In-Kyung Kim, golfista coreana, quiere ayudar a quienes más lo necesitan
Con tan sólo 22 años de edad, In-Kyung Kim o IK, como la apodan sus compañeras de la Ladies Professional Golf Association (LPGA), ocupa la séptima posición de la clasificación mundial.
Su desempeño en el campo generó que las ganancias llegaran rápidamente a su vida, hasta el momento ha acumulado más de 3.5 millones de dólares, pero cuando era niña la situación económica de su familia no era precisamente estable. Por ello, IK se ha dedicado a ayudar a quienes más lo necesitan.
Kim ha jugado cuatro temporadas en el máximo circuito femenil, y aunque se convirtió al profesionalismo apenas en 2006, ya cuenta con cuatro títulos, tres en el circuito estadounidense y uno en el europeo.
En entrevista con CNNMéxico, la campeona del Lorena Ochoa Invitational 2010 mostró el lado caritativo que pocos conocen. "Me siento afortunada de compartir, ahora cuento con la posibilidad de regresar algo de lo que tengo a quienes más lo necesitan", dice.
Su vena filantrópica pudo desarrollarse tras su carrera como golfista.
El interés por el golf llegó de un modo curioso "mi papá lo jugaba todos los fines de semana y yo quería estar siempre junto a él, así que lo seguía por el campo", su padre gustaba del silencio que brinda este deporte, y tener a la pequeña IK detrás de él rompía con el cometido.
"Cuando tenía unos nueve años me preguntó '¿por qué no juegas?, podrías encontrarlo divertido', era obvio que no quería que lo molestara", recuerda.
Sin esperarlo, Kim comenzó a interesarse por el deporte y a los 15 años decidió que quería hacer del golf su profesión, “deseaba ser buena y esperaba tener la posibilidad de competir en un circuito de primer nivel”.
Aunque su talento era nato, había un inconveniente, su familia no tenía los medios económicos para mandarla a Estados Unidos, país que cuenta con uno de los sistemas juveniles de mayor nivel y prestigio en el mundo.
"Un amigo de mis papás, a quien me gusta llamar ‘tío’, nos apoyó para que pudiera ir a una academia de golf en Carolina del Norte y que tuviera la oportunidad de aprender inglés y las costumbres estadounidenses antes de convertirme en profesional", dijo.
El amable gesto de 'su tío' y el apoyo de su familia fue la combinación perfecta para alcanzar su sueño y confirmar que era la decisión correcta.
Sin embargo, no todo fue sencillo, "aprender inglés fue muy complicado, tenía 16 años y necesitaba hacer amigos en la academia. No me podía comunicar, no entendía nada de lo que decían en la televisión. Mis compañeras de cuarto eran de Japón y Eslovaquia y tampoco hablaban el idioma; me di cuenta que no tener a mi familia cerca lo hacía más difícil".
Para superar la barrera del lenguaje, Kim se concentró en su juego y recordó los consejos de su padre, "siempre me dijo que si quería ser la número uno tenía que enfrentar diferentes obstáculos y que no iba a ganar cada que saliera al campo, al final, él sólo quería que yo fuera feliz".
La oportunidad que recibió marcó su vida a tal grado, que creó conciencia sobre las necesidades de los demás. Recientemente donó los 220 mil dólares que ganó tras coronarse en el torneo Lorena Ochoa Invitational, la mitad a la fundación de la golfista mexicana, y el otro 50% será destinado a una institución bancaria que aún no define.
"Quiero ayudar a la gente que lo necesita, me gustaría tener mi propia fundación, pero sé que tengo que conseguir otras metas primero y darme a conocer un poco más para que esto suceda; tengo en mente algo similar a lo que hace Lorena Ochoa".
Apoyar a quienes más lo necesitan implica responsabilidad dentro y fuera de la cancha, "recuerdo que en Arkansas algunas jugadoras fuimos a visitar a los niños de la fundación First Tee y caí en cuenta de que nos ven en la televisión y aprenden de nosotras, así que no importa que tenga 22 años, debo ser cuidadosa con lo que hago, no quiero convertirme en un mal ejemplo".
Hablar de modelos a seguir trae a la mente de In-Kyung sus inicios en la gira, "cuando Annika (Sörenstam) y Lorena (Ochoa) estaban en la plenitud de sus carreras tuve la oportunidad de verlas de cerca y aprender mucho de su juego, fueron una gran inspiración, al igual que Juli Inkster".
Para Kim una cosa es clara, "tienes que pelear por lo que quieres, no importa que tan lejano se vea, siempre hay que luchar.” Ahora que es miembro de la LPGA y figura entre las 10 mejores del mundo está convencida de que "este es el lugar al que pertenezco y es momento de aprender de quienes tienen mucho tiempo aquí, pues me dejarán buenas enseñanzas", dice.
Aunque con sus comentarios y mentalidad demuestra la gran madurez que ha adquirido con el paso del tiempo, fuera del campo, los intereses de Kim son diversos y confiesa que "mi héroe es Paul McCartney, él es el hombre".
Su afición por el músico inglés la impulsó a aprender a tocar la guitarra "cuando tengo tiempo toco música de los Beatles, me gustaría hacerlo más seguido, así que cuando puedo llevó mi guitarra conmigo y toco sin importar el país en el que me encuentre".
La lectura también forma parte de su vida lejos del green, "últimamente me he identificado con la ideología de Josh Waitzkin, autor del libro El Arte de Aprender, disfruto mucho leer, es una actividad muy relajante".
Tras una excelente campaña, que incluyó una victoria, 13 veces una posición dentro del top 10 y más de 1.3 millones de dólares en ganancias, ahora Kim se tomará un descanso y disfrutará con su familia y amigos el éxito obtenido.