Misioneros del tenis viajan con una raqueta para llevar el juego al mundo
"Pudimos dar a los niños la oportunidad de sostener una raqueta y explotar su talento crudo", dice Sal Bolton, una de las primeras misioneras del tenis, que pretende inspirar el amor por el juego en comunidades con desventajas en todo el mundo.
En los rincones remotos del mundo hay mucho potencial que cada vez es más explorado por los que esperan forjar nuevas fronteras para el tenis. Bolton empacó su raqueta y se mudó a Ghana con su espíritu pionero igualado por James Moult en Sudáfrica y por Dan O'Connell en Fiji, donde su misión ha durado 15 años.
Sal dijo a CNN que no podía dejar pasar la oportunidad de viajar a Ghana, pues iría con un propósito. "Combinaría marcar una diferencia y experimentar a África no sólo como turista, para ayudar con mis habilidades".
Y sin duda lo hizo. Llegó al país con su equipo de tenis donado por gente en el Reino Unido a través de su caridad, Ghana Tennis Aid. Gracias a Sporting Opportunities, que se especializa en viajes de voluntariado, Sal se unió a un pequeño grupo de entrenadores en la Universidad Nacional de Deportes de Ghana en Winneba, a una hora de la capital, Accra.
Ahí ayudó a entrenar al equipo junior e inspiró a niños locales que asistían a clases para jugar hasta que se metía el sol. "Sin importar dónde vivas o cuáles sean tus antecedentes, todos merecen una oportunidad para al menos intentar un deporte", dijo.
"Quedé impresionada con el estándar de juego, pero las instalaciones y la falta de equipo fueron sorprendentes; algunas canchas ni siquiera tenían red".
Si Sal comenzó la pasión del tenis en una parte remota de Ghana, Dan O'Connell y sus 15 años de dedicación han hecho crecer el deporte en el Pacífico. Dan comenzó enseñando tenis en 1970, cuando se unió al Cuerpo de Paz en Lesoto, donde dio clases al ahora rey del país africano. Tuvo un papel en la Federación Internacional del Tenis en Fiji, a principios de los años 90, y comenzó a forjar su legado.
Al establecer el Centro Regional de Tenis, y con ayuda del banco ANZ, ahora atiende a 20,000 niños en la zona del océano Pacífico. Hace 22 años los jóvenes conseguían becas a universidades en Estados Unidos a través de programas que maneja Dan, y no tiene dudas del impacto positivo que puede tener el juego.
Dijo a CNN: "Cambiamos la vida de muchos, dándoles un mejor futuro a través del tenis. Los mantenemos fuera de otras actividades y les ofrece un mejor futuro. Nuestros niños se vuelven mejores líderes. Tenemos campeones en el mundo en vías de desarrollo y me da mucho placer ver lo que hemos creado”.
La experiencia que ofrecen los voluntarios del mundo en vías de desarrollo es invaluable, advierte. "No podemos esperar que siga habiendo muchos voluntarios cuando muchos luchan por pagar las cuentas. Temo que si no atendemos este problema perderemos gente importante por muchos años".
"Todos los deportes deben atender este problema en el futuro. Es genial tener voluntarios que visiten países en vías de desarrollo, pero necesitamos encontrar la forma de pagar a más expertos locales para que el deporte crezca".
Al igual que Sal, James Moult fue a Puerto Elizabeth en Sudáfrica a través de Sporting Opportunities. "Había niños que nunca habían sostenido una raqueta, sobre todo porque no habían tenido la oportunidad”, dijo a CNN.
La falta de instalaciones básicas implicó que James tuviera que dar sus clases en canchas hechizas y redes dobladas. Después de un inicio caótico, James y su equipo incorporaron un mensaje importante de VIH a sus clases.
"Aunque un niño no aprenda nada del tenis, aprende más sobre respeto hacia las demás personas o sobre trabajar en equipo, es un trabajo bien hecho", dijo. "Los deportes van más allá de enseñarles a jugar. Debemos enseñarlos a participar en una actividad juntos, a trabajar en equipo y mucho más que el deporte mismo".
En Fiji, Dan está por terminar su carrera enseñando tenis después de 35 años de un servicio fiel al juego, y cree que es responsabilidad del mundo desarrollado ayudar a sus vecinos más pequeños.
"Espero que los países más grandes del mundo sigan ofreciendo oportunidades a las pequeñas naciones. Los campeones del mundo deberían recibir apoyo, ya sea que provenga de Inglaterra, Estados Unidos o de un país más pequeño como Lesoto o Fiji".