Crisis deshoja a la industria editorial
"El 2008 fue un año malo y 2009 no será mejor", así resumió Roberto Banchik la situación de la industria editorial en México luego de que la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem) difundiera, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, los datos relativos a la industria en 2008.
El año pasado se produjeron en el país casi 290 millones de ejemplares, provenientes tanto del sector público como del privado, este último sector, sin embargo, registró un decremento del 3% en la producción de ejemplares con respecto al 2007.
Pese a la baja de ejemplares vendidos y a la leve disminución en la producción, el sector privado alcanzó ese año una facturación de 8,095 millones de pesos, debido al incremento en los precios de los libros (que a su vez refleja el aumento en los costos de producción y en el precio del papel).
De acuerdo a las cifras de la Caniem, el empleo en la industria también refleja la crisis económica que atraviesa el país, pues se registró un incremento del 29% en contrataciones eventuales, mientras que los empleos de base sufrieron una disminución del 2%.
Menos libros y más caros
Las perspectivas para el 2009 tampoco son halagüeñas. Banchik, quien ofreció una aproximación a los indicadores de este año, adelantó que la comparativa entre el primer semestre de este año y el primer semestre del 2008 muestra un decremento del 9% en la producción de ejemplares, acompañado por un incremento del 10% en el costo de la producción.
Asimismo, el pro-secretario de la Caniem dijo que en el año en curso varias editoriales habían reportado una caída de hasta el 50% en sus ventas. Sin embargo las expectativas de la industria mejorarán en la segunda mitad del año, periodo en el que se venden más libros.
Gobierno, el que más compra
Aparte de la crisis, Banchik mencionó otro factor que afecta a la industria: el enorme papel que juega el Estado en la compra, la producción y la distribución de libros. Esta "anomalía" consiste en que más del 50% de la producción editorial del país es del Estado. El 40% de la literatura infantil y juvenil, por ejemplo, es comprada por el Gobierno, que constituye el primer canal de comercialización, incluso por encima de las librerías.
