Corduneanu sabe que la desorientación no es algo ajeno en el mundo universitario. "Son estudiantes brillantes", comenta, "pero algunos se pierden porque son perfeccionistas, se desencantan, sufren del síndrome del impostor o se enfrentan a la duda existencial de por qué están estudiando".
Al abordar las inquietudes de su hijo, Corduneanu, como madre y profesora, quiso transmitirle el valor esencial de la educación universitaria, diciéndole que en cualquier carrera se adquiere una disciplina mental invaluable, al igual que habilidades como el pensamiento crítico, la resolución de problemas, la capacidad de investigación y el cumplimiento, que son muy valiosas para la vida, más allá de la universidad.
Corduneanu no ignora las dificultades que enfrentan los jóvenes en su búsqueda de realización personal y profesional; observa que aunque muestran interés en la política, no conectan con los partidos políticos establecidos. Para ellos, la política tradicional carece de emoción, pero sí demuestran un gran ímpetu por participar y desafiar el status quo político. La académica también reconoce el aumento de los problemas de salud mental en este grupo etario, en un contexto marcado por la duda y la presión por definir su futuro laboral.
Presiones sobre la juventud
El estudio La voz de los jóvenes en el contexto electoral, realizado por la Universidad del Valle de México (UVM), muestra que 76.4% de los jóvenes de 18 a 29 años se preocupan por la falta de oportunidades laborales, 74.3% están inquietos por la falta de recursos económicos y 42.2% mencionó los problemas de salud mental como una preocupación importante.
Ana Paola Ramos, psicoterapeuta con más de 20 años de experiencia, señala que la ansiedad y la depresión son los problemas de salud mental más comunes en jóvenes en la actualidad. Desde su trinchera observa una creciente inseguridad social y personal, que se exacerbó por la pandemia, ya que el proceso de reintegración a la sociedad después del aislamiento les resultó difícil.
Ramos también percibe un aumento en la tendencia de los jóvenes a comparar sus vidas con las de otros, a través de las redes sociales. Esta constante comparación los lleva a una sensación de insuficiencia que puede afectar su desempeño académico, laboral y sus relaciones personales.
“Los jóvenes tienden a percibir una vida ‘líneal y perfecta’ en las redes sociales, lo que puede generar una sensación de presión y autorechazo, y comportamientos no saludables como obsesionarse con la imagen corporal o tratar de emular estándares poco realistas de belleza”, explica la psicoterapeuta.
Tomás Rosales Mendieta, académico de la Facultad de Contaduría y Administración de la UNAM, coincide en que los jóvenes están fuertemente influenciados por la cultura digital, lo que ha generado niveles de ansiedad y dispersión de atención más pronunciados.
“Antes un alumno podía mantener su enfoque durante cinco a 10 minutos, ahora los profesores lidiamos para mantener la atención de los estudiantes incluso después de 30 segundos o un minuto”, revela.