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Inventor del celular evita “smartphones”

A sus 81 años, Martin Cooper es un amante de la tecnología “sencilla e intuitiva”; en 2009 fue el ganador del Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica.
sáb 09 enero 2010 06:00 AM
Martin Cooper es un simpático personaje que, sorprendentemente, no usa iPhone. (Foto: Max Olvera)
inventor del celular (Foto: Max Olvera)

Su figura es simpatiquísima: flaco, alto, melena blanca ondulada caída al desgaire, bigototes que se enroscan más allá de las comisuras y una barbilla igualmente plateada que afila ese rostro enjuto, de ojos cafés, chispeantes y una sonrisa abierta. Sus manos son inquietas y tiene unos pies larguísimos entornados por puntiagudos zapatos. A este hombre, que más parece un duende escapado de algún cuento de hadas, debemos el invento del teléfono celular. Difícil imaginar la vida sin él: 3,500 millones de personas en el mundo tienen uno.

Todo en Martin Cooper es actividad: voz, mirada, risas, preguntas; ir de un salón a otro, de una entrevista a la siguiente. Difícil hacer que a sus 81 años de edad se quede quieto y, mucho menos, que se siente. Acaba de ofrecer una conferencia en el Palacio de Minería, en el marco de una serie de exposiciones sobre Innovación y Tecnología.

Originario de Illinois, en una mano lleva el primer teléfono móvil que inventó hace 36 años (un armatoste que pesa un kilo) y en la otra, su celular actual: un pequeño y sencillo aparato rojo (Jitteburg, de Samsung) que inventó su mujer, con números muy grandes, que sólo sirve para hablar y escuchar. Y este año es el ganador del Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica.

¿Cómo es que no trae un iPhone o una BlackBerry?

¡Nunca he tocado un iPhone!

¿Por qué?

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Esas tecnologías son muy complicadas. Para mí lo importante es que la tecnología sea sencilla e intuitiva. Pero los manuales del iPhone y de la BlackBerry ¡son más grandes y pesan más que los aparatos mismos...! Tienes que ser ingeniero para manejarlos.

Pongamos los autos como ejemplo: tú te subes a un coche y no necesitas un manual para manejarlo, ahí reside su éxito. Y éste no es el caso de las nuevas tecnologías. Pueden ser útiles para algunos, pero no para todos, por eso creo que su éxito será limitado. Pero esta guerra entre Android, Apple y Symbian me parece de lo más democrática; traerá innovación y es mejor que un solo sistema para todos.

¿Y de Twitter y Facebook qué piensa?

Es un hecho que están transformando la interacción de las redes sociales, pero no entiendo muy bien cómo funcionan. Yo quiero entender qué usa la gente y por qué.

¿Hacia dónde cree que va el futuro de los celulares y las nuevas tecnologías?

Yo creo más en la divergencia que en la convergencia. Estoy convencido en que cada uno tendrá un aparato de acuerdo con sus necesidades y su personalidad.

Si no necesitas una cámara, pues tendrás un móvil sin cámara, el que se adapte a tus necesidades. Incluso pienso que las personas terminarán portando hasta dos o tres dispositivos distintos.

¿Para comunicarse?

No únicamente... Lo veo aplicado en 10 o 20 años en el campo de la salud, con un pequeño parche detectando infartos dos horas antes de que estos ocurran, checando el ritmo cardiaco, el peso o la temperatura corporal. Quizás el 50% de las ventas se controle a través de Internet. Y en un futuro no muy lejano podrá realizar controles demográficos, de tráfico y hasta determinar las pautas de comportamiento de las personas. ¡Seguirá cambiando al mundo!

¿Imaginó en su momento las repercusiones que tendría su invento?

No, entonces no imaginé que fuera a ser así... Ahora sé que fue una visión.

¿De dónde surgió la idea?

De algo muy sencillo, de que las personas somos móviles. Andamos de aquí para allá, no nos quedamos en punto fijo.

Necesitábamos entonces algo que trajéramos con nosotros mismos, algo portátil en el bolsillo y sin necesidad de estar atados a un cable.

No es fácil educar a la gente en las nuevas tecnologías.

Con toda nueva tecnología hay un proceso de aprendizaje. Cuando salieron las computadoras lo único que hacía la gente era jugar juegos. Pero eso les ayudó a sentirse cómodos con la tecnología, les quitó el miedo. Con los celulares pasa de una manera semejante; ahora estos forman parte incluso de la propia personalidad de la persona y lo seguirán usando cuando crezcan de una manera inimaginable.

