Aún no es el fin de Diego Armando Maradona
Nota del editor: Jimmy Burns es el autor de la biografía La mano de Dios: la vida de Diego Maradona.
(CNN)– Gran parte de la vida de Diego Maradona parece haber llegado a un nivel diferente al de los mortales ordinarios, de manera que no es ninguna sorpresa que el anuncio de su salida de la dirección técnica de Argentina tenga un dramatismo adicional.
Maradona subió la temperatura al rebatir una declaración de las autoridades del Futbol Argentino, acerca de que su contrato no había sido renovado porque se negó a cambiar una parte del equipo técnico. Así, atacó de forma visceral a los supuestos enemigos.
Acusó al director del equipo nacional, Carlos Bilardo, de traición, y a Julio Grondona, presidente de la Asociación Argentina de Futbol (AFA), de ser parte de una conspiración para despedirlo de forma injustificada.
No hay nada que le guste más a Diego Maradona que estar en una situación en la que pueda hacer que sus seguidores lo miren como un mártir, víctima de los poderes siniestros. Lo mismo hizo cuando lo atraparon con drogas en la década del 90, y nuevamente cuando dio positivo en las pruebas durante la Copa Mundial en Estados Unidos en 1994.
Llegó a la Copa Mundial de Sudáfrica atacando a los periodistas que evidenciaron su aparente incompetencia como director técnico, y predijeron su fracaso. Este antagonismo aumenta su popularidad entre oprimidos y desposeídos. Pero no soy el único que cree que sus protestas son en realidad un intento de cubrir sus propios fracasos profesionales.
Si esto estuviera ocurriendo en otro país, la razón de la destitución de Maradona sería simple. Solía ser un muy buen jugador, y nos trajo algo de entretenimiento a la Copa Mundial de Sudáfrica, que de otra forma habría sido aburrida (excluyendo la victoria justificada de La Roja), pero el apaleo que Alemania dio a Argentina, expuso sus deficiencias como entrenador y a la falta de profesionalismo de algunos de sus asesores seleccionados a mano, que habían sido sujeto de debate público desde hace un año.
Al final, el mito de la divinidad de Diego (la mano de Dios), estuvo desvalorizada cuando el equipo Alemán jugó mejor porque tenía un mejor entrenador. El equipo argentino se dio cuenta de que el genio de Maradona radicaba en un instinto personal más que en cualquier sistema, y había un límite de lo que podría lograr.
Puedes llevar una sonrisa al público de la televisión mundial besando a tus jugadores y bailando como canguro cada vez que tu equipo anota un gol, pero necesitas técnica y estrategia, no sólo inspiración, para ganar un campeonato. A final de cuentas, Maradona quedó mal con su equipo de superestrellas.
Pero se trata de Argentina, un país donde la política y el futbol son una mezcla potente. Maradona no sólo tiene seguidores entre los futboleros más fanáticos de su país, sino que sigue siendo visto como un vehículo político en sectores del gobierno populista de Cristina Fernández. Por eso dudo que éste sea el capítulo final de la extraordinaria vida del derrotado genio.
En el frente psicológico, hay pruebas para Maradona, y para la nación argentina entera. Su auto proclamado sueño era dirigir a su equipo nacional hacia la victoria de la Copa Mundial. No lo logró en Sudáfrica, pero dijo que la próxima vez sí lo lograría, cuando el torneo sea en su país vecino, Brasil.
Sin la motivación que ofreció el puesto de director técnico, algunos de sus seguidores temen que regrese a los días de depresión, abusos y paranoia.
El mito de la 'inmortalidad' de Maradona ha sido abollado severamente, y quizás sea irrevocable. Pero no es la primera vez que cae, y estoy seguro de que habrá más dramas en el futuro.