CESAR MILLAN El líder de la manada, Una pasión y un destino
Desde que era un niño en su natal Sinaloa, Cesar Millan cuidaba a los animales, era una situación normal, pues su padre y su abuelo le inculcaron el amor hacia ellos. No se trataba de abrazarlos, besarlos o humanizar a los perros, se trataba de respeto. Su abuelo solía decirle “nunca trabajes en contra de la naturaleza”. La idea de convertirse en entrenador de perros cruzó por la mente de Cesar, un deseo que a los 13 años compartía importancia con el gusto por ser futbolista, entre otras cosas. “Quería ser el mejor entrenador de perros en el mundo, aunque también quería ser cantante, pero la verdad no sirvo para nada en eso (ríe), quería ser futbolista, pero no hubo entrenamiento a temprana edad, así que era un camino perdido. También quise hacer telenovelas, pero nunca sentí que pudiera ser de los del reparto estelar que van a besar a la protagonista, entonces, me dije: seguro me ponen a lavar carros, y eso no era lo mío. ¡Quería ser galán! (ríe de nuevo), y tras pensarlo, mejor me dirigí más a ser entrenador”.
Cesar buscaba tener una profesión, queria ser como su papá, que siempre ayudó a su familia y apoyó a sus padres a salir adelante, nunca los dejó. “Buscaba ser un ejemplo, pero no quería estar en la misma posición económica. Así que convencí a mi mama de dejarme ir, y ¡vaya que fue difícil convencerla!, pero un 23 de diciembre salí de casa. Brincar el borde no fue algo sencillo, duré dos semanas para poder pasar”. Cesar reconoce que lo más difícil no fue no saber ingles, no tener dinero, ni un lugar para dormir. Lo realmente complicado fue dejar atrás a su familia. “Lo complejo es dejar a tus padres, a tu tierra, tu comida y tus tradiciones. El moverte hacia adelante no es lo difícil, el dejar lo es. El no hablar inglés no era problema, el ser vagabundo tampoco lo era, cuando uno esta joven muchas veces duermes en cualquier lugar después de las fiestas, así que no representaba problema, ya estaba entrenado”.
Ser el mejor entrenador de perros era un deseo que con el tiempo se convirtió en una pasión y un destino. “En ese entonces nadie quería ser entrenador de perros a ese nivel, era más como un hobbie. No se hablaba de un entrenador que ayudara a todos a comprender la comunicación con un perro, así que a mi me tocó la suerte de que ese nicho estaba desocupado”.
EL MEJOR AMIGO DEL HOMBRE
Si algo admira Cesar de los animales es que ellos no mienten, no saben hacerlo, no tienen esa capacidad y eso promueve una relación muy genuina y pura con los seres humanos. “Uno siempre anda buscando en otra persona esa relación, desde valores morales, respeto, confianza, lealtad, amor, espiritualidad y el animal siempre esta dispuesto a tener esa relación y el humano la pospone. Un perro nos sirve para muchas cosas, no solo es para cacería o para que te proteja la azotea, él no va a gritar desde arriba ¡¡¡se van a meter a la casa!!!, eso es una tontería, es ridículo. El mexicano tiene la pasión, solo falta enfocarla”.
Cesar trabaja con tres tipos de personas: aquel que adora a los perros, el que les tiene miedo y al que no le gustan. “Muchas veces la gente a la que no les gustan, desarrollan empatía porque comienzan a entienderlos, la persona que les teme, al comprenderlos dejan de sentir miedo, aprenden a evaluarlos y dejan de pensar que el perro se los va a comer. El amante de los perros es el peor contingente, porque es el que hace todo completamente mal”.
Si se quiere a los perros, entonces hay que dejarlos que realicen sus metas. De acuerdo con Cesar, el perro no quiere cambiar su naturaleza, es el humano quien quiere hacerlo. “El perro nunca nos cambia a nosotros, esa es una de las cosas por las que el humano los quiere, porque nos aman tal y como somos”. Parte de sus cuidados radica en, además de respetar su naturaleza, alimentarlo bien. “La alimentación es buena, pero el estilo de vida juega un papel muy grande. Las mascotas deben hacer ejercicio, estar estimuladas mentalmente, sin esto, de nada sirve alimentarlos bien.
En México con GrandPet queremos expander la sana alimentación y la educación para el cuidado de las mascotas”.
Hay que preguntarse qué es lo que nos motiva en la vida, pero si lo que te motiva es la felicidad, entonces todo es más fácil, porque los animales son felices sin el humano. Un elefante es feliz sin nosotros, un tigre, las ballenas, ellos siguen la fórmula de estimularse con ejercicio, siempre están en movimiento y se ayudan mutuamente, así son felices. Mucha gente no pone la felicidad como meta, a mí me hacía feliz estar con perros, querer ser el mejor entrenador, no por la fama, ni por el dinero, y eso es lo que hasta hoy sigue motivándome.
- Los animales no mienten, no saben mentir, no tienen esa capacidad y eso te hace tener una relación muy genuina y pura con ellos.
- Tras su exito en los Estados Unidos, Asia ha despertado, pues no quiere ser vista –especialmente China- como un lugar que se come a los perros. “Es importante no hacerlos sentir mal, sino demostrar que existe una gran oportunidad de cambiar”.