Maurice Flitcroft: el peor golfista del mundo

Cuando Maurice G. Flitcroft tomó su primer palo una cálida mañana en Inglaterra, para comenzar su ronda de calificación para el Abierto Británico en 1976, muy pocos espectadores aplaudieron con cortesía al extraño hombre de cuya historia serían testigos.
Después de todo, el supuestamente golfista profesional (con sus zapatos de plástico, su sombrero de pesca, sus dientes falsos y sus palos baratos) apenas parecía un competidor de nivel mundial.
El hecho de que el operador de grúa de 46 años de edad, del norte de Inglaterra, no tuviera un handicap, o nunca hubiera jugado una ronda entera de golf en su vida, no lo iba a detener.
"El palo salió vertical y cayó vertical”, recuerda Jim Howard, un profesional prometedor que estuvo con Flitcroft ese día. “Parecía que quería matar a alguien”. Y la pelota apenas avanzó.
Fue la peor apertura (49 sobre par 121) en la historia del Abierto, un récord que, a la fecha, no ha sido “superado”. La prensa británica se divirtió: “El golpeador del siglo”, decía un encabezado: “El bobalicón del Abierto Británico”, decía otro.
Al Royal and Ancient, el cuerpo regulador del deporte, y a su secretario, Keith Mckenzie, no les agradó darse cuenta de que Flitcroft había encontrado una laguna; cuando recibió la aplicación del R&A pidiendo pruebas de su handicap, algo que todos los golfistas amateur deben probar, él sólo subrayó el recuadro que decía “profesional”.
"Supimos que algo andaba mal cuando vio que tenía 15 palos en su bolsa y su caddy había tenido que dejar uno en la tienda”, dijo Howard, quien después se volvió el primer golfista negro en unirse a la PGA Británica.
"La R&A se dio cuenta de que algo andaba mal en el cuarto hoyo, y enviamos a un oficial a revisar la situación. No creo que la gente estuviera muy impresionada por su actuación… nosotros no lo estábamos”.
Flitcroft fue vetado de todos los campos de golf en el país, pero eso fue sólo el inicio de una increíble historia que mostró a Flitcroft luchando año tras año, durante dos décadas, intentando calificar para el abierto de las formas más extrañas, por lo que se convirtió en un héroe popular de los románticos del deporte en ambos lados del Atlántico, luchando por lograr su improbable sueño.
Después siguió un juego del gato y el ratón entre Flitcroft y Mackenzie. Cuando la R&A presentó calificadores regionales para prevenir que cualquiera volviera a intentar lo que intentó Flitcroft, él simplemente se registró con varios seudónimos.
Llegó con sus palos ordenados por correo bajo el nombre de Gene Pacecki, como el trabajador de servicio postal Walter Danecki, y como Gerald Hoppy, James Beau Jolly, Arnold Palmtree y Count Manfred Von Hoffmenstal, entre otros.
Cada vez que llegaba a un evento calificador logró evitar su detección con varios disfraces: un bigote postizo, un sombrero de cazador… pero siempre le pedían que se retirara del campo cuando se percataban de sus malos tiros, antes de llegar al décimo hoyo. En una ocasión, la R&A tuvo que emplear a un experto calígrafo para revisar las solicitudes que Flitcroft enviaba.
Flitcroft, el persistente
Cada vez que se presentaba, Flitcroft tenía todo un plan. “Maurice era de la generación en la que una vez fuera de la escuela, lo único que quedaba por hacer era ir a trabajar al astillero, y no podían pensar más allá de eso”, dijo Scott Murray, coautor de Phantom of the Open: Maurice Flitcroft, the World's Worst Golfer (El fantasma del Abierto: Maurice Flitcroft, el peor golfista del mundo), un nuevo libro sobre Flitcroft, cuya apertura coincide con el abierto de esta semana.
"Siempre estaba luchando por superarse a sí mismo y siempre aspiraba por lo más alto: el Abierto. Se dijo a sí mismo que lo iba a ganar, e incluso fue juzgado por ser arrogante, pero él no le hacía daño a nadie, sólo quería lograrlo”.
La lucha de Flitcroft con la R&A, y sobre todo con Mackenzie, a quien Murray describe como “20% carne, 80% reglas”, prosiguió hasta la década de los noventa, y sigue siendo un tema delicado para la organización.
Según Murray, la R&A estaba tan apenada por los intentos de Flitcroft por entrar al Abierto que se negó a hacer comentarios para el libro. La R&A se negó a hacer comentarios cuando CNN hizo una serie de preguntas sobre su relación con Flitcroft.
"Lo irónico sobre Mackenzie fue que era un modernizador”, dijo Murray. “El Abierto pasaba por una etapa difícil en los cincuenta y en los sesenta. A los jugadores estadounidenses no les interesaba ir a Inglaterra, pero se aseguraron de que Arnold Palmer y Jack Nicklaus fueran.
"Suena como una locura, pero introdujo marcadores importantes para que la gente supiera lo que estaba pasando”.