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Los niños inconformes con su género tienen más riesgo de sufrir abuso

Uno de cada 10 niños no está conforme con su sexo biológico y cuando lo manifiestan pueden presentar riesgo de 'bullying' y rechazo
mar 21 febrero 2012 12:38 PM
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Cuando un niño usa un tutú o una niña usa boxers, los adultos se ponen nerviosos. Esta es una de las primeras lecciones que aprenden los niños que no están conformes con su género.

Mich era  biológicamente una niña, pero nadie la identificaba como tal . Cuando era menor, Mich insistía en tener el cabello tan corto como un niño, rechazaba todas las cosas rosas y se negaba a jugar con muñecas o a ponerse vestidos.

A los 3 años “le dije a mi mamá que quería ser un niño”, recuerda Mich, quien pidió ser identificada solo por su nombre. “Y, a través de los años, aprendí que no estaba bien decir eso… y entonces, escondes esa parte de ti. Pero aún sabes que hay algo. El problema con los niños es que no tienen el lenguaje para decírtelo, pero lo saben”.

La presión por ser más femenina vino de parte de los padres de Mich y otros adultos, más que de los bullies de la escuela, dice Mich, ahora de 25 años.

“Los mensajes de los adultos, en especial de mis padres, eran que yo no era como debía ser”, dice Mich. “No era sutil. Quería cortarme el cabello realmente corto y mi mamá decía, '¿Por qué te ves como un niño? No puedes ser un niño'. Los adultos decían, '¿Por qué no te pones un vestido?' Ese es el mensaje que te transmiten'”.

Cuando los adolescentes y niños no están conformes con sus roles de género biológicos, muchas veces son molestados, incomprendidos o despreciados tanto por sus compañeros como por los adultos.

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Los niños que no están conformes con sus roles de género tienen más probabilidades de padecer abusos, incrementando la posibilidad de desarrollar un trastorno de estrés postraumático (TEPT) alrededor de sus 20 años, según un estudio publicado en la revista Pediatrics este mes.

La inconformidad de género significa que un individuo tiende a asociarse con roles, comportamientos y actividades del sexo opuesto, en vez de los de su sexo biológico. Esto puede referirse a un niño que deja crecer su cabello o se pinta las uñas, o a una niña que sólo viste ropa masculina. Estos problemas a veces son confundidos con la identidad transgénero, pero no es lo mismo.

El comportamiento inconforme con el género ocurre en uno de cada 10 niños, según el estudio. La gran mayoría de estos niños no necesitan intervención médica, porque su comportamiento desaparece cuando crecen.

Los resultados del estudio publicado este lunes indican que a unos 9,000 encuestados se les pidió que recordaran las experiencias de su niñez antes de los 11, incluyendo sus juguetes favoritos, juegos, roles que tomaban al jugar, personajes de los medios que imitaban o admiraban, y sentimientos de feminidad y masculinidad. Al alcanzar la edad adulta, los participantes fueron encuestados de nuevo, esta vez sobre si habían experimentado abuso físico, sexual o emocional y fueron examinados sobre síntomas TEPT.

Los resultados mostraron “patrones muy claros”, dijo S. Bryn Austin, coautora del estudio. “La gente joven que cuando niño se sentía más inconforme fue mucho más susceptible a reportar maltrato o abuso dentro de la familia, por gente fuera de la familia. Eran un blanco para el abuso”.

Deben tomarse precauciones extra para protegerlos , dijo.

“Estamos preocupados por la salud y el riesgo de abuso y acoso dirigido a los niños que se comportan de cierta manera, o expresan su género en una forma que no es típica”, dijo Austin, profesora asociada de Pediatría en el Hospital Infantil de Boston y en la Escuela de Salud Pública de Harvard. “Sabemos que existen prejuicios sobre cómo deberían de comportarse las niñas y niños”.

La inconformidad de género tiende a disminuir cuando los niños crecen. En muchos casos, los niños con estas tendencias son gays o lesbianas de adultos , dicen los expertos.

“Muchos de estos niños parecen estar experimentando con el comportamiento transgénero, pero son muy pocos los que siguen queriendo cambiar de género cuando maduran”, escribió el médico Walter Meyer III, un psiquiatra pediátrico de la Universidad de Texas, en un comentario publicado en la revista Pediatrics.

