La heroína del golf de Kenia transmite a las niñas la pasión por el juego
Rose Naliaka es una de las pocas golfistas profesionales de Kenia, pero no quiere seguir siéndolo, pues la heroína del deporte decidió desviar su atención de los trofeos y los torneos para enseñar a las generaciones jóvenes del país las complejidades del golf.
Naliaka ha ganado varios premios, como el Trofeo All-Africa Challenge, desde que compitió en su primer torneo amateur de golf hace 30 años. Ha avanzado mucho desde esa competencia, cuando usaba cuatro palos prestados para jugar.
Pero aunque Naliaka puede estar orgullosa de ser una de las primeras golfistas profesionales de Kenia, dice que su mayor logro no es un trofeo.
“Creo que lo mejor de mi vida ha sido comenzar un programa para enseñar a las niñas a jugar golf”, dice Naliaka.
Cada fin de semana desde hace cinco años, Naliaka ha dado clases de golf a niñas jóvenes con antecedentes poco privilegiados. Dice que su misión no es sólo transmitir sus habilidades sino también su pasión por el juego.
“Estoy envejeciendo, al igual que otros jugadores, y no tenemos a otros niños listos para tomar nuestro lugar”, explicó. “Me he divertido en el campo de golf, y quiero compartir esta dicha y también las frustraciones y decepciones… pero tres cuartas partes de mi vida en el campo de golf han sido felices, así que quiero compartir mi pasión con las niñas”.
La mayoría de las niñas en la academia de golf de Naliaka provienen de Kibera, un barrio en Nairobi. Recoger a estas estudiantes es un intento deliberado de la deportista para borrar el mito de que el golf es sólo un juego para los hombres ricos.
Pero para sus estudiantes no son sólo clases de golf, sino que aprender de una leyenda les da confianza, no sólo en el deporte sino en la vida. Naliaka dice que a través del juego las niñas también aprenden de integridad, honestidad, responsabilidad y buen juicio.
“Por ejemplo, si juegas conmigo debes decirme lo que haces, porque no siempre lo veo y debes ser honesta”, dijo. “Debes usar tu juicio para elegir palos, para respetar a la gente. Es un juego fantástico, una gran herramienta de enseñanza, sobre todo para los niños que enfrentan retos a futuro”.
El propósito del programa no sólo es enseñar golf sino educar a las niñas sobre la vida. “Cuando juegas golf, tu mente está pegada al juego. No te vas a distraer con otras cosas y eso es un punto clave de lo que hacemos, alejar a estas niñas de cosas equivocadas como drogas, alcohol, embarazos no deseados, abandonar la escuela, etc.”.
Una de las primeras golfistas del programa es Ashley Awour, que a sus nueve años está comprometida con el deporte y tiene un espíritu competitivo. “Como es buen golf, puedes ganar algo. Puedes jugar bien y ganar algo”, dijo.
Otra estudiante, Sadia Adan, de 14 años, lleva cinco años jugando y dice que sueña con una vida fuera de su barrio. “Si trabajas duro puedes jugar y llegar lejos, y si te concentras en lo que haces puedes ir a muchos países”, dijo Adan.
Naliaka espera ampliar el programa en el futuro. Le gustaría abrir una academia de golf con un internado, donde las niñas tengan una educación mejor a la que obtendrían en Kibera.
con la reciente crisis económica, dice que el apoyo financiero no está listo. Pero para Adan y las otras niñas, parece que el camino ya está trazado.
“Me gustaría ser golfista… eso es todo”, dice Adan.