Los golpes de Manny Pacquiao están cargados de fe
Manny Pacquiao se gana la vida golpeando gente en el rostro.
Es el mejor boxeador del mundo kilo por kilo. El filipino, campeón mundial en ocho ocasiones, de 66.6 kilos, ha arrasado todos los pesos para convertirse en héroe nacional y superestrella en Filipinas.
El zurdo tiene un poder demoledor: su equipo ha trabajado duro para desarrollar una derecha tan devastadora como su izquierda. Pacquiao tiene un arma secreta cuando entra al cuadrilátero: una profunda fe.
"Lo más importante es creer en Dios", dijo Pacquiao durante un viaje reciente a Washington, D.C. Con su esposa y equipo a su lado en su vagón de tren privado, Pacquiao habló con CNN sobre su fe, sobre política y sobre su próxima pelea .
Pacquiao es cauteloso y diplomático cuando habla de política, pero se le ilumina el rostro cuando le preguntan sobre su fe, que representa algo muy importante en su vida como boxeador .
Cuando el católico boxeador de 32 años entró al ring antes de su último encuentro en pago por evento, mostró un rosario de plata colgando de su pecho mientras se preparaba para la pelea. Miró hacia el cielo y se persignó.
Es una escena familiar para los más cercanos a él. "Se persigna antes de cada round", contó el entrenador de Pacquiao, Freddie Roach. "Después de cada entrenamiento terminamos con una oración. Está muy dedicado a su fe".
Su publicista, Fred SteRnburg, dijo que siempre que están de viaje Pacquiao intenta entrar silenciosamente a una iglesia católica para escuchar misa. Aunque Stenburg comentó que eso de la parte silenciosa no siempre ocurre.
Un domingo por la tarde durante un viaje a San Francisco, en 2009, Pacquiao intentó entrar a una misa en su camino al aeropuerto. Pidió a su chofer que se detuviera. Sternburg dijo que él esperó en el auto y que cuando volteó había una multitud reunida afuera de la iglesia esperando un autógrafo de Pacquiao.
"Pacquiao vivió en las calles de Manila en una casucha y luchó en las calles para poder crecer. Es la historia de La Cenicienta", dijo Bob Arum, su promotor en Top Rank. Y su historia en el cuadrilátero debería estar en los libros de historia.
Su entrenador cree que no sólo es el mejor boxeador kilo por kilo del momento, sino el mejor de todos los tiempos.
"Nadie podrá repetir ocho títulos mundiales. Eso lo vuelve el mejor", expresó Roach. "Nunca se repetirá ese logro; el calibre de los luchadores contra los que pelea y su competencia son geniales. Y los ha vencido a todos".
Pacquiao es mucho más tímido que su entrenador al hablar de sus talentos.
"No quiero decir que soy el mejor boxeador del mundo. Diría que soy un boxeador que puede pelear bien contra cualquier peleador del mundo. Todo mi talento proviene de Dios", expuso.
Esos talentos han hecho que se vuelva el rostro del box, no sólo en Estados Unidos, sino en todo el mundo, según Arum. "Su historia resuena porque ha podido luchar para crecer y convertirse en la persona que es, en vez de darle la espalda a todo con lo que creció. Acepta todo", dijo Arum.
Pacquiao ha ganado millones y millones por sus logros. Según algunos cálculos, ha ganado más de 70 millones de dólares tan sólo del boxeo. Esa cantidad no incluye sus otros negocios o patrocinios.
"Pacquiao da mucho dinero a obras de caridad y es una persona muy involucrada. Hace muy buenos trabajos, la mayoría de los cuales no se publicitan", detalló Arum.
Para el promotor esa caridad es un ejemplo tangible de la fe de Pacquiao. "Constantemente me llama para mantenerme al tanto sobre el próximo gasto que pretende hacer, porque él gasta su dinero en cosas buenas".
Y para Pacquiao, es claro que cree que su éxito proviene de Dios.
"Todo lo que he hecho, todo lo que es posible en mi mente, él lo hizo posible".
Arum y Roach dicen que la fe de Pacquiao en Dios es de mucha ayuda para él en el ring, en sus habilidades con los puños, y en su velocidad en los pies. Arum dijo que Pacquiao ve todo esto como parte del plan de dios, puesto frente a él para que nada se interponga.
"Cuando perdió contra Erik Morales , dijo que sabía que era la decisión de dios", comentó Roach. "Él lo aceptó bien".
Esa fue la última pelea que perdió Pacquiao, en 2005. Lo venció dos veces después de eso, y su habilidad por moverse rápido rindió grandes frutos.
A medida que espera su pelea del 7 de mayo en Las Vegas contra Sugar Shane Mosley , no podemos esperar palabrería y bravuconadas saliendo de la boca de Pacquiao.
"No voy a decir que voy a ganar porque la pelea todavía no ocurre. Sólo necesito entrenar muy duro y creer en dios", concluyó.