Mich, quien quería ser niño durante su niñez, pero no quiso ser hombre una vez que llegó a la edad adulta. Mich se identifica como un género neutral, que significa que no es ni mujer ni hombre .

Cuando los niños se trasvisten, trascienden la brecha de género y desafían las convenciones, poniendo a sus padres y a los adultos muy ansiosos. Es un problema con el que Diane Ehrensaft, directora de la división de Salud Mental, psicóloga clínica y miembro fundador del Centro de Género de Adolescentes y Niños, ha tenido que lidiar durante años.

Ehrensaft crió a un hijo inconforme con su género y escribió el libro De un género nace, de un género se hace, en el que la portada muestra a un pequeño niño con cabello chino en un tutú. Su hijo, ahora adulto, se identifica como gay.

“Más y más niños y familias venían por el comportamiento inconforme con su género de los niños”, dijo Ehrensaft en una entrevista con CNN.com, en una conferencia de salud el año pasado. “Durante los últimos cinco años, ha habido una explosión en el número de niños que dicen 'lo están entendiendo mal. No soy del género que ustedes creen que soy'”.

Hay “niños princesa” y niñas que sólo usan ropa de niños, y muchos otros que expresan su identidad de género en formas no convencionales.

Si el comportamiento es un resultado de la naturaleza o de la crianza sigue siendo una controversia. Algunos en el campo creen que los niños pueden ser sacados de su comportamiento inconforme sumergiéndolos en roles convencionales de género.

La inconformidad de género por sí misma no indica una enfermedad mental , así que los doctores ofrecen una aproximación de esperar-y-ver cuando los comportamientos aparecen en niños pequeños o en edad escolar.

En casos muy poco frecuentes, la inconformidad de género en los niños puede llevar a un desorden de identidad de género en la adolescencia, mejor conocido como disforia de género, un diagnóstico que involucra una separación entre el sexo del paciente, que describe la anatomía, y su género, que involucra la identidad.

La gente con esta condición se angustia porque su cuerpo no corresponde a lo que piensan que es su identidad de género. Este trastorno es generalmente diagnosticado en la pubertad, dice el médico Scott Leibowitz, un psiquiatra de niños y adolescentes en la Administración de Servicios de Género del Hospital Infantil de Boston, la primera clínica de identidad de género en América del Norte.

“El dilema es la inhabilidad de cada persona para predecir exactamente si la disforia de género en la niñez persistirá en la adolescencia o no. En la mayoría de los casos, no”, dijo.

En otro estudio publicado en Pediatrics, los autores encontraron que el 44% de los adolescentes con trastorno de identidad de género ha tenido una historia psiquiátrica que incluye intentos de suicidio y automutilación.

Los signos de inconformidad de género en los niños pueden causar confusión y aislamiento en las familias. En ocasiones los padres son culpados por el comportamiento de los niños.

Dos años después de dar a luz, Nicole Seguin se dio cuenta de que su hija jamás se había comportado como una niña típica. Su hija, Anneke, de 2 años, se ponía triste cuando usaba vestidos y rompía o arruinaba su ropa femenina.

“Recuerdo la primera vez que me quité el vestido y andaba en pañal”, dijo Anneke, ahora de 15 años. “No usaba ropa a menos que fuera mi pijama de Spiderman. No vestidos, nada rosa, nada de ese estilo”.

Al crecer, Anneke siempre tuvo intereses masculinos; le gustaban el soccer y el hockey en vez de las reuniones de té y las barbies. Una de las primeras palabras que Anneke dijo fue "Hup Holland”, una frase usada por los fanáticos del soccer holandeses. A su primera casa de muñecas, Anneke la arrolló con carros de juguete.

Por años, Anneke se identifico como “con fluidez de género”, no completamente hombre o mujer. En diciembre, Anneke se convirtió en Cory, cambiando su nombre por uno masculino. Aunque se identifica más con un hombre, Cory todavía se considera a sí mismo como “fluente de género”. Le gustan las películas para niñas, ve Glee pero también ama jugar hockey. Juega en un equipo de hockey en el que casi todos son hombres.

El caso de Cory resalta la complejidad involucrada en la identidad de género. La vida fuera de las normas de género no resulta fácil.

“He pasado por varias etapas de depresión”, dijo. “La única razón por la que estoy aquí ahora es por todo el apoyo que mi familia me ha dado ”.

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