Atletas mexicanos dopados ¿culpables aunque no haya dolo?
En bloques de cinco deportistas por caso, el azote del dopaje ha sacudido al deporte mexicano en sus episodios más escandalosos, haciéndolo ver como inexperto e ignorante en competencias internacionales, según dicen los expertos.
Primero fueron cinco atletas mexicanos que participaron en los Juegos Centroamericanos de Mayagüez 2010 los que dieron positivo en la prueba antidopaje.
Luego, cinco futbolistas de la selección mayor que participaban en la disputa de la Copa de Oro de Concacaf, dieron positivo por clembuterol y volