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Los fracasos como aprendizaje

Los logros requieren claridad y propósito, así como esfuerzo constante.
vie 03 octubre 2014 02:02 PM
Sonja Lyubomirski abordará cómo nuestros pensamientos y nuestras acciones contribuyen al bienestar (Foto: Cortesía Tec Milenio.)
WEBsonjalyubomirskycd (Foto: Cortesía Tec Milenio.)

Una de las fantasías más populares refiere que el camino al éxito es directo y fácil, como ir en un elevador. Sin embargo, el camino al éxito es muchas veces sinuoso y oscuro; como cuando escalamos una montaña: a veces hay que replantear la ruta, retroceder y buscar una nueva senda para llegar a la cima.

En ese camino, muchas veces las personas se dan por vencidas, especialmente si ese llamado “éxito” no está sustentado por sus creencias profundas o su propósito de vida, o si son pesimistas.

Perseverar se escribe con p de propósito
¿De dónde sacan fuerza y motivación las personas que vencen las dificultades? En muchas ocasiones, de considerar a la meta como algo valioso e importante para lograr su propósito de vida. Una persona que tiene como propósito genuino contribuir a mejorar la salud de las personas, dedicará mucho tiempo al estudio de la medicina, las prácticas, el internado y la residencia, las especializaciones y los estudios de actualización. Todo eso le requerirá renunciar a otras actividades, como salir de vacaciones con la familia, ir al antro, o inclusive le robará horas de sueño, pero sus renuncias serán congruentes con su aspiración vital.

¿Has dejado de lado alguna meta en tu vida? Conviene revisar si esa meta era tuya o impuesta por la deseabilidad social, es decir, si la tenías porque era bien vista en tu familia, tus amigos o tu contexto laboral. Si es congruente con tu propósito de vida, quizá vale la pena retomarla. Si no lo es, deja de arrepentirte por haberla abandonado.

Perseverar se escribe con p de problemas
Otra fantasía es que las personas que tienen logros no enfrentan dificultades o problemas. Esto es completamente falso: todos tenemos días buenos y días malos, circunstancias adversas y obstáculos. Lo que permite que unas personas los sobrepasen es la forma en la que los afrontan. Las personas optimistas generalmente enfrentan el problema de manera realista, sin hacer generalizaciones como: “siempre me va mal”, “nunca puedo lograr nada”, “todo es por mi culpa”. Observan la adversidad como una situación particular y tratan de analizar las causas y lo que se puede hacer para superar la dificultad.

Perseverar se escribe con p de profecía
Algo muy importante es que los optimistas tienen esperanza, es decir, actúan con la expectativa de que se puede obtener la meta, aunque esta deba posponerse o se tenga que llegar por otro camino o con otros medios distintos a los que se habían planteado. En cambio, los pesimistas enfrentan los problemas con pensamientos negativos y evasión. Con el fin de reducir su ansiedad hacen como las avestruces: esconden la cabeza para no ver la dificultad. Los optimistas tienen una profecía de logro, los pesimistas actúan de acuerdo a una profecía de fracaso. Por ello prefieren escapar a la adversidad por medio de pensamientos engañosos, de distracciones que les permiten evadirse de la situación, para inclusive, dejar de pensar en ella.

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La cultura de la inmediatez nos genera el espejismo de que las cosas importantes pueden lograrse tan fácilmente como preparar un sobre de sopa o mandar un mensaje de WhatsApp. Sin embargo, los logros requieren claridad y propósito, así como esfuerzo constante. Los fracasos o caídas en el camino son parte del aprendizaje; nos dan experiencia. Nada que valga la pena se logró en un solo día. La ventaja del afrontamiento optimista es que permite enfocarse en el problema de manera realista y aceptar la situación, lo cual no quiere decir resignarse ante ella. Pero aceptar lo que se presenta permite un reencuadre para plantear nuevas estrategias y decidir un mejor camino.

Sonja Lyubomirski abordará cómo nuestros pensamientos y nuestras acciones contribuyen al bienestar, en el marco del II Foro Internacional de Ciencias de la Felicidad, el próximo 16 de octubre.

Autora: Claudia Morales Cueto.

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