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'Error' de Spitzer pesa sobre su esposa

Silda Wall Spitzer dejó de trabajar y se dedicó a criar tres hijas y ser la esposa de un políti el ex gobernador de NY hizo añicos su sueño tras involucrarse con prostitutas.
jue 13 marzo 2008 06:00 AM
El ex gobernador de NY, acusado de contratar prostitución, p

Graduada en la Facultad de Leyes de la Universidad de Harvard, tuvo éxito como una combativa abogada corporativa, crió tres hijas y respaldó las aspiraciones de su esposo Eliot cuando se convirtió en procurador general de Nueva York y a continuación en gobernador.

El lunes se presentó silenciosa junto a su esposo, mientras éste admitía haber tenido un comportamiento ''que viola mis obligaciones con mi familia''.

Catorce meses después que Spitzer ascendía sobre la base de su reputación de una política de transparencia al principal cargo político de Nueva York, fue involucrado en una investigación federal sobre una red de prostitución de alto nivel. No ha sido encausado, y la fiscalía se ha mantenido en reserva con respecto al caso.

Eliot Spitzer presentó su renuncia el miércoles ante las denuncias de que contrató los servicios de una prostituta y frente a crecientes exigencias de que dejara el cargo.

''Sigo creyendo, como otros han dicho, que como seres humanos nuestra gloria más grande no consiste en no caer nunca, sino en levantarnos cada vez que nos desplomamos'', afirmó el gobernador durante una conferencia de prensa en Manhattan, en la que también estuvo su mujer. ''No puedo dejar que mis fracasos personales interrumpan el trabajo de las personas''.

Aunque Spitzer acumuló enemigos durante su carrera como procurador y político, en general nadie se expresaba negativamente sobre su esposa, cuya belleza y distinción contribuyeron a convertir a la pareja en una de las más apreciadas y de mayor poder en Nueva York.

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El asambleista demócrata Charles Lavine, de Long Island, indicó que la primera dama provocó comentarios muy positivos en un reciente almuerzo con los miembros de la asamblea, al hablar sobre los esfuerzos para estimular el trabajo voluntario.

''Tenía conocimiento sobre todo el estado, y ofreció una excelente presentación de entre 35 y 40 minutos'', comentó.

Eliot Spitzer nació en una familia acaudalada. Su padre era un promotor inmobiliario en Nueva York. El origen de su esposa es más modesto.

Silda Spitzer, de 50 años, creció en Concord, Carolina del Norte, donde su padre trabajaba como administrador de un hospital. Estudió en Meredith College, una universidad de mujeres en Raleigh, y de ahí pasó a la Facultad de Leyes de Harvard, donde conoció a Spitzer. Posteriormente se dedicó a una carrera en el mundo corporativo, de fusiones y adquisiciones de empresas.

Se casó con Spitzer, quien también se graduó como abogado en Harvard, en 1987, y la pareja tuvo tres hijas: Elyssa, de 17 años, Sarabeth, de 15, y Jenna, de 13.

En la década de 1990, Silda Spitzer dejó de trabajar y se dedicó a tiempo completo a ser madre y esposa de un político.

''Me sentí muy conflictuada y emotiva con el hecho de dejar mi trabajo'', comentó en una entrevista con la revista Vogue el año pasado. ''No era algo que quería hacer, pero nunca dudé en que fue la decisión correcta para nosotros''.

Poco antes de convertirse en primera dama, Silda Spitzer le contó a un entrevistador que había consultado con la senadora Hillary Rodham Clinton sobre la manera de mantener a su familia en la esfera privada.

Esa privacidad, si llegó a existir, ha quedado hecha añicos.

 

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