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Turismo en Oaxaca renace tras violencia

Un año después del desalojo de manifestantes en el centro de la ciudad, el turismo recobró auge turistas regresaron al estado para gozar de él, aunque algunos sienten atracción por los diside
vie 01 febrero 2008 02:40 PM
El turismo retomó bríos luego del conflicto magisterial. (Es

El olor de las bombas incendiarias y los gases lacrimógenos ha cedido paso al aroma del café y del mole negro, el platillo típico de Oaxaca.

Más de un año después de que la policía desalojó a los manifestantes que ocuparon durante meses el centro de la ciudad, los visitantes pueden encontrar en Oaxaca un lugar menos repleto e incluso más pintoresco que en el 2006, antes de la revuelta.

Hay menos turistas, más mesas disponibles al aire libre en los restaurantes que rodean la plaza y un nuevo programa que cierra las calles en la zona céntrica, a fin de instalar un mercado para peatones los fines de semana.

''Está muy bonito, ya muy cambiado'', dijo Alfredo Santiago, empresario que reside en un suburbio de la Ciudad de México y decidió vacacionar en Oaxaca. Junto a su hijo, escuchaba la música en la plaza principal, a comienzos de enero. ''La verdad, no venimos hace un año por lo mismo, por los problemas. Ahorita hasta pueden entrar los niños, con familia, ya antes ni los niños entraban''.

Al igual que muchos mexicanos, Santiago se asustó al ver en televisión las imágenes de los autobuses incendiados y los enfrentamientos entre los manifestantes y la policía en las calles de Oaxaca, fundada en 1529. Los espléndidos edificios de cantera verde y sus elegantes arcadas se consideran el arquetipo de una ciudad mexicana de la época colonial, y atraen a turistas de todo el mundo.

Por ello, el ver algunos de esos edificios incendiados o llenos de basura y escombros de las barricadas conmocionó a varios mexicanos.

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Santiago dijo que al ver las imágenes, la primera idea que le vino a la mente fue: ''Murió Oaxaca''.

''Se sentía muy feo... era una pena. ¿Para qué vengo a Oaxaca, mejor me quedo en el DF (la ciudad de México), parece que estoy en Irak'', relató.

Aunque el estado de Oaxaca tiene numerosas atracciones, desde ruinas arqueológicas, playas y bosques hasta montañas, su industria turística fue gravemente golpeada por las imágenes de la violencia, pese a que las protestas prácticamente se limitaron a la capital. Ahora, muchos turistas regresan.

Jim May, estadounidense de 60 años, realizaba su segundo viaje a Oaxaca desde los disturbios --su quinta o sexta visita a la ciudad en su vida--.

''Creo que le diré a la gente que la ciudad es segura'', dijo May, quien reside en Harvard, Illinois. ''Hay cierta turbulencia en la situación política, pero eso existe en cualquier lugar del mundo''.

Algunos visitantes se sienten incluso atraídos por ese ambiente político que no termina aún de enfriarse.

''Por eso vine aquí. Quería escuchar más sobre el tema'', dijo Mike Dallas, de 43 años, quien imparte cursos de motivación en la ciudad de Nueva York. ''Estoy fascinado por el hecho de que los mexicanos pueden ahora sentir que tienen el poder suficiente para tomar su ciudad''.

Al mismo tiempo, Oaxaca ''parece más segura que cualquier lugar en el que he estado en Estados Unidos. Sigo buscando las cámaras de seguridad, pero no hay'', dijo Dallas, mientras hacía lo que innumerables turistas han hecho en esta ciudad durante décadas: Relajarse en un café junto a la plaza principal.

De mayo a noviembre del 2006, una coalición de profesores en huelga y varias organizaciones simpatizantes bloquearon el centro de la ciudad para exigir la renuncia del gobernador. Las protestas ahuyentaron a los turistas y paralizaron el tránsito en Oaxaca.

Persisten las diferencias políticas, pero la violencia se ha extinguido, al menos por ahora. Buena parte de los daños en los edificios --incluidas las consignas pintadas en sus muros-- han desaparecido.

Los maestros en huelga recibieron algunas de las alzas salariales que exigían. Sin embargo, sus aliados políticos ganaron poco: Media docena de los líderes de la protesta siguen en la cárcel, el gobernador Ulises Ruiz permanece en el cargo y hay pocos progresos en las investigaciones del caso de Brad Will, un videoperiodista de Nueva York, muerto a tiros durante un enfrentamiento entre policías y manifestantes.

Los artesanos que han hecho famosa a Oaxaca por su alfarería de barro negro, sus tapetes tejidos a mano y las esculturas casi surrealistas de papel, conocidas como ''alebrijes'', esperan el regreso de los visitantes.

Isidoro Chávez Hernández, de 36 años, sigue tejiendo a mano tapetes de lana en su telar, en el pueblo de Teotitlán del Valle, unos 25 kilómetros al oriente de Oaxaca. Sus abuelos hacían lo mismo.

Pero antes, Chávez Hernández vendía incluso seis tapetes a la semana. Ahora vende apenas dos al mes.

''El negocio murió en estos ocho meses'', dijo Chávez Hernández, mientras tejía los hilos de lana en un complejo patrón que tardaría semanas en terminar.

Relató que los artesanos buscaron otros lugares para vender, muchas familias emigraron a Estados Unidos y algunas personas prefirieron dedicarse más a la agricultura.

Algo que ha cambiado en Oaxaca es que se ha prohibido el paso de los vendedores ambulantes y callejeros a la zona del centro, salvo por los vendedores de globos.

Ello ha provocado quejas de algunos turistas, que ahora encuentran la plaza artificialmente limpia. También ha provocado la ira de los vendedores --precisamente el tipo de tensión social que mantiene hirviendo la olla de la política en Oaxaca--.

''Muchos de los comerciantes del Centro Historico se han acercado con nosotros para que los apoyemos'', dijo Florentino López, portavoz de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), el grupo que organizó las protestas del 2006. ''Para nosotros , el movimiento popular en Oaxaca sigue''.

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