Ben Roethlisberger de los Acereros enfrenta la oportunidad de redimirse
Lo han llamado violador, predador sexual, idiota serial y un pesado.
La NFL lo suspendió, Eminen rapeó sobre él (“alborótate tanto como Roethlisberger en un baño”). Incluso el ex mariscal de su equipo, que ahora forma parte del Salón de la Fama, lo despreció públicamente.
“Estoy aprendiendo a que no me caiga bien”, dijo Terry Bradshaw.
Pero todo empeora, al menos en Pittsburgh, donde la gente y el equipo están unidos como en ningún otro lugar, y donde, según Charean Williams, presidente de la Asociación de Escritores Profesionales de Futbol, “el mariscal está casado con la ciudad y la ciudad con el mariscal”.
Todo lo malo que se ha dicho sobre el mariscal de los Acereros de Pittsburgh, Ben Roethlisberger, desde que fue acusado el pasado marzo de agredir sexualmente a una alumna universitaria , aunque nunca se levantaron cargos, llega al corazón tanto de sus seguidores como de los detractores.
“Un idiota”, dijo Stan Savran, locutor de radio y televisión de temas deportivos en Pittsburgh. “Mucha gente lo consideró un idiota. Había historias de que era grosero con meseros y meseras, que se creía mucho, que era grosero con los fanáticos”, dijo.
“Quizás eso funciona en Nueva York o en Los Ángeles o en Miami, pero no aquí. La gente diría que no es un tipo de Pittsburgh”.
El camino de Roethlisberger hacia la redención llegó a un punto crítico este domingo, cuando los Acereros fueron anfitriones de los Jets de Nueva York en el juego de campeonato de la AFC (Confederación Americana de Futbol, por sus siglas en inglés).
Roethlisberger salió airoso llevando a su equipo al Súper Tazón , evento que ya ganaron antes con un récord de seis juegos.
Al ganar los Acereros, el jugador de 28 años de edad se unió al reducido grupo de mariscales que han sido la estrella de, al menos, tres Súper Tazones. Si gana su tercer Súper Tazón, se unirá a los miembros del Salón de la Fama de la talla de Joe Montana, Troy Aikman, Bradshaw y Tom Brady.
“Si gana otro Súper Tazón lo comenzaremos a ver como uno de los mejores mariscales en la historia de la NFL”, dice Williams. En cuanto a sus problemas personales que casi desbaratan su carrera antes de la temporada, Williams agregó que “ganar cura mucho. Muchos pecados se perdonan”.
En marzo ni siquiera era seguro si Roethlisberger sería o no un acerero. Los agresivos encabezados apuntaban a un bar universitario en Milledgeville, Georgia, a 130 kilómetros al sureste de Atlanta.
El Big Ben, de 1.67 metros y 109 kilos, paseaba por bares celebrando su cumpleaños cuando se encontró con unas chicas de fraternidad en la sala VIP de un bar. Una joven de 20 años de edad dijo que Roethlisberger la siguió a un pasillo y se desnudó frente a ella. Cuando ella se escondió en un baño lleno de gente, dice, Roethlisberger entró a la fuerza.
“Todavía le dije que no estaba bien y después tuvo relaciones conmigo”, dijo a la policía. “Él dijo que sí estaba bien y después se fue sin decir nada”. Después de una investigación que duró un mes, no se levantaron cargos.
Fred Bright, el fiscal de distrito, citó falta de evidencias físicas e inconsistencia en las versiones de la parte acusadora, cuyos abogados le pidieron a Bright que abandonara el caso.
“No buscamos castigar morales”, dijo Bright, “sino crímenes”.
Pero las morales son tema personal para el comisionado de la NFL, Roger Goodell, quien ha reforzado las políticas de conducta personal de la liga. El ejemplo más claro es la suspensión de Michael Vick tras participar en la organización de peleas de perros .
Pero cuando Goodell suspendió a Roethlisberger por seis juegos esta temporada (que después se redujeron a cuatro), se convirtió en el primer jugador suspendido por faltas de conducta al que no se le había acusado de ningún crimen.
