Japón establece bajas metas ambientales
Japón reveló el miércoles planes para profundizar sólo marginalmente los recortes de las emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con su compromiso con la ONU, en un paso que los grupos ambientalistas creen que afectará las negociaciones globales.
Japón, el quinto mayor emisor del mundo, está bajo fuerte presión de las naciones en desarrollo para optar por una mayor reducción para el 2020 y garantizar un buen resultado de las conversaciones acerca de un nuevo pacto climático a fines de año.
Pero el primer ministro Taro Aso, que enfrentará una elección en los próximos meses, tuvo que equilibrar la lucha contra el cambio climático con las necesidades de la industria y los votantes, en medio de la peor recesión del país desde la Segunda Guerra Mundial.
La meta del 2020 es equivalente a un recorte de 8% por debajo de las emisiones de 1990. Según el Protocolo de Kioto, Japón se ha comprometido a reducir las emisiones en un 6% para el período 2008-12 en comparación con los niveles de 1990, pero ha tenido dificultades para cumplir con su objetivo.
"Es una meta extremadamente ambiciosa que busca alcanzar una mejora del 33% en la eficiencia de energía, mayor al aumento del 30% logrado durante la crisis petrolera (de los ྂ)", dijo Aso en una conferencia de prensa el miércoles.
Los grupos ambientalistas quedaron poco impresionados con el anuncio, diciendo que el plan no ayudará a que las industrias de acero y otras manufacturas contengan las emisiones que contribuyen al calentamiento del planeta.
"El plan del primer ministro Aso es atroz", dijo Kim Carstensen, jefa de la Iniciativa Climática Global del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés).
"La decisión de Aso, influenciada más por los contaminantes que por el público, hace que sea más difícil llegar a un buen acuerdo", añadió.
Las negociaciones de la ONU, que se reanudarán en diciembre en la capital danesa Copenhague, buscan alcanzar un pacto climático que reemplace a Kioto a partir del 2013.
La elección de Japón de fijar una meta es considerada una señal importante del nivel de ambición de las naciones ricas en la lucha contra el calentamiento global.
