¿Cómo pedir a tu jefe un aumento de sueldo?
En 1973, diez años después de que el presidente John F. Kennedy firmara la Ley de Igualdad Salarial, el Departamento de Trabajo de Estados Unidos produjo un anuncio de servicio público para crear conciencia de la brecha salarial de género. En el comercial, Batichica va con Batman y le exige igualdad de salario.
"Llevo mucho tiempo trabajando para ti y me pagas menos que a Robin", decía la superheroína. Ella era la excepción a la regla en ese entonces y, 46 años más tarde, sigue siéndolo.
Una encuesta realizada el año pasado por la revista Glamour encontró que el 57% de las mujeres nunca había pedido un aumento de sueldo. Nunca. Lo mismo se observó en el 46% de los hombres.
Los expertos dicen que, incluso cuando una mujer pide al jefe un aumento, hay diferencias de género que pueden operar en su contra.
En mi experiencia, una gran parte de ello es condicionamiento, porque hay que recordar que apenas han pasado 30 o 40 años desde que hemos visto ascender a las mujeres en posiciones de autoridad en la fuerza laboral,
dijo Elizabeth Cronise McLaughlin, ex abogada de Wall Street convertida en asesora ejecutiva que lleva siete años enseñando a las personas cómo sacar más provecho de sus carreras.
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En CNNMoney decidimos hacer nuestro propio experimento. Quienes firmamos este artículo (un hombre y una mujer periodistas) pusimos a prueba nuestras habilidades de negociación solicitando un aumento a un supuesto jefe. Los resultados nos sorprendieron a ambos y nos enseñaron algunas cosas sobre cómo negociar un mejor salario.
Proyecta confianza
Samuel: Entré en la habitación tranquilo y confiado, tal vez incluso con algo de emoción. A pesar de que muchas personas temen hablar con un jefe de dinero, yo sólo imaginé todas las veces que mi jefe también ha pedido un aumento, por lo que no había razón para estar avergonzado.
Clare: Entré en este experimento resuelta a hacerlo lo mejor posible. Pero en la habitación, frente a mi 'jefe', me sentí muy incómoda y menos firme de lo que quería ser. Me considero una feminista, pero sucedió.
Apunta alto
Samuel: Dos colegas (mujeres) me enseñaron que siempre debes asociar directamente tu remuneración con el dinero que crees que aportas a la empresa y comenzar con un cifra más alta de lo que quieres a fin de que haya margen para que la otra parte negocie.
Clare: Me sentí muy incómoda al hablar de dinero. Además, nunca he equiparado lo que creo que valgo con la cantidad de dinero que gano. Mi cargo, tal vez, pero no mi salario. Al final, el jefe le dio a Samuel el aumento más grande porque él pidió más, lo que dejó espacio para la negociación.
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Cuantifica lo que vales
McLaughlin nos dijo que éramos típicos casos de libro. Los hombres, como Samuel, suelen pedir una cifra más alta y justificarla con el beneficio económico tangible que aportan a la empresa.
Las mujeres, como Clare, a menudo abren la negociación con la cantidad más baja que les satisfaría y luego la justifican con lo que los profesionales de recursos humanos llaman 'competencias sociales' o 'soft skills' como la comunicación, el profesionalismo o el tutelaje que prestan a otros colegas, en lugar de cuantificar el valor financiero que producen para la compañía.
Conoce a tu interlocutor
El consejo de McLaughlin a Samuel: Cuando negocias con una colega mujer, tal vez debas ser un poco más sutil.
McLaughlin dice que el lenguaje corporal es clave para las mujeres y los hombres: siéntate con la espalda recta, no retuerzas las manos y tratar de mantener el máximo contacto visual posible.
Respecto a las mujeres, McLaughlin señala: "Incluso si sabemos, a un nivel lógico, que podemos hacer el trabajo igual de bien y que estamos igual de cualificadas, las formas imperceptibles en que la cultura puede ser internalizada afectan sin duda la forma en que negociamos".