Una réplica de la Copa del Rey adorna las vitrinas del Santiago Bernabéu
Tuvieron que pasar 18 años para que el Real Madrid volviera a ganar la Copa del Rey, y una vez con ella en las manos, bastaron unas horas para que terminara debajo del autobús en el que el equipo se dirigía a la Fuente de las Cibeles para festejar el título con sus seguidores.
El trofeo cayó de las manos de Sergio Ramos y terminó debajo del vehículo, se rompió en 10 pedazos, según reportes de la agencia Notimex, pero para tranquilidad de la afición siempre hay un plan B.
Federico Alegre, propietario de Joyerías Alegre encargada de manufacturar y dar mantenimiento al trofeo, dijo que siempre se fabrica una réplica, justamente para casos como el ocurrido tras la final del torneo.
Cuando se enteró del incidente escuchando las crónicas del desfile madrilista por radio, el joyero llevó personalmente el duplicado al Santiago Bernabéu, a pesar de que se encontraba a unos 60 kilómetros de Madrid.
“Una copa que se cae desde los cinco metros de altura y le pasa un autobús por encima, complicado lo tenemos”, dijo a EFE-TV.
El joyero agregó que antes de este incidente, no había registro de que se haya recurrido al plan alterno, y confirmó que el Real Madrid recibió la réplica a las 5:30 horas, tiempo de España.
“La reserva siempre está en el banquillo, nunca juega y siempre esperamos que nunca juegue, pero este año va a ser casi, casi titular”, dijo Alegre de acuerdo a un reporte de la agencia EFE.
El club publicó una foto en su sitio web en la que muestra el trofeo en una vitrina e invita a los fanáticos a conocerla cuando realicen el Tour Bernabeu, ya que desde hoy a las 14:15 horas, tiempo local, se encuentra dispuesta en el nivel tres.
“Fue una sorpresa verla. Es hermosa y más grande de lo que esperábamos”, dijeron al sitio web del club Francisco, María y su hijo Sergio, los primeros visitantes que la contemplaron.
La Copa del Rey pesa ocho kilos y está hecha con plata de ley, a excepción del escudo que está bañado en oro y la base que es de madera. Un mes antes de la final, el trofeo vuelve a la joyería, donde se le da mantenimiento para dejarla ‘como nueva’ para el futuro campeón.
La familia Alegre ha estado a cargo de su fabricación desde 1940, cuando se conocía como Copa Generalísimo. Además diseñó los trofeos de Liga, Supercopa y Santiago Bernabéu.