“En Milledgeville nada de tu conducta es admirable, responsable o consistente con los valores de la liga o con las expectativas de nuestros fans”, dijo al mariscal del Pro Bowl.
Los dueños de los Acereros, dirigidos por Art Rooney II, nieto del difunto Art Rooney, estaban incluso más escandalizados. Los Acereros son una de las pocas franquicias financiadas por familias (Green Bay es otra) cuyos nexos con la ciudad son más familiares que corporativas.
El Art mayor pagó la cuota de entrada a la franquicia de la NFL en 1933, con dinero que ganó apostando en las carreras de caballos en Saratoga, en Nueva York. Después financió la franquicia durante cuatro años con un épico viaje a las carreras en 1936. Con ganancias de entre 200,000 y 358,000 dólares en la era de la depresión económica, tuvo que llevarse todo a casa en un camión.
Durante gran parte de la tenencia de Rooney, los Acereros eran perdedores adorables, pero justo cuando la icónica industria del acero en Pittsburgh se vaporizó en la década de 1970, los Acereros se convirtieron en triunfadores durante una década, ganando cuatro Súper Tazones en seis años, así como la lealtad de los fans en todo el país (excepto entre sus rivales de Baltimore, Cleveland y Dallas).
“La fuerza obrera de Pittsburgh buscaba una historia que encapsulara quiénes eran, y los Acereros se convirtieron en esa historia”, dice Maggie Patterson, coautora de Rooney: A Sporting Life. “La gente de todo el mundo conoció el poder del peón, que se demostraba con acciones”.
Esta cultura infló el ego de Roethlisberger, con su contrato de 102 millones de dólares.
“Mucha gente considera lo que supuestamente hizo como una cachetada a Rooney, y en este lugar eso no se hace”. Sus acciones ya de por sí eran problemáticas.
En 2006, contra las indicaciones de sus entrenadores, condujo su motocicleta sin casco, chocó y se rompió la mandíbula y tuvo una contusión.
En 2009, una mujer que dice haber sido violada por él un año antes en el Hotel Lake Tahoe levantó una demanda civil contra él y contra el hotel-casino.
Sin ninguna acusación penal, Roethlisberger negó las acusaciones y contra-demandó por daños en la demanda civil.
Después del incidente el Milledgeville, se dijo que Roethlisberger podría ser vendido, y muchos fans así lo pidieron. Su casaca con el número 7, la onceava mejor vendida en 2009, cayó al lugar 20. El Big Ben se volvió la comidilla de todos. Un episodio de South Park lo muestra en una clase de rehabilitación para adictos al sexo, junto con Bill Clinton y David Letterman.
Pero los Acereros lo trataron más como un niño caprichoso que como un paria, sabiendo, claro, que un mariscal como él no aparece todos los días. Art Rooney II dijo en una declaración que habló con Roethlisberger para asegurarse de que “eso nunca volviera a ocurrir”.
Y Roethlisberger se tomó la conversación en serio, pues nunca ha vuelto a ser visto con su pose alzada ni ebrio, como había ocurrido mientras usaba una playera que decía “bebe como todo un campeón”.
“Todo el tiempo era visto como Big Ben”, dijo a una estación de televisión local. “Superman dominaba a Clark Kent y la gente ya no sabía quién era Ben Roethlisberger. No me di cuenta a tiempo, y estaba olvidando a la persona que me enseñaron a ser”.
Muchos fans siguen siendo escépticos. Cuando recientemente se dijo que se había comprometido con una mujer local, algunos lo vieron como un truco para mejorar su imagen. Un blog incluso preguntó: “¿le habrá propuesto matrimonio en un baño?”.
“Todos dudan de lo que hace”, dice Patterson, “pero los Rooney son una familia muy católica. Confiarán en la palabra de alguien hasta que se compruebe lo contrario”.
Ahora que ya están en el Súper Tazón, todo depende del resultado del 6 de febrero. Roethlisberger, “tiene otra oportunidad para probar quién es, y lo sabe”, dice Mike Logan, Acerero retirado que jugó con Roethlisberger en el Súper Bowl de 2006.
Pero Logan agregó que “si no sabe cómo manejarlo, las cosas podrían ponerse feas”.