Asesinan a cantante grupero en México
El cantante "El Loco Elizalde" ya había recibido varias amenazas de muerte y fue víctima de un atentado antes de ser abatido a balazos el domingo. El comandante de la Procuraduría de Justicia de Jalisco, Alberto Gutiérrez Miranda, informó el lunes que el grupero de 32 años fue asesinado cuando salía de un bar en el que había cantado.
Su representante, Jorge Altamirano Pelayo, de 23 años, que también recibió varios impactos de bala a la salida del lugar, murió el lunes en un hospital de Guadalajara, a unos 450 kilómetros (280 millas) al noroeste de la capital mexicana.
Según informes de la policía, la camioneta del artista fue baleada en abril de 2008, en el Estado de México. En marzo de ese mismo año recibió amenazas cuando estaba en Acapulco, aunque no se especificó de qué tipo.
Gutiérrez Miranda dijo que la agresión fue directa: lo esperaban dos sicarios que abrieron fuego en cuanto lo vieron salir y que huyeron en una motocicleta.
El cantante recibió impactos de bala en el abdomen, el tórax y en la cabeza.
"Iban a abordar la camioneta del cantante, pero el músico quedó muerto en la acera", dijo el comandante.
Al lugar llegaron agentes de la Procuraduría Estatal quienes encontraron 16 casquillos de arma de fuego calibre 9 milímetros. En total cuatro autos recibieron disparos en el ataque.
La policía investiga el móvil del crimen, y una de las principales líneas apunta al narcotráfico, pues el Loco Elizalde cantaba "narcocorridos".
En la página de Internet de la víctima http://www.locoelizalde.com/ aún no se informa lo sucedido. Su nombre verdadero era Carlos Vicente Ocaranza Rodríguez.
En noviembre de 2006 Valentín Elizalde, un famoso cantante grupero, y quien sería pariente político lejano de la víctima, también fue asesinado a tiros.
Un año después se registraron varios asesinatos de cantantes en múltiples puntos del país, entre ellos el líder de K-Paz de la Sierra, Sergio Gómez, sin que estuvieran directamente relacionados.
No obstante, se cree que algunos de ellos componían narcocorridos a líderes de carteles de drogas o amenizaban en sus fiestas, por lo que se convertían en blanco fácil para narcotraficantes enemigos.
De inmediato, no se había informado sobre las exequias fúnebres.
