Esther Phiri pasó de la pobreza a la riqueza, sin perder la sencillez

Esther Phiri creció ayudando a su abuela a vender vegetales en un pueblo pobre de la capital de Zambia, Lusaka.
Hoy es campeona mundial de box y una celebridad en Zambia. Vive en una casa que le ofreció el ex presidente del país, Levy Mwanawasa, y es dueña de un pequeño imperio de propiedades que compró con el dinero de los premios que ganó.
Es una historia de la pobreza a la riqueza que se asemeja a la película de Hollywood, Million Dollar Baby, pero que se transporta a un país donde la esperanza de vida promedio es de 38 años, la segunda más baja del mundo, según el almanaque de hechos World Factbook de la CIA.
Phiri, de 23 años, comenzó su carrera de boxeo hace siete años y aún entrena en el mismo gimnasio en el que comenzó a ejercitarse.
La biografía de Phiri en la Red de Archivos de Box Femenil describe cómo abandonó la escuela y se convirtió en madre soltera a los 16 años, después de que su familia comenzara a atravesar momentos difíciles.
Ella comenzó a boxear como parte de un programa deportivo de prevención del VIH, conducido por una ONG internacional. Era la única mujer en el programa. Su entrenador, Anthony Mwamba, dijo a CNN que cuando conoció a Phiri, rentaba una casa de una sola habitación, y dormía en el piso con su hija.
“Quería llorar, no había comida ni dinero”, dijo Mwamba, pero siguió invirtiendo en la joven boxeadora, aunque sus motivos fueron de sospecha en un país donde las mujeres boxeadoras no son la norma.
Mwamba dijo que cuando Esther entró a la escena, todos decían que él la consentía o dormía con ella. Incluso los oficiales decían eso, pero dice que él siempre tuvo la visión y ellos nunca pudieron verlo. “Yo ví a una campeona en Esther”.
A pesar de los rumores, la pareja siguió entrenando y pronto obtuvieron su recompensa, cuando Phiri ganó el título de Peso Ligero Junior de la Federación Internacional de Box Femenil en 2006.
“Estaba tan feliz que no hay palabras para describirlo. Fue un punto muy importante en mi vida”, dice mientras muestra sus cinturones. “Incluso prometí al último presidente que lo haría. Él me dijo que yo debía ganar y lo hice”.
Hoy, a pesar de tener toda la riqueza de una estrella internacional, Phiri sigue viviendo en la comunidad en la que creció, y sigue siendo amiga de la gente con la que convivió desde pequeña, cuando vendía vegetales en el mercado.
“Este es mi pueblo natal y todos son muy cercanos, tengo muchos amigos”, dijo Phiri a CNN mientras la gente la llama en la calle.
Actualmente, Phiri es campeona mundial de Peso Ligero de la Asociación Internacional de Box Femenil. Ha trabajado muy duro por obtener sus títulos, y no todo es fácil.
“Tengo el valor para animarme y hacerme quedar bien”, dice Phiri. Mwamba agregó que algunos boxeadores no tienen la mejor disposición, pero Esther Phiri tiene todo el corazón.
“En una pelea, las mujeres pueden durar dos minutos, pero yo le doy tres minutos, como si fuera un hombre. La trato como a un hombre, es por su bien”.
Ahora puede ir en auto al gimnasio, algo que antes hacía tomando cuatro camiones.