¿A la fecha, considera que el cambio que ha traído al mundo ha sido para mejor?

Todo lo que acerca a la gente significa más armonía. ¡Al menos eso espero! Quizás no todo sea tan bueno, pero hay cosas más positivas que negativas en cuanto a los celulares.

Me refiero al cambio en la vida de la gente, no al invento en sí.

Sí, claro. Los aparatos no son importantes, no significan nada. Lo único significativo es cómo las vidas de las personas han cambiado. Así que cuando las personas hablan de las nuevas tecnologías  yo les digo que la tecnología no tiene significado alguno sin las personas. Es para mejorar la vida de las personas.

Hay un debate actualmente entre quienes piensan que cada vez nos comunicamos menos a pesar de que hay cada vez más posibilidades de comunicación.

Usted es una escéptica... A ver, dígame, ¿los teléfonos celulares empeoraron las cosas? Si hay deshonestidad y gente no amable, ¡seguirá habiéndola aunque no existan los celulares! Y los resultados de esta falta de comunicación pueden ser muy negativos. Pero todo lo que pueda hacer que la gente hable más, nos hará mejores a todos, va a permitir una mejoría en todo. Ciertamente no creo que la respuesta a todas las cosas sea la comunicación; no quiero exagerar, pero ayuda.

En ese orden de ideas, ¿serían la quietud y el silencio sus peores pesadillas?

(Se ríe) Hay momentos en que el silencio sí viene al caso. Esta noche, por ejemplo, me voy a sentar a en mi habitación en silencio después de una jornada como ésta... ¡Pero la falta de comunicación también puede ser una pesadilla! Y no únicamente en el sentido inalámbrico. Yo veo personas que se sientan como usted  y como yo, pero que no están comunicándose.

La comunicación, para mí, es la solución de todos los problemas. Pero para ello necesitas decirme en verdad lo que piensas. Y veo a muchas personas que sólo se hablan únicamente para lograr sus objetivos.

¿Cree que se deben aplicar impuestos a la telefonía celular?

Sería una cosa mala incrementar los impuestos. Más bien deberían estar promoviendo todo lo que mejore la productividad. Entiendo que el gobierno necesita dinero para educación e investigación pero espero que puedan encontrar otras cosas que gravar... A la larga desaparecerán el petróleo, las maquiladoras; México tiene que avanzar hacia arriba y eso implica el desarrollo de nuevos productos e investigación.

Tengo una teoría que llamo “la pérdida masiva de necesidades humanas”, y eso ocurre cuando la gente es muy pobre, que sólo se preocupa por tener lo básico: techo y comida y no puede adquirir nada más. El reto para México es cultivar las mentes, enseñarles cómo pensar y entonces en la siguiente generación veremos que México es igual a otros países.

Por cierto, ¿patentó el teléfono celular?

No, no está patentado, cualquiera puede fabricar un celular, incluso usted.

¿Cómo se describiría usted?

Como un soñador.

¿Qué le hace sentir bien, qué le divierte en este mundo?

Nuevas ideas. Utilizar la mente, teniendo un nuevo entendimiento de algo que te emocione.

De niño, ¿qué le divertía?

Siempre quise saber cómo funcionaban las cosas y no he cambiado. Tengo muchísima curiosidad...

¿Cuál fue su primer invento?

He inventado cosas desde que era niño. Mi primer invento, cuando tenía ocho años, fue un tren que entraba en un túnel y dentro de él había un vacío. El tren entraba como un imán, sin fricción.

¿Qué otra cosa le gustaría inventar?

Me obsesionan las interfaces. Los teclados son horribles, tendríamos que pensar en algo más natural. Llevo 40 años pensando en ello, pero no he encontrado la solución aún.

¿Cuál es el mejor regalo que le ha dado la vida?

No quiero sonar arrogante, pero es la inteligencia. Es la habilidad de poder apreciar las cosas, y la idea de que puedo hacer que algo suceda y cambiarle la vida a otros, esto es fantástico... ¡Es un don fantástico!, ni siquiera sé si me lo merezco.

¿Qué invento se llevaría al otro mundo?

Espero que si hay un paraíso no necesite llevarme ningún invento... A lo mejor, las invenciones se llevan adentro de la vida de las personas. Así que si hay un cielo, ojala sea un paraíso con ideas y sin necesidad de tener que ganarme la vida o sin tener que escuchar las conferencias que acabamos de tener. Necesitamos un nivel mayor para llegar a un paraíso, muchos inventos más.

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