Messi silencia al Bernabéu y pone al Barcelona muy cerca de la final
La victoria del Barcelona 0-2 en el Santiago Bernabéu fue un golpe blaugrana a los comentarios crispados de Mourinho. El equipo catalán se dedicó a lo suyo, a combinar y a atacar, mientras los merengues no pudieron con la presión.
Primero Pepe perdió los nervios y fue expulsado en el minuto 60 por una terrorífica plancha sobre Daniel Alves. Mourinho protestó airadamente la jugada y siguió el mismo camino que su jugador.
A diferencia de la final de la Copa del Rey la semana pasada, los pupilos de Guardiola supieron domar al encuentro, y con la organización de Xavi y la definición de Messi, los blaugranas cerraron el partido con un una obra de arte que los puso pie y medio en la final en Wembley.
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La victoria en la final de la Copa del Rey no supuso ningún cambio en el estilo del Real Madrid. Las protestas y el juego de trincheras se impusieron a la calidad de los protagonistas. Los locales estuvieron más pendientes de defender su portería que de mirar el arco de Víctor Valdés. Mourinho volvió a perpetrar el medio campo con la entrada de Lass Diarrá y a pesar de jugar en su estadio, renunció sin pudor al balón.
Con dos líneas bien juntas por detrás de la pelota y Crisitano Ronaldo y Di María como únicos atacantes, el conjunto blanco quedó a expensas de lo que el Barcelona tenía que proponer. Los de Guardiola, aunque siempre fieles a su guión atacante, también se mostraron más prudentes.
Las múltiples bajas obligaron al técnico blaugrana a modificar su once en la cancha. Keita entró por el lesionado Iniesta, y Puyol ocupó el lateral izquierdo, mientras Mascherano cubría el puesto del capitán en el eje de la defensa. Con más jugadores de corte defensivo de lo habitual, minimizó los riesgos, haciéndose fuerte en el centro de la cancha y dejando a Messi y Xavi liberados para conducir el ataque
La pauta que marcaron ambos minimizó el peligro en las áreas. Villa a los diez minutos con un disparo cruzado que se fue pegado al palo y Xavi después de un pase interior de Messi fueron los únicos en inquietar a Casillas.
El bagaje de los locales fue todavía más pobre. Fiado a las jugadas a balón parado, Valdés sólo tuvo que intervenir en un disparo de media distancia de Crisitano Ronaldo.
Al final de la primera mitad se reflejó la tensión reinante. Tras una trifulca en el túnel de vestuarios, Pinto, el portero suplente del Barcelona, acabó expulsado.
En la parte complementaria, el Real Madrid se mostró más ambicioso con la entrada de Adebayor. Adelantó líneas y buscó la presión para impedir la salida de balón de los blaugrana. Pero entonces Pepe perdió los estribos y el partido quedó a merced de la calidad del Barcelona, sobre todo de Xavi, que manejó el encuentro a su antojo, y de Messi, Villa y Pedro fueron los primeros en rondar el gol, pero una vez más apareció Casillas. Ya a un cuarto de hora para el final llegó el primer golpe.
Afellay, que había entrado pocos minutos antes, puso un centro que Messi remachó adelantándose a Ramos en el área pequeña. Fue el preludio del que probablemente sea el gol del año.
A cuatro minutos del final, La Pulga recogió el balón en medio campo y tras combinar con Xavi dejó en su camino a cuatro rivales para cruzar el esférico con la derecha ante la salida de Casiilas. Fue el undécimo tanto en once partidos en la Liga de Campeones, el 52 en la temporada.
El Barcelona silenció el Bernabéu. Los catalanes rozan su segunda final en tres años a pesar de tanto ruido mediático.