Gorilas y chimpancés, en peligro por la epidemia del ébola
La crisis del ébola ha recibido atención mediática constante desde el brote epidémico que inició en diciembre de 2013 en Guinea y se ha extendido a varios países de África Occidental. Sin embargo, se ha dejado de lado la atención a los grandes simios de África. Actualmente el ébola es la mayor amenaza para la supervivencia de los gorilas y los chimpancés.
Meera Inglis, doctora en política de conservación en la Universidad de Sheffield explica en un artículo para The Conversation que el virus tiene una tasa de mortalidad de aproximadamente 95% para los gorilas y del 77% para los chimpancés. En seres humanos, la tasa de letalidad puede alcanzar el 90%.
De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Centro para Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés), de 13,635 casos en humanos confirmados en laboratorio desde 2014, ha habido un total de 8,690 muertes, con la mayor parte de los decesos concentrándose en Guinea, Liberia, Sierra Leona, Nigeria, Mali, y un caso en Estados Unidos.
Las poblaciones de gorila occidental, la especie más vulnerable a la reciente epidemia, se encuentran en Gabón, Guinea Ecuatorial, Camerún y el Congo; se calcula que existen alrededor de 100,000 individuos de esta especie en libertad, según datos del World Wildlife Foundation (WWF), y se les considera en peligro crítico de extinción.
Los chimpancés comunes se encuentran distribuidos por diversas partes de África, y la población de entre 150,000 y 200,000 individuos se divide en cuatro subespecies, el chimpancé central, el occidental, el oriental, y el Nigeria-Camerún. Este primate en peligro de extinción es uno de los animales más cercanos al ser humano, compartiendo un 98% de material genético.
Las estimaciones actuales sugieren que un tercio de los gorilas y los chimpancés del mundo han muerto a causa del ébola desde la década de 1990. Al igual que con los seres humanos, estas muertes tienden a aparecer en epidemias.
En 1995, se reportó un brote que mató a más de 90% de los gorilas en el Parque Minkébé en el norte de Gabón. En 2002-2003 un solo brote de ZEBOV (la cepa Zaire de ébola), en la República Democrática del Congo, mató a unos 5,000 gorilas occidentales (Gorilla gorilla).
Según la WWF, existe evidencia que sugiere que el virus del ébola de la actual epidemia puede encontrarse aún en movimiento hacia la cuenca del Congo, poniendo en peligro a gran parte de la población de gorilas.
Hay otros factores detrás de la disminución del número de los grandes simios de África: el comercio y la caza ilegal de vida silvestre, la guerra, la deforestación y otras enfermedades infecciosas, explica Inglis. El problema es que los monos restantes están siendo orillados cada vez más hacia zonas aisladas del bosque, lo que dificulta su capacidad para alimentarse, reproducirse y para esconderse de los cazadores. También hay un conjunto creciente de evidencia que relaciona la deforestación y los cambios posteriores del clima a la expansión del ébola y otras enfermedades infecciosas.
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En 2003 un artículo sobre el declive de los grandes simios, escrito por un equipo dirigido por el primatólogo Peter Walsh, predijo que: “Sin inversiones agresivas en la aplicación de la ley, manejo de áreas protegidas y la prevención del ébola, la próxima década nuestros parientes más cercanos se verán empujados al borde de la extinción”.
Lamentablemente, esta predicción parece haberse hecho realidad. Desde 2008, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN por sus siglas en inglés) ha incluido al gorila oriental como especie en peligro de extinción y a los gorilas occidentales como en peligro crítico.
Inglis alerta que necesitamos soluciones tanto a corto plazo para detener la propagación del ébola, como a largo plazo para prevenir futuros brotes. Como una estrategia a corto plazo, la vacunación podría resultar de enorme utilidad en la lucha contra la crisis del ébola en monos. A diferencia de los seres humanos, se ha desarrollado una vacuna para los gorilas y los simios, y hasta el momento se ha demostrado segura y eficaz.
Sin embargo, hasta la fecha en estas pruebas no han participado los chimpancés “desafiantes” vacunados con el virus vivo. En gran parte de Europa, la investigación médica sobre los grandes simios está prohibida o muy restringida, debido a su similitud cognitiva con los seres humanos.
A largo plazo, los esfuerzos de conservación destinados a restaurar el hábitat del bosque también podrían ayudar a frenar la propagación del virus, como las zonas boscosas más grandes reducirían las posibilidades de los animales infectados de entrar en contacto unos con otros. A la par de la regeneración del bosque, una mayor protección para los simios de los cazadores y leyes estrictas para controlar el consumo de carne de animales silvestres también sería beneficiosa, tanto para los simios como para los humanos.