevistas. “No era un tema que le gustara mucho elaborar”, recuerda Fernando González, entonces vicepresidente de Finanzas de Cemex.
Más de 25 años en Cemex
Sin embargo, el consejo se reunió y actuó rápido. En tres días, los consejeros hicieron tres grandes movimientos: separaron los cargos de presidente y director general, y decidieron quién ocuparía cada uno.
“En una sola sesión tomaron esas tres decisiones”, relata González, que jura que en esa semana agitada no sabía que él era candidato a llenar los zapatos de uno de los empresarios mexicanos más admirados.
Aceptó la oferta sin pensarlo. Tenía más de un cuarto de siglo en la empresa, había dirigido los negocios de Asia, África, Europa, Medio Oriente y América Latina y había pasado por todas las áreas.
La decisión transmitió tranquilidad a los mercados, que entendieron de inmediato que la estrategia no cambiaba.
Pero el estilo de la dirección general dio un viraje fuerte. “A partir de que tomé la posición –dice González, en su lenguaje mesurado–, hemos estado haciendo algunos ajustes, algunos cambios”.
El directivo además deja en claro que la multinacional sigue adelante, concentrada en salir de una crisis que, al menos, le llevará ocho o nueve años de esfuerzo.
La historia completa de Fernando González y cómo llegó a la dirección de Cemex la cuenta el más reciente número de Expansión en su edición trimestral CEO Especial de Alta Gestión, correspondiente a julio 2015.
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