Las redes sociales se burlan de las leyes de privacidad
El célebre mujeriego ha sido atrapado por los medios en varias ocasiones: su opción era llamar a los abogados, irse a juicio y esperar que los detalles salaces no lleguen al oído del público. Pero ya no más.
Ahora que el internet fija leyes más laxas en todos los países en torno a la privacidad, los poderosos y conocidos recurren a intentos más desesperados para callar a los reporteros.
En el Reino Unido, que tiene una de las leyes de difamación más duras en occidente, las compañías han conseguido mandatos para evitar la salida de una historia. Ahora están tomando, de forma más controversial, ordenanzas que prevengan que se dé a conocer el hecho de que aplicaron tal solicitud.
Y si un periodista u organización mediática viola este mandato, aunque la historia sea verdad, podrían ser castigados con hasta dos años en prisión y una multa ilimitada.
Ahora, un miembro del parlamento usó su privilegio, que permite a los legisladores realizar declaraciones que no serían permitidas fuera del parlamento, para revelar que el futbolista del Manchester United , Ryan Giggs , es el hombre que consiguió esta ordenanza para prevenir que la historia sobre su romance con una estrella de un reality show saliera a la luz.
El mes pasado, el mismo legislador, John Hemming, reveló que el ex presidente ejecutivo del Royal Bank of Scotland, Fred Goodwin, también había obtenido uno de estos mandatos.
El hecho de que Giggs, un padre de dos hijos, casado, de 37 años de edad, fuera el centro del asunto del mandato es el secreto peor guardado de Gran Bretaña en semanas: fue mencionado en decenas de miles de tuits, y a pesar de ser uno de los jugadores más populares del país, se volvió un objetivo de los fans en las gradas en el partido del domingo en Old Trafford del Manchester United.
Los individuos que buscan protección de las cortes fueron ‘sacados a la luz’ de forma efectiva después de varias publicaciones en Twitter y otras redes sociales. Dado que el microblog es una compañía operada desde Estados Unidos, fuera de la jurisdicción de Inglaterra, es difícil que identifiquen a alguien que publique o republique un tuit.
La abogada mediática, Charlotte Harris, de Mishcon de Reya, dijo a CNN que está segura de quién está detrás de las publicaciones difamatorias: “Hubo una filtración ilegal y deliberada en Twitter usando el servicio como escudo, y es probable que la fuente haya sido un periódico”.
En una declaración enviada a CNN, Twitter dijo: “No hacemos comentarios en cuentas individuales. Según nuestra política, revisamos informes de que las cuentas violan las reglas y términos del servicio de Twitter”.
Harris dijo que las historias sobre la vida privada de las celebridades suelen llamar la atención. “Si fuera una historia genuina de explotación, habría un interés general por publicarla. Trafigura, una compañía de comercio petrolero que intentó prevenir que The Guardian publicara detalles sobre un desastre de contaminación en África, no debió ser protegida por el mandato, pero algunos de los casos recientes cubrían detalles íntimos de las relaciones que debieron permanecer en privado. La libertad de expresión no significa que puedes gritar ‘fuego’ en un teatro lleno”.
Pero no todos están de acuerdo. Cuando el presentador de la BBC, Andrew Marr, reveló en entrevista con el Daily Mail que había conseguido un mandato para prevenir que saliera a la luz su amorío, fue acusado de hipocresía. Marr admitió que no quería hablar de la ordenanza, pero fue criticado por Ian Hislop, de Private Eye. “Como entrevistador de la BBC que interroga a los políticos sobre sus fracasos, fue inadecuado que pidiera un mandato mientras trabajaba como periodista”, dijo Hislop.
Goodwin, jefe de RBS, quien fue rescatado en 2008 con 74,000 millones de dólares del gobierno, fue otra figura pública en conseguir el mandato. Hemming dijo que el mandato, que prevenía que saliera a la luz su relación con una colega, mostró que había ‘reglas para ricos y reglas para los pobres’.
Aún así, hay usuarios de redes sociales que toman la ley de forma efectiva en sus propias manos. “No sé de nadie que crea que no debería haber límites para los reportajes, pero hay demasiados secretos y eso causa problemas”, dijo Hemming a CNN.
Añadió que no simpatiza con quienes pagan hasta 50,000 libras por uno de estos mandatos, pues “sólo desperdician su dinero”.
La situación es distinta en otros países. En Estados Unidos y en Francia, el derecho a la privacidad está consagrado en la Constitución, pero en ese país el interés del público suele triunfar. También en Francia, como ocurrió con el caso reciente del ex presidente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, en el que los medios se censuraron, según el abogado Pierre Hourcade. “Todos hablaban de que Strauss-Kahn tenía problemas con las mujeres, pero no se informaron, aún sin haber una prohibición legal para hacerlo. Los periodistas tenían el derecho a cubrirlo, pero el clima general en el medio fue restrictivo”, dijo.
“Los políticos y la prensa tienen una relación cercana: si se mantienen al margen de su vida privada, los mantendrán bien informados”, dijo. Pero el fracaso de los periodistas al cruzar esta raya fue impactante en Francia, obligando a sus medios a ser menos abúlicos. “Italia era como en Francia hace unos años, pero ahora dicen que Francia puede ser igual que ellos. Aún siendo propietario de varios medios, el primer ministro Berlusconi no tiene la misma protección que antes ”, dijo Hourcade.
Pero en el Reino Unido, incluso el primer ministro David Cameron está preocupado porque las leyes de privacidad son desarrolladas sin voz del parlamento. La abogada mediática Jennifer Robinson, de Stephens Finer Innocent, dice que la llegada de estos mandatos, que previenen incluso que la gente hable con sus miembros electos del parlamento sobre un mandato legal, implica una amenaza a la democracia.
“Surgen preocupaciones de libertad de expresión y son una medida muy opresora. No podemos hablar de un tema particular, y ni siquiera puedes decir que no tienes permitido hablar de eso. Si lo haces, podrías ir a prisión por desacato”, dijo.
Esta nota de precaución es particularmente relevante para los usuarios que sienten que mientras miles han ligado y retuiteado publicaciones difamatorias, no es cierto que la ley no pueda tocarlos. “La gente que usa redes sociales debe saber que no hay un impedimento legal para ir tras alguien por un tuit o publicación”, dijo Robinson.
Como si quisieran probar su punto, los abogados de una celebridad británica están tomando acciones legales para obtener información sobre el “uso ilícito de Twitter por parte de un número de individuos que incumplió la orden”. Aún así, Robinson dijo que era poco probable que tuviera éxito.
“Lo que estas personas no comprenden es que obtener uno de estos mandatos es como pintar una diana roja en tu espalda. Todos intentan descubrir cuál es la historia”, dijo Robinson.
Max Clifford, publicista veterano desde que se le pidió promover a los entonces desconocidos Beatles, dijo a CNN que aunque hace su mayor esfuerzo por mantener las historias dañinas de sus clientes fuera del alcance de los tabloides, sí es decepcionante que los rumores aparezcan en redes sociales.
Si los rumores aparecen en Twitter, dijo, no tienen el mismo impacto que si aparecieran en un periódico “porque no tiene la misma credibilidad”.
Cuando las celebridades están expuestas a los medios, Clifford dice que su relación varía. “Algunos se molestan, a otros no les importa, pero la mayoría de las estrellas no quiere que su vida personal esté expuesta. Hay muy pocas personas afuera que no hayan hecho cosas en su vida privada de las que no quieren que se entere el público”.