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OPINIÓN: Construir muros antiinmigrantes podría ayudar a los terroristas

La restricción a la migración de refugiados en las democracias occidentales propicia la creación de rutas encubiertas que facilitan accesos al terrorismo.
dom 30 octubre 2016 07:05 AM
Otros motivos para ingresar
Otros motivos para ingresar La restricción del acceso al territorio seguro para aquellos que están afuera de una frontera alienta movimientos encubiertos de la gente, inclusive por parte de traficantes. (Foto: JOSE LUIS GONZALEZ/REUTERS)

Nota del editor: Ben Emmerson es el relator especial de la ONU sobre la lucha contra el terrorismo y los derechos humanos y un abogado internacional. Se especializa en derecho europeo de derechos humanos y derecho penal internacional. Jessica Jones es abogada de derechos humanos especializada en trabajo de justicia internacional y criminal, y trabaja como asesora legal del relator especial de la ONU. Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivamente de los autores.

(CNN) – Vivimos en un mundo en una encrucijada. Los conflictos en Siria se propagan, aparentemente inmunes a los diversos intentos por resolverlos, un montaje horrible para las más amplias tensiones entre Estados Unidos y Rusia, a medida que el frente de los grupos terroristas combate en busca de territorio.

Una consecuencia trágica de este y otros conflictos y desigualdades globales son los 65 millones de personas desplazadas en todo el mundo. El año pasado, 1 millón de personas al mes abandonaron sus hogares, en muchos casos, para escapar de regiones donde hay grupos terroristas activos y para buscar refugio en las democracias occidentales.

A medida que realizan travesías muchas veces peligrosas, la retórica que les ha saludado se ha vuelto cada vez más provocativa.

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En el último debate presidencial, Donald Trump describió a los refugiados sirios como “definitivamente, en muchos casos, alineados con ISIS”, continuando con la tendencia de los comentarios incendiarios en torno a la migración que comenzó el año pasado con su llamado a “un cierre total y completo a los musulmanes que entran a Estados Unidos”, y proseguido este año al pedir que se detenga la inmigración desde “cualquier país que se haya visto comprometido por el terrorismo”, una política que condena efectivamente a los sirios ordinarios al exilio en una trampa mortal.

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nullMás tarde aclaró que tales medidas serían “temporales” hasta que se impongan “sistemas de investigación de antecedentes”. Pero incluso sus comentarios posteriores muestran la intolerancia, irresponsabilidad y una cegadora ignorancia de la forma en que se crea un orden mundial seguro, es decir, un orden mundial que mantiene segura a la población en Estados Unidos, en Reino Unido, en Alemania.

Hay una razón por la cual estos países son destinos de inmigrantes que huyen de la persecución. Nadie puede valorar la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad más que los que han soportado y comprender el terror de los interminables bombardeos, la opresión de la vida bajo ISIS, la desesperación de las ciudades otrora vibrantes que se desmoronan alrededor de ellos. Lo que afirmamos ofrecer es un conjunto de valores que apelan a personas de todas las nacionalidades: libertad, tolerancia, oportunidad.

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Pero esos valores están seriamente amenazados. La retórica extrema de Trump (y él no está solo; el presidente checo ha hecho observaciones similarmente incendiarias, Así como otros políticos en Reino Unido, Eslovaquia y otros lugares) refleja y contribuye a una percepción errónea generalizada de que el movimiento de personas es una amenaza para la seguridad nacional.

Se ha convertido en una suposición demasiado común que aquellos que huyen de regiones en las que actúan los grupos terroristas presentan una amenaza mayor o encarnan un mayor riesgo de radicalización que podría llevarlos a cometer actos de terrorismo en los países en los que se refugian.

nullPero no hay evidencia de que ese sea el caso. De hecho, como muestra nuestro informe a la Asamblea General de la ONU, la suposición de que los refugiados representan algún riesgo de terrorismo para los países que los reciben es estadísticamente y analíticamente infundada, y debe ser cuestionada.

Los refugiados son, en muchos casos, víctimas del terrorismo. No deben ser marginados como potenciales terroristas. Deben ser protegidos.

En este momento, el mundo no está cumpliendo con ese deber. Nuestro informe muestra que los Estados están construyendo vallas para realizar operaciones de retroceso y criminalizar la migración irregular para poner freno a la entrada de personas a sus territorios; pero tales medidas a menudo son contraproducentes.

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Si bien la intención podría ser la de proteger a los que ya están dentro de nuestras fronteras, la verdad es que la restricción del acceso al territorio seguro para aquellos que están afuera alienta movimientos encubiertos de la gente, inclusive por parte de traficantes, lo que hace que las fronteras sean más —y no menos— porosas.

El establecimiento de rutas clandestinas a través de fronteras internacionales y la penalización de las personas que buscan legítimamente el acceso a países seguros podría, en última instancia, ayudar a los terroristas a explotar el caos y la vulnerabilidad en una misma medida.

nullPara aquellos que llegan a nuestras fronteras, el alarmismo ejercido por Trump y por otros conduce a la discriminación, a la exclusión social y la marginación de las comunidades, las cuales han sido reconocidas por los organismos internacionales como condiciones que conducen al terrorismo.

El respeto de las necesidades humanitarias y los derechos humanos de los migrantes no es distinto de los objetivos de la lucha contra el terrorismo; sino que es crucial para ellos. El enfoque de línea dura será contraproducente.

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Es el momento de ser claros: no es de nuestro interés burlar el derecho internacional y restringir las rutas de evacuación y la ayuda que proporcionamos a los refugiados. Para protegernos, tenemos que afrontar y cumplir con nuestras obligaciones para los millones de personas desplazadas que luchan por restablecer sus vidas.

Todo ciudadano debe reconocer su propia responsabilidad en la defensa y promoción de los valores que forman la estructura de nuestra sociedad. Una serie de decisiones claras deben tomarse en las próximas semanas y meses, y el futuro de nuestras democracias podría depender de ellas. La batuta está en nuestras manos.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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