Sector financiero, del reto a la estrategia
Por: Fermín González*
El sector financiero ha sido uno de los más regulados en México, lo cual lo ha llevado a implementar controles que aumentan la seguridad de sus transacciones y establecer políticas que procuran el combate a delitos económicos como la corrupción, el fraude, el lavado de dinero o el cibercrimen.
Recientemente, PwC publicó el capítulo México: “Fraude y corrupción, un análisis de su impacto en las organizaciones” de uno de sus estudios más importantes, la Global Economic Crime and Fraud Survey (GECS) 2018, cuyos hallazgos dan luz sobre cómo las compañías pueden afrontar con mayor efectividad el delito económico y el fraude, a través de una mayor conciencia en las organizaciones sobre el tipo de amenaza que enfrentan y su naturaleza, y no sólo abordarlo como un costo que hay que asumir al hacer negocios.
Al comparar los resultados 2016 y 2018, se observa que las instituciones de este sector experimentaron un aumento del 42% al 62% en al menos uno de los delitos económicos anteriormente mencionados; sin embargo, las sombras prevalecen en varios aspectos. En la esfera del fraude, los actores externos representaron en 2016 un 45% de los perpetradores, mientras que en 2018 se incrementó a 85%. En el ámbito del combate al lavado de dinero y financiamiento al terrorismo, más del 82% de los jugadores del sector han realizado de manera consistente evaluaciones de riesgo en este sentido y más del 31%, de forma sostenida, ha experimentado algún tipo de inspección por parte del regulador.
Mientras que los números evidencian una tendencia al alza de las amenazas y un trabajo consciente y consistente tanto de los jugadores como del regulador, en 2018 los mayores defraudadores y lavadores están representados por los clientes (39%), hackers (31%) y las organizaciones delictivas (22%). Si bien los actores externos representan la mayor amenaza, el 37% del fraude interno recae en la capa media gerencial de las organizaciones, con daños financieros y reputacionales que pueden llevar a la disolución de la entidad, ya sea bancaria o de otro sector.
Estrategias y regulación
Por otro lado, si bien requerimientos de auditoría validan controles internos, los bancos tienen la capacidad de echar a andar un enfoque proactivo y convergente en la constitución de un comité de supervisión operativa de crímenes económicos/financieros, con el fin de que sustente sus acciones tácticas y estratégicas en los resultados revelados por evaluaciones de riesgo en las esferas de convergencia de la GECS.
La autoridades, por su parte, han fortalecido y apoyado sus controles en diversas regulaciones tanto externas como locales, reforzando así el entorno en donde se desenvuelven las organizaciones para afrontar de manera directa estos flagelos, por ejemplo: la Ley Sarbanes Oxley, Ley Federal Para la Prevención e Identificación de Operaciones con Recursos de Procedencia Ilícita, Ley Federal de Protección de Datos Personales, Ley General de Responsabilidades Administrativas, Circular Única de Bancos (publicada en el Diario Oficial de la Federación del 29 de agosto de 2017), Declaración de Principios para el Fortalecimiento de la Ciberseguridad para la Estabilidad del Sistema Financiero Mexicano (firmada el 23 octubre de 2017) y la Ley para Regular las Instituciones de Tecnología Financiera (promulgada el 8 de marzo de 2018).
Para las organizaciones, su importancia recae en el fortalecimiento del marco de gobierno, sentando las bases operativas para combatir desde inconsistencias en la información financiera hasta suplantación de identidad por medio de canales digitales que faciliten la integración de capitales impunes en el sistema financiero mexicano.
Robustecer la conciencia de las organizaciones
Actualmente, es necesario que las empresas se guíen por las mejores prácticas en la materia, principalmente en lo que concierne a acciones específicas y muy importantes como reconocer el fraude que se está perpetrando, abordarlo con un enfoque dinámico, aprovechar la tecnología e invertir en la gente, ya que las decisiones son tomadas por personas y no por máquinas.
Estos esfuerzos, en conjunto con elementos como la transparencia, estrategia integral, cumplimiento regulatorio y una gestión de riesgos adecuada, podrían impulsar a cualquier organización a tener la capacidad de transformar un problema en una oportunidad, lo que les generará esa ventaja competitiva en el mercado.
*Fermín González es Director de Forensic Services, PwC México.