La afición americanista extraña el corazón y el gol de Salvador Cabañas
La afición americanista no perdonará al hombre que hace un año disparó a Salvador Cabañas, dejándolos sin goleador dentro de la cancha. Así lo consigna la playera de un miembro de La Monumental, una de las principales porras del club mexicano.
Aquella prenda traía por el frente el rostro de Chava, impreso como la santa verónica, y en la parte trasera, un mensaje dirigido a su presunto agresor, el JJ: Dios perdona, pero La Monumental no .
Después de un año sin el Mariscal, los americanistas saben que la delantera de las Águilas no es la misma y coinciden cuando responden a la pregunta sobre qué es lo que le hace falta al América. Dos cosas: "echarle huevos (un concepto entendido entre los mexicanos como maximizar el esfuerzo) y otro jugador como Salvador Cabañas.
"Ha sido muy difícil porque era quien le echaba kilos al equipo y era el que motivaba tanto al equipo como a la porra", asegura un miembro de La Monumental, que el pasado domingo asistió al estadio Azteca a alentar a su club en la jornada tres de la liga.
Pero lo que más recuerdan los seguidores del América sobre el futbolista paraguayo es "su enjundia por la camiseta".
Ahora, el club enfrenta una nueva crisis, el entrenador que llegó para rescatarlos de la debacle, Manuel Lapuente, no pudo hacerlo. Luego de partidos sin sumar los puntos necesarios para hacer valer la jerarquía del equipo en la liga, y cuando apenas está por jugarse la jornada 4, Lapuente no sigue más como director técnico del América.
La situación es desesperada. Se ha llamado a Carlos Reynoso para ocupar el puesto de director técnico y nadie en el América, dueño, directivos, jugadores y afición, puede evitar reconocer la crisis del equipo.
Para algunos de los fanáticos, el América ha tenido un bajo rendimiento desde lo de Cabañas. El equipo no convence a su afición, algo que Sergio, miembro de La Monumental Vallejo, explica como el resultado de una falta de entrega por parte del América, así como la carencia de "corazón y gol" y agrega, "porque (Cabañas) era un goleador".
En las tribunas del estadio Azteca, se extraña al ídolo paraguayo, que antes del incidente se perfilaba como una promesa en el futbol internacional, y que ocupa un lugar privilegiado en el altar americanista junto a otra leyenda del club, Cuauhtémoc Blanco.
"Nadie va a igualar a Cabañas… el América no es nada sin Cabañas y sin Cuauhtémoc", dice tajante un aficionado, que aunque se muestra entusiasta en el estadio, sale profundamente decepcionado tras un partido en el que las Águilas no pudieron levantar el vuelo. Perdieron 2-1 ante Tigres.
Y cuando el aficionado despertó, la sequía de títulos seguía
Fue en el Torneo Clausura 2005 del futbol mexicano la última vez que el conjunto de Coapa, de la zona sur de la capital mexicana, se alzó con el título, el décimo en su historia, ante los Tecos de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAdeG).
Desde entonces sólo han llegado a una final en 2007, la cual perdieron ante los Tuzos del Pachuca, y otra derrota más ese año en la final de la Copa Sudamericana frente al equipo argentino de Arsenal de Sarandi, que mantiene un sabor amargo en la boca de los aficionados del equipo más querido y más odiado del país.
Incluso en el torneo Clausura 2008, el club capitalino sufrió una de sus peores rachas al terminar el torneo en el fondo de la tabla general con apenas 11 unidades, lo que derivó en la salida de Guillermo Cañedo White de la presidencia del América, y la llegada de Michel Bauer.
El fichaje de Salvador Cabañas en el América como refuerzo para la temporada Apertura 2006 fue una respuesta por parte de la directiva del club para mejorar los resultados en la liga nacional. El paraguayo llegaba como el goleador de los Jaguares de Chiapas, con 59 tantos en los tres años que jugó para el equipo del sureste; y se posicionaba como el depositario de todas las esperanzas de la afición.
La idea fue acertada. En poco tiempo, Chava Cabañas se convirtió en el baluarte de la ofensiva americanista, al punto de desplazar, para algunos, al veterano Cuauhtémoc Blanco. Con la playera azulcrema, Cabañas anotó 66 goles, hasta la tarde del domingo 17 de enero de 2010, donde contribuyó con dos tantos en la goleada de 5-1 al hermano menor del América, el San Luis.
