Carpas y autos, el refugio de italianos

Los sobrevivientes de L´Aquila instalaron carpas para pasar la primera noche tras el terremoto; bomberos y policías excavan bajo los escombros en busca de sobrevivientes.
italia-terremoto-re (Foto: Reuters)

Envueltos en frazadas, cientos de sobrevivientes en la montañosa ciudad italiana de L'Aquila instalaron carpas o se refugiaron en vehículos el lunes, para pasar la primera noche desde que un mortal terremoto los obligó a huir de sus viviendas.

Mientras bomberos y la policía continuaban excavando bajo los escombros de edificios colapsados buscando sobrevivientes, los hambrientos y agotados residentes se dirigieron a espacios abiertos dentro y en los alrededores de la ciudad para pasar una lluviosa noche lejos de las debilitadas estructuras.

"No había manera de que nos arriesgáramos a volver a nuestra casa, incluso si sólo está levemente dañada", dijo Gianni Festa, de 41 años, quien llevó a su esposa y a su hijo de ocho años a un enorme campo de atletismo para pasar la noche.

"Y tampoco me arriesgaría yendo a un hotel", sostuvo.

Muchos habían pasado la tarde recostados sobre bancas en el campo deportivo en las afueras del centro de la ciudad, pero durante la noche la lluvia los obligó a instalar grandes tiendas de campaña.

En una enorme carpa blanca, filas de hombres y mujeres estaban recostados juntos con frazadas sobre camas improvisadas en el suelo, mientras algunos estaban sobre sillas.

Los trabajadores de rescate entregaron botellas de agua y cajas plásticas con porciones de jamón, pasta y hot dogs, al tiempo que la lluvia causaba más miserias a aquellos que quedaron sin hogar cuando el terremoto remeció la región de Abruzzo poco después de las 3:30 hora local (01:30 GMT) del lunes.

Más de 130 personas murieron y cerca de 1,500 resultaron heridas, mientras que un máximo de 50,000 quedaron sin hogar luego de que el sismo destruyera edificios en 26 ciudades y localidades, indicaron funcionarios.

Al otro lado de la ciudad, unas pocas decenas de familias se preparaban para pasar la noche dentro de sus vehículos, estacionados en una plaza frente a una iglesia.

"Ha sido un día tan duro y largo", dijo Piera Colucci, sentada en su automóvil junto a su familia en plena oscuridad.

"Ahora estamos todos sentados en nuestro auto, todo está comenzando a hundirse", agregó.