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Inocente palomita que te dejaste engañar

El Día de los Inocentes tiene un origen bíblico que recuerda la matanza que ordenó el rey Herod en México se celebra sorprendiendo a las personas al despojarlas de prendas o propiedades.
vie 28 diciembre 2007 06:00 AM
Hay que tener cuidado con prestar objetos este viernes 28 de

El día de los Santos Inocentes, acontecimiento de origen bíblico que recuerda los hechos sangrientos ordenados por el rey Herodes, se ha convertido en México en una tradición festiva para cada 28 de diciembre sorprender a distraídos y gastarles bromas, despojándolos de prendas y propiedades.

Es común que en ese día, personas pidan a quien se deje o no esté al pendiente de la fecha, una cantidad de dinero o algún objeto de valor que no repondrán, bajo el dicho de "inocente palomita que te dejaste engañar, sabiendo que en este día nada se debe prestar".

También se ha vuelto habitual en los últimos años, que en los diarios impresos aparezcan en esta fecha noticias de primera plana con hechos incomprensibles, con datos falsos e increíbles, en algunos casos firmados por personajes ficticios como "Inocencio Santos".

Sin embargo, la fecha recuerda dedicada a los Santos Inocentes recuerda a las víctimas infantiles de la matanza ordenada en Belén por Herodes contra todos los pequeños varones menores de dos años, con la intención de acabar con la vida del recién nacido Jesús.

Cuentan que Herodes era terriblemente celoso contra cualquiera que quisiera reemplazarlo en el puesto de gobernante, tanto que había asesinado a dos de sus esposas, así como a varios de sus hijos.

Llevaba muchos años gobernando de la manera más cruel y feroz, y estaba resuelto a mandar a asesinar a todo aquel que pretendiera ser rey de Israel, de ahí que la noticia de que acababa de nacer un niño que iba a ser rey poderosísimo, lo llenó de temor y se dispuso a tomar medidas.

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De acuerdo con la Biblia, Herodes temía que naciera el nuevo rey de Israel y por ello mandó a llamar a los magos (especialistas en la Biblia, como Sumos Sacerdotes y escribas), y les pidió que le señalaran el lugar exacto donde el redentor había nacido.

Estos le dijeron que debía ser Belén, porque así lo había anunciado el profeta Miqueas; acto seguido, Herodes les pidió que fueran a averiguar el sitio exacto, con la promesa de que después él iría a rendirle pleitesía, lo cual era falso, pues en realidad tenía pensado mandar a sus soldados a matar al recién nacido.

Cuenta el Evangelio de San Mateo que los magos siguieron a la Estrella de Belén y preguntaron dónde había nacido el futuro rey de Israel, pues el astro de luz que habían seguido les recordaba la profecíaa del Antiguo Testamento que decía:

"Cuando aparezca una nueva estrella en Israel es que ha nacido un nuevo rey que reinará sobre todas las naciones".

Los magos fueron a Belén guiados por la estrella que se les apareció al salir de Jerusalén y, llenos de alegría, encontraron al Niño Jesús junto a María y José, lo adoraron y le ofrecieron sus regalos de oro, incienso y mirra.

No obstante, en sueños recibieron un aviso de que no volvieran a Jerusalén y regresaron a sus países por otros caminos, ante lo que Herodes se quedó sin saber dónde estaba el recién nacido, lo que le enfureció hasta el extremo.

Entonces rodeó con su ejército la pequeña ciudad de Belén y mandó a sus soldados a que mataran a todos los niños menores de dos años, en la ciudad y sus alrededores.

Al respecto, San Mateo dice que en ese día se cumplió lo que había avisado el profeta Jeremías: "Un griterío se oye en Ram (cerca de Belén), es Raquel (la esposa de Israel) que llora a sus hijos y no se quiere consolar, porque ya no existen".

Empero, sucedió que un ángel bajó a la Tierra la noche anterior a la matanza y avisó a José para que saliera huyendo hacia Egipto y así cuando llegaron los asesinos ya no pudieron encontrar al niño que buscaban para matarlo.

El Día de los Santos Inocentes fue instituido por Herodes Agripa II, nieto del rey Herodes, quien en su trigésimo aniversario decidió honrar la memoria de su abuelo conmemorando el sangriento edicto promulgado por su ancestro, de matar a todo niño menor de dos años  empadronado en Belén, por temor al vaticinio de que se convirtiera en rey de los judíos.

Con la distancia histórica, en México el Día de los Inocentes se ha transformado en una tradición festiva, donde la costumbre es hacer bromas, tal vez en recuerdo del rey burlado que no pudo cumplir su objetivo de matar al Niño Jesús.

Como medida precautoria, para no caer en las bromas de parientes y amigos, la gente debe recordar cada 28 de diciembre que no debe dar prestado nada: dinero, joyas, libros o cualquier otro objeto, porque lo pueden hacer "inocente".

La broma es para aquella persona que caiga en el engaño de presta algún objeto de su propiedad, pues éste no le será devuelto.

Parte de la tradición consistía en que a la persona que fue engañada, es decir al inocente, se le daba una canastita con dulces, con el siguiente recado: "Inocente palomita que te dejaste engañar, sabiendo que en este día nada se debe prestar".

Finalmente, las cosas que se pedían prestadas eran devueltas acompañadas de dulces, juguetes en miniatura y el recado correspondiente: "Herodes, cruel inclemente, nos dice desde la fosa, que considera inocente al que presta alguna cosa".

Otras de las acciones consideradas como inocentadas eran las de divulgar convincentemente alguna noticia falsa, siendo parte de la diversión el que alguien se la creyera.

También en esta fecha se gastan bromas telefónicas y se dan avisos falsos que conducen a la risa una vez descubiertas.
En los últimos años se ha vuelto habitual en México que aparezcan en los medios de comunicación, sobre todo impresos, falsas noticias, algunas veces firmadas por personajes inexistentes.

El Día de los Santos Inocentes es el equivalente latino del anglosajón April Fool"s Day. En la iconografía se les presenta como niños pequeños y de pecho, con coronas y palmas, en alusión a su martirio.

En Oriente se les recuerda el 29 de diciembre y en el mundo latino, el 28 de ese mes, se concibe su muerte como "bautismo de sangre" y preámbulo al "éxodo cristiano", semejante a la masacre de otros niños hebreos que hubo en Egipto antes de su salida de la esclavitud a la libertad.

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