El dudoso compromiso de la NFL con la salud de sus jugadores
Los líderes del negocio de la Liga Nacional de Futbol estadounidense (NFL, por sus siglas en inglés) solían tener un secreto.
Era un secreto profundo y oscuro, uno que mantenían escrito en una pieza microscópica de papel chapado en oro, encerrado tras una puerta, detrás de una bóveda, detrás de una anaconda devoradora de hombres de más de 6 metros en el sótano de sus oficinas en Nueva York.
La mayoría de los secretos del mundo son fácilmente descubiertos. Este, no obstante, permaneció como un equivalente moderno del funcionamiento interno de los Illuminati de Baviera. Nadie debía sospechar. Fue transmitido de generación en generación; sólo los más confiables y expertos funcionarios de la NFL estuvieron genuinamente conscientes de la verdad.
Ahora, sin embargo, en el año del Señor 2011, el secreto ha escapado de alguna manera los círculos del futbol americano profesional, sólo para aterrizar en medio de la sociedad en general.
¡El mundo está condenado! ¡El imperio ha sido conquistado!
Jugar futbol es... malo.
Sí, es verdad. Jugar futbol americano es malo para los jugadores . Malo para el cuello y los hombros, malo para los brazos y las piernas.
Observa cómo los jugadores de la NFL lucen como híbridos entre caballos y hombres, con sus antebrazos del tamaño de un extintor de incendios y sus pantorillas del tamaño de refrigeradores.
Obsérvalos de nuevo una década después, cuando un impresionante número de ellos cojeará desde el sofá al refrigerador y tendrá problemas para no caer al suelo en agonía. En el peor de los casos, algunos lucharán por recordar sus propios nombres.
Las historias de jugadores pasados de la NFL convertidos en lesionados andantes (o no andantes) son interminables y dolorosas.
El gran Earl Campbell apenas podría ponerse de pie. Tampoco lo podía hacer el gran Wilber Marshall. O el gran Dave Pear. O el gran Wally Chambers. John Mackey, el legendario ala cerrada de los Potros, sufre de demencia frontotemporal y requiere de asistencia completa para vivir .
Ralph Wenzel, un guardia de la NFL de 1966 a 1973, también sufre demencia y no puede vestirse, bañarse o alimentarse a sí mismo. Ted Johnson, un ex apoyador de los Patriotas, de sólo 38 años de edad, muestra signos tempranos de Alzheimer.
Aunque ahora estamos todos relativamente conscientes de los riesgos que conlleva el deporte más querido de Estados Unidos, la NFL – el monolito corporativo máximo – no quiere que pienses en ello. O que te preocupes por ello ni... mmm... que estés consciente de ello. Sólo siéntate y bebe tu cerveza Budweiser.
Como fue reportado en el New York Times, la liga recientemente demandó que Toyota alteró significativamente un comercial de 30 segundos que cita el peligro del futbol (patéticamente, Toyota cedió).
El anuncio, que muchos fanáticos del deporte han visto ya, denuncia que la empresa ha contribuido en la investigación de choques con aquellos científicos que investigan las contusiones cerebrales en el futbol . En el anuncio, una madre se preocupa por su hijo que juega futbol.
Brian McCarthy, un vocero de la NFL, dijo al Times que “sentimos que fue injusto señalar un deporte en particular. Las contusiones no son sólo un problema del futbol”.
Oh.
Como Alan Schwarz (el escritor de Times) correctamente indicó, los investigadores del Nationwide Children's Hospital en Columbus, Ohio, reportaron que aproximadamente 100,000 jugadores de futbol que estudian la educación media en Estados Unidos sufren de contusiones cada año. Schwarz escribió: “El segundo de nueve deportes estudiados combinados alcanza los 100,000”.
En otras palabras, la NFL tiene mucho valor. Pregunta a cualquier ejecutivo acerca del compromiso del futbol americano profesional con la salud de los jugadores, y él ciertamente dirá tonterías acerca de multas mayores por golpes cabeza contra cabeza, y mejor equipo y bla, bla, bla.
Pero detrás de la habladuría está la dura realidad: La NFL quiere ganar dinero: el futuro de sus participantes está condenado . ¿Necesitas una prueba? Como la liga y sus jugadores enfrentan una posible huelga patronal en 2011, uno de los mayores problemas es la insistencia de los dueños de que la temporada regular aumente de 16 a 18 partidos. Eso significa dos juegos más a toda velocidad con golpes, fracturas, torceduras y lesiones.
Cada semana en las temporadas, los fanáticos son saludados con las noticias del lunes en la mañana acerca de este sujeto que sufrió una contusión o aquel que se rompió el ligamento cruzado anterior. Lo último que necesitan los jugadores es más tiempo de contacto.
Hines Ward, el veterano receptor de los Acereros, recientemente dijo a la revista Sports Illustrated: “La liga no se preocupa por nosotros, de cualquier modo. No se preocupan por nuestra seguridad en el juego. Si la liga estuviera tan preocupada acerca de la seguridad, ¿por qué agregarían dos partidos más? Hablan acerca de que no quieres que los jugadores beban... y todo lo que ves son comerciales de cerveza. No quieren que apostemos, pero existen juegos de rascado de lotería con el sello de la NFL.
Tristemente, Ward tiene razón. Mientras se dirige hacia otro Super Tazón , la hipocresía de la NFL aparece más grande que nunca.
Esto no es acerca de un comercial.
Esto es acerca de un compromiso con la salud.
* Jeff Pearlman es un columnista para SI.com y las opiniones expresadas aquí son solamente suyas.