Todavía en el Torneo Apertura 2009, el último que el futbolista jugó completo con las Águilas, quedó en el cuarto lugar de los goleadores del futbol mexicano con 11 anotaciones, empatando en la tabla con la sorpresa chiva en ese entonces, Javier Chicharito Hernández .
Es por todo eso que la afición americanista extraña a la figura de Salvador en las canchas, y entre las carencias que identifican en su equipo apuntan tanto la de un buen técnico como la de un gran goleador.
Entre su desencanto, los aficionados no creen por ahora que alguien pueda sustituir el liderazgo que Cabañas tenía en la delantera de las Águilas. Algunos mencionan nombres como Enrique Esqueda, Vicente Sánchez, Matías Vuoso, o Daniel Rolfi Montenegro, que el pasado domingo metió el único gol americanista en la derrota en casa ante Tigres de la UNL.
"No se puede comparar a Cabañas con Vuoso… Cabañas es un jugador que tiene idea, tiene fuerza", comentó Mario, otro miembro de la porra La Monumental, la más representativa del club.
Pero, ¿quién mejor que el director técnico que estaba en funciones al momento del atentado a Cabañas, para explicar exactamente como se vivió la crisis? Jesús Ramírez, técnico del América desde el Torneo Clausura 2009 hasta el Bicentenario 2010, trabajó con el equipo azulcrema y con Cabañas en la ofensiva como parte del proceso para rescatar del fondo de la tabla al América. Iba por "un proceso muy bueno", recuerda.
"Chava fue un referente en América, de gol, y estoy seguro, porque las estadísticas lo marcan, Chava Cabañas, la mejor temporada que tuvo fue conmigo. Donde más goles metió", dice en entrevista a CNNMéxico.
Ramírez, que sustituyó al argentino Ramón Ángel Díaz, tomó las riendas del equipo en un momento en que no se clasificaba a la liguilla para aspirar por un nuevo campeonato, incluso con problemas en la tabla porcentual, y una de las encomiendas para el nuevo timonel fue sacar al club de esa zona.
El atentado a Salvador Cabañas la mañana del lunes 25 de enero de 2010 en un bar al sur de la Ciudad de México representó en aquel entonces un "impacto psicológico para el plantel", señala Jesús Ramírez.
"Los estados de ánimo no eran los mejores. ¡Imagínate el impacto que causó! El plantel es un plantel profesional, y pase lo que pase tiene que funcionar", considera el entrenador.
Cabañas como parte fundamental del América, "el equipo estaba acostumbrado a estar con él; pero el equipo se adaptó a no tenerlo, tanto así que al final el equipo terminó calificando".
De acuerdo con Jesús Ramírez, pese a la ausencia forzada del goleador americanista, el equipo "siguió creando, siguió generando". El nuevo planteamiento táctico que tomó Ramírez fue el mismo que venía haciendo con Cabañas, tratar de equilibrar la cuota de goles entre los delanteros y dar oportunidad a jóvenes como Daniel López, Daniel Márquez y el mismo Enrique Esqueda.
América y sus ídolos
Para Ramírez una de las condiciones que hace difícil manejar al América, es que hay veces que se pretende dejar caer todo el peso de la responsabilidad del triunfo en un sólo jugador, aunque señaló que el "América en toda su historia siempre ha traído jugadores de peso, tanto futbolísticamente como en la parte de fama, entonces fue un equipo diseñado para esto, se requiere de figuras", apuntando a Cabañas como una de ellas.
En ese sentido, algunos aficionados se dicen inconfromes con que las Águilas dependan tanto de individualidades. "El América depende mucho de las figuras, y eso es algo que debemos de quitar", dice Mario de la porra La Monumental.
Mientras que otro americanista, enfurecido por el mal resultado obtenido el pasado fin de semana, señaló al director técnico Manuel Lapuente y a la directiva del club como los responsables de la debacle.
Parte de la afición pide una figura que tome las riendas del equipo pero no le importa el nombre.
"Siempre tiene que llegar aquí un grande, y aquí no ha llegado. Y lo que este equipo tiene más (históricamente) son huevos, falta que suelten a los chavos que tienen huevos", insiste Enrique, un aficionado del club que asegura que no extraña al Mariscal Cabañas.
"El América no es un equipo, somos todos… no somos Cabañas", concluye.