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Regreso a la Luna… para llegar a Marte

A cuatro décadas del primer paso del hombre en la Luna, se planea regresar con nuevos objetivos; la NASA iniciará el desarrollo de una nueva generación de naves espaciales para conquistar Marte.
dom 19 julio 2009 06:00 AM
Para México, la economía espacial sigue siendo ciencia ficción, lamenta el articulista. (Especial)
Luna (Foto: Especial)

El horizonte lunar le dejó perplejo. Armstrong contemplaba un territorio nunca explorado por ser vivo alguno: "Es una magnífica desolación", pensó en ese momento ocurrido hace 40 años, el 20 de julio de 1969, cuando se convirtió en el primer ser humano en pisar la superficie de la Luna al mando de la nave Apollo 11, también tripulada por Edwin F. Aldrin, y Michael Collins, protagonistas del gran salto de la humanidad hacia la conquista del espacio.

En plena guerra fría, el proyecto iniciado por John F. Kennedy en 1961 para enviar a un hombre a la Luna y regresarlo a la Tierra sano y salvo alcanzaría su cometido ocho años después y colocaría a Estados Unidos a la vanguardia de la carrera espacial. La frase "¡un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad!" retumbó en los hogares de más de 600 millones de televidentes en todo el mundo, quienes observaron en vivo la borrosa transmisión televisiva del acontecimiento.

Con el alunizaje del Módulo Lunar Águila, en el Mar de la Tranquilidad, una zona de la línea ecuatorial de nuestro satélite natural, muchas historias de ciencia ficción cristalizaron el soñado anhelo de sus autores. Aunque pocos fueron tan preclaros como el multicitado Julio Verne, quien predijo de manera escalofriante el suceso: "En cuanto a los yanquis, no abrigaban más ambición que la de tomar posesión de aquel nuevo continente de los aires para enarbolar en la más erguida cresta de sus montañas el poderoso pabellón, salpicado de estrellas de los Estados Unidos de América".

Apenas le tomó al Apollo 11 tres días en cubrir la los 386 mil kilómetros que separan a la Tierra de la Luna. En total, la  gran aventura sumó 8 días, 3 horas, 18 minutos, con una estancia de 21 horas en la superficie lunar. Tres décadas después de su reingreso al planeta, el legendario Armstrong recordaba: "Me sorprendieron muchas cosas, entre ellas el horizonte lunar y la imagen de la Tierra; aunque la lógica me habría dicho que se hacen nubes de polvo al aterrizar, en la Luna no se produjo ninguna debido a la falta de atmósfera, era sorprendente la ausencia de polvo".

El hombre designado para pasar a la historia por dar un paso se había licenciado en ingeniería aeronáutica, y había sido piloto de caza en la Guerra de Corea; se ha dicho que desde el proyecto Gemini mostró grandes cualidades de piloto, pues durante una prueba, con la nave fuera de control, y a punto de estrellarse, con temple sereno tomó el control y la hizo aterrizar suavemente. A partir de entonces fue seleccionado para la gran aventura lunar.

Mira el gráfico animado dando click en INICIO o aquí

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Esfuerzo compartido Como ocurre con las grandes conquistas, la llegada a la Luna requirió de la participación de muchos equipos y talentos, pero hubo una de ellas en particular que fue decisiva: Wernher von Braun, científico alemán quien había desarrollado los misiles V2 para el ejército nazi durante la Segunda Guerra Mundial, y que al concluir la conflagración había sido trasladado a Estados Unidos.

Von Braun fue el cerebro aeroespacial y artífice del programa Apollo de la NASA al desarrollar los cohetes Saturno, los más grandes y potentes desarrollados hasta ahora. Con un presupuesto superior a los 20 mil millones de dólares, el proyecto Apollo le permitió a Estados Unidos, ganar la carrera espacial que, antes de la década de los 60, había sido dominada por la entonces Unión Soviética, que había enviado el primer satélite espacial, el Sputnik; había puesto en órbita al primer ser vivo, la perra Laika; y había mandado al espacio al primer ser humano, el cosmonauta Yuri Gagarin.

"Cuando la Unión Soviética lanzó el Sputnik, hace poco más de medio siglo, los norteamericanos estaban aturdidos: los rusos nos habían batido en el espacio", recordó el presidente estadounidense Barack Obama, el pasado 26 de abril, en la Academia Nacional de Ciencias de su país. "Teníamos dos opciones: podríamos aceptar la derrota o podríamos aceptar el desafío, y como siempre, elegimos aceptar el desafío".

El programa Apollo incluyó vuelos no tripulados y tripulados, tres de ellos -los 7, 9 y el Apollo-Soyuz-, fueron en la órbita terrestre; los 8 y 10, en la órbita de la Luna; y otros seis -11, 12, 14, 15, 16 y 17- llevaron a dos astro-nautas cada uno a la superficie lunar.

El resultado, poco conocido, es que han sido 12 los seres humanos que han puesto sus pies en nuestro satélite natural: Neil Armstrong, Edwin Aldrin, Charles Conrad, Alan Bean, Alan Shepard, Edgar Mitchell, David Scott, James Irwin, John Young, Charles Duke, Gene Cernan y Harrison Schmitt.

Misión cumplida

La llegada a la luna significó, sobre todo, un triunfo tecnológico, no sólo espacial, sino también militar y para otras tecnologías de aplicación civil. Tan sólo 11 años antes de la conquista, en 1958, el presidente estadounidense Dwight Eisenhower había firmado la ley de creación de la Agencia, que se dedicaría a la investigación aeroespacial y a la educación de la ciencia y de las matemáticas, así como la enseñanza del posgrado.

El espíritu de la misión fue eminentemente científico. Una vez que tocaron el suelo lunar, Neil Armstrong y Edwin Aldrin realizaron experimentos sobre mecánica de suelos de la Luna; analizaron restos de meteoros que la habían impactado; instalaron sismógrafos; midieron los campos magnéticos y el viento solar; colectaron muestras de material lunar; tomaron fotografías panorámicas de la región cerca de la zona de aterrizaje y del horizonte lunar, entre otras actividades.

Al regresar a la Tierra, la cápsula del Comando Lunar Columbia, con los tres astronautas a bordo, se incorporó a la atmósfera a una velocidad de 40 mil kilómetros por hora y cayó sin ningún contratiempo mayor al Océano Pacífico. Los tripulantes, después de cumplir la cuarentena, serían recibidos como héroes por millones de personas. La inversión realizada había rendido frutos. Además del impacto mediático en una Guerra Fría que se medía según los alcances militares y tecnológicos que sobrepromovían los bloques en conflicto, los conocimientos adquiridos en el proceso de la misión se tradujeron en avances para diversos campos como la medicina, biología, ingeniería, aeronáutica e informática.

Entre otras cosas, la NASA se convirtió en el líder indiscutible en el desarrollo de satélites meteorológicos y de comunicaciones; inició el proceso de creación de los transbordadores espaciales con naves reutilizables para proporcionar acceso regular y más barato al espacio que, desde 1981 a la fecha, se ha traducido en 121 vuelos seguros, al tiempo que ha mejorado la seguridad y eficiencia de los aviones comerciales.

Amartizar

Pero la historia no termina ahí. Cuatro décadas después de aquella misión, la NASA prepara ya el camino de nuevo pero, ahora con la mira puesta mucho más lejos. El programa Constellation encadenará una secuencia de avances que iniciará el desarrollo de la nueva generación de naves espaciales que llevará de regreso al hombre a la Luna para, a partir de ahí, preparar el viaje a Marte, en 2030.

"La vuelta de los seres humanos a la Luna nos enseñará lecciones importantes sobre la vida en otro mundo", dice Lynnette Madison, del Centro Espacial Johnson de la NASA. "Ayudará a prepararnos para la exploración futura, proporcionando un ambiente operacional en el cual los astronautas demuestren sus capacidades dentro de la cercanía relativamente segura con la Tierra".

Por otro lado, en un estudio de la Oficina Central o Headquarters de la NASA, se afirma que "en un futuro no muy lejano, la gente en todo el mundo podrá mirar a través de un telescopio y ver evidencia de la exploración humana y robótica en la Luna". Información que coincide con la idea de Madison para quien  el regreso a la Luna permitirá probar tecnologías y sistemas de supervivencia, operaciones del vuelo y técnicas de exploración, para aumentar la productividad de las misiones antes de emprender aventuras futuras como ir al planeta rojo.

El ambicioso programa utilizará una nueva generación de cohetes Ares, que retoman parte del diseño de los Saturno de las misiones Apollo, y que serán empleados por primera vez a finales de este año. Asimismo, están en fase de desarrollo las naves espaciales Orion, parecidas a las cápsulas de las misiones Apollo, que deberán trasladarse a la Estación Espacial Internacional y a la Luna, la cual funcionaría como punto estratégico, ya que como afirma Rafael Navarro, investigador de la UNAM y colaborador de la NASA en la misión Curiosity que llevará un laboratorio a Marte, "con la tecnología desarrollada hasta ahora se podrían utilizar elementos que hay en la superficie lunar para generar el combustible necesario para regresar a la Tierra o, inclusive, para el viaje a Marte".

Los retos son todavía muchos. Los planes de una nueva conquista han sido puestos en marcha. La tecnología se encuentra en desarrollo, y otros factores estratégicos como los mecanismos físicos y psicológicos de supervivencia de un hipotético astronauta a Marte comienzan a ser analizados. 

El futuro héroe que pisará el planeta rojo por primera vez podría estar dando ahora sus primeros pasos, sin saber que uno de ellos representará un anhelado y gigantesco salto para la humanidad.


10 Descubrimientos científicos del programa Apollo en la Luna

1. La Luna está hecha de material rocoso que se derritió y entró en erupción; y posee una división interna similar a la de la Tierra.

2. Los impactos de meteoritos de la Luna han permitido entender la evolución geológica de Mercurio, Venus, y Marte.

3. Las fuerzas geológicas, la tectónica de placa y la erosión ayudaron a entender los procesos de formación de la Luna y la Tierra.

4. Las composiciones isotópicas de oxígeno en las rocas lunares son similares a las de la Tierra.

5. La Luna no tiene vida; no contiene ningún organismo vivo, fósiles, o compuesto orgánico nativo. Incluso los compuestos orgánicos no biológicos están asombrosamente ausentes.

6. Todas las rocas de la Luna se originaron con procesos de alta temperatura con poca o nada de agua.

7. Su superficie estuvo cubierta de un océano de magma de una profundidad de 10 km o más.

8. Los cráteres son depósitos de cristal anaranjado y verde esmeralda.

9. Es levemente asimétrica y su corteza es más gruesa en el lado lejano, mientras que la masa más volcánica y con más cráteres se encuentra en el lado más cercano a la Tierra.

10. Su superficie está cubierta por una pila de escombros, fragmentos y polvo de roca llamada regolito lunar.

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