3. Equilibrio polimórfico
Comer caprichosamente es perjudicial para la salud y lo mismo aplica para la inversión. Solo comer un mismo alimento aumentará los riesgos. Por lo tanto, la dieta debe ser equilibrada y la inversión debe administrarse a través de la asignación de activos diversos.
Dado que las clases de activos no tienden a depreciarse al mismo tiempo, diversificar las inversiones puede ayudar a combatir las presiones del mercado y lograr rendimientos estables a largo plazo. La asignación de activos a tu portafolio de inversión puede incluir alternativas como productos básicos, bienes raíces y fondos de inversión no tradicionales, haciendo que el portafolio sea más robusto y variado.
4. Practicar la autodisciplina
Finalmente, la autodisciplina, prudencia y persistencia a largo plazo son la clave del éxito o el fracaso. Igual que ocurre con mantenerte en forma, que sólo se sostiene a lo largo del tiempo cuando practicas la autodisciplina, el ejercicio continuo y la atención a la dieta.
Este principio también se puede aplicar a tus finanzas: la inversión regular (generalmente mensual) con una cantidad fija, a menudo produce mayores rendimientos que inversiones a corto plazo o inversiones de una sola vez, especialmente para reducir el riesgo de inversión en el momento equivocado y proteger a los activos.
La vida real está llena de incertidumbre. La volatilidad del mercado de inversión es difícil de predecir. A veces, la intuición puede incitarnos a vender nuestras inversiones por dinero en efectivo, pero si medimos la inflación, cuanto más tiempo tengamos efectivo, más débil será nuestro poder adquisitivo real.
Por lo tanto, además de ser conscientes de las emociones y los instintos que nos impulsarán a tomar decisiones a corto plazo, debemos ser conscientes de la importancia de apegarnos a las estrategias a largo plazo.
Establecer metas y tiempos claros es el primer paso para una inversión disciplinada. Puede ser aconsejable consultar a expertos en inversión o trabajar con asesores financieros para revisar los objetivos de inversión, formular estrategias de asignación de activos específicas para cada individuo y luego revisar periódicamente la cartera para prepararse para el futuro.
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