Longoria: El Premio Nacional del Deporte, una motivación a seguir adelante

Otro vuelo, una nueva conexión en Los Ángeles rumbo a Japón. Paola Longoria acumula tantas millas que ya ha perdido la cuenta de cuántos viajes ha hecho en los últimos seis años para llegar a la sede de un torneo internacional de racquetbol y pelear por un lugar entre las mejores del mundo.

Ahora la conexión fue distinta cuando minutos antes de abordar leyó una felicitación en un mensaje de celular: “!Felicidades! Ganaste el Premio Nacional de Deportes ”.

La adrenalina en Paola corrió como un galope de broncos desbocados, algo similar a lo que siente cada vez que está en la cancha del llamado deporte extremo de raquetas, lugar donde este año alcanzó los subcampeonatos mundiales elite y profesional, además de la corona de parejas elite en Corea junto a Samantha Salas, para mantenerse como una de las mejores dos racquetbolistas del orbe y la mejor del ranking profesional de Estados Unidos.

A Paola le sobran éxitos como ser la única mujer en ceñirse ocho coronas mundiales consecutivas desde que comenzó a competir en categorías infantiles o ser la más joven ganadora del prestigioso Abierto de Estados Unidos en 2008. Oros en los Juegos Centroamericanos de Mayagüez o los World Games en 2009 decoran también su vasto curriculum, pero nunca su lucha, en una disciplina que en México no es seguida con puntualidad por medios, había sido recompensada con el máximo galardón que otorga el gobierno federal al deporte.

“Cuéntame que pasó. Me acabas de sacar la sonrisa más grande del día”, responde Paola y apaga el celular porque el vuelo está a punto de salir. “Esto es lo máximo. Que en mi país me premien así es algo que me compromete e impulsa a dar más de mi cada vez que juego”.

Desde que tenía 16 años, la joven de San Luis Potosí se convirtió en profesional y su paso por las canchas la han encumbrado como la mejor mexicana en la historia del racquetbol.

El trayecto fue complicado, como ella misma cuenta, cuando sus padres fueron el principal soporte económico para que viajara a Estados Unidos y jugara algunos torneos. Para mantenerse en el circuito profesional también recibió apoyo del gobierno de Tijuana y así fue que comenzó a robarse poco a poco el protagonismo que tenían otras jugadoras ante su inminente irrupción a la elite.

“Realmente me ha costado mucho estar en esta posición. No sabes todo lo que se necesita para estar entre las mejores”, cuenta Paola, quien con 21 años aspira a mantenerse como la fuerza hegemónica del racquetbol por muchos años. “El Premio Nacional es algo maravilloso, una motivación para que siga adelante por toda esa gente que ha estado cerca de mi apoyándome”.

Paola ganó el Premio Estatal de Deportes de San Luis en 2006 y fue reconocida con la presea de cronistas deportivos de Tijuana. Se convirtió en la jugadora más joven en alcanzar la primera posición en el ranking profesional de Estados Unidos cuando a los 18 años ganó el Abierto de Estados Unidos, donde también fue la más joven en la historia en ganar el evento.

Con miras a los próximos Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011, el deporte mexicano tiene en Paola a una de sus esperazas doradas en el regreso del racquetbol al programa Panamericano tras su salida de las competencias de Río de Janeiro 2007. Ella se ve peleando por ese protagonismo en las que son consideradas las pruebas deportivas más importantes de los últimos 40 años en México, un punto de arranque para una nueva generación en la que ella está entre los referentes con todos sus logros con apenas 21 años.

“Quiero agradecer a todos esas personas que siempre me han apoyado en este camino que no ha sido fácil para estar dentro de las mejores”, comenta. “Recibir el Premio Nacional de Deportes es una de las mejores cosas que pudo pasarme en mi carrera”.