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Campeón de boxeo, Oscar de la Hoya, visitó a las tropas de EU en Iraq

El boxeador comenta su viaje a bases militares estadounidenses en Iraq y Kuwait, en las que aprendió a valorar a los miembros del ejército
vie 08 abril 2011 10:04 AM
de la hoya
oscar de la hoya de la hoya

Nota del editor: El boxeador Oscar de la Hoya es un medallista olímpico y diez veces campeón del mundo en seis divisiones y presidente de Golden Boy Boxing. Mira a Oscar de la Hoya en Newsroom de CNN el miércoles a las 10 de la mañana, hora del este de Estados Unidos.

(CNN) Nunca olvidaré mi reciente viaje a Kuwait e Iraq con la firma United Service Organizations Inc. (USO).

Al principio, estaba integrado con la División de Infantería 36 en Iraq , un grupo de la Guardia Nacional del Ejército en Texas. El sargento de primera clase John Harris fue responsable de mi protección en la primera tarde. Harris, responsable de 20 o más soldados, está en su tercer visita a Iraq y cree en su misión y en su compromiso con su país.

Él me presentó a su hijo, quien recientemente había sido desplegado en Iraq y entró a la misma unidad que Harris comanda. Pude ver que estaba conmovido y lleno de orgullo al tener a su hijo con él.

Me dijo que le encantaba pasar tiempo con él, pero admitió que cuando su base está bajo fuego, es difícil para él mantener su papel como comandante de la unidad sin que su mente se dirija hacia su hijo y su bienestar por un momento.

A medida que escuchaba la historia de Harris, comencé a entender verdaderamente el significado del sacrificio. Como padre, me imagine cómo sería la vida con mi propio hijo en ese ambiente. En menos de 24 horas, dejé la División de Infantería 36 y viajé en un helicóptero Blackhawk a la más próxima de las ocho bases. Conocer a Harris fue solamente uno de los innumerables encuentros que nunca olvidaré.

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Había pedido ir a las partes más peligrosas del país, visitar a las tropas que no tuvieran tanta atención como otras. En Basra, nuestro campo fue bombardeado por insurgentes. Podía oír las explosiones a la distancia, pero me sentía seguro bajo la protección de nuestros valientes hombres y mujeres.

En Camp Justice, tuve el honor de dar medallas a los sodados que habían sido promovidos en las filas. Comer con las tropas y sentarme a escuchar sus historias fue increíblemente gratificante. Hablamos acerca de deportes, muchos me preguntaban acerca de mis más recientes peleas contra Floyd Mayweather y Manny Pacquiao.

Algunos se habían enlistado en el ejército, mientras otros eran soldados civiles de la Guardia Nacional desplegados en Iraq , dejando sus vidas familiares y sus trabajos en pausa. Eran optimistas, positivos y nadie tenía nada negativo que decir acerca del trabajo. Para muchos de ellos, era la segunda vez que estaban en acción.

Cerca del final de mi gira USO, estaba integrado con las tropas del primer batallón del séptimo Regimiento de Artillería de Campo. Antes de mi salida, el oficial comandante de la unidad me llevó a un lado. Tenía un favor que pedirme.

Solamente unos meses antes, uno de los soldados en la unidad había sido asesinado por una bomba casera mientras estaba realizando un patrullaje. El soldado era nativo de California, donde yo nací, me críe y vivo. Me dijo que la familia en duelo del soldado había sido forzada a seguir con sus vidas y me preguntó si yo estaría dispuesto a contactarlos directamente para hacerles saber que había estado con la unidad de su hijo y que había visto dónde había vivido durante el cumplimiento de su deber.

Yo estaba honrado. Estoy trabajando con USO y los funcionarios del ejército para acordar un encuentro. Cuando oímos de los soldados muertos en el extranjero , no nos pega en casa. No pensamos acerca de sus familias. Es importante que tomemos un momento para reflexionar cada día acerca de aquellos que sirven al país.

He representado a mi país, no en el campo de batalla, sino en el ring, al ganar una medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 1992. Después de mi pelea, regresé a casa con mis amigos y familia. Después del viaje con USO, también pude regresar a casa. Nuestras tropas no pueden darse el mismo lujo. Ellos regresan a trabajar todos los días para enfrentar los mismos riesgos que el día anterior. Su coraje y dedicación merecen nuestra atención. Nos permiten vivir libremente y seguros en nuestro país .

Mi viaje cambió mi vida. Estrechar miles de manos en Medio Oriente, hacer clínicas de boxeo en Kuwait e Iraq, retribuyendo en el menor de los modos, me recompensó de modos que los nocauts en el ring nunca pudieron. Estos hombre y mujeres militares son, sin duda alguna, lo mejor de nuestra nación. Ellos se merecen nuestra admiración y más.

Las opiniones expresadas en este comentario son exclusivamente de Oscar de la Hoya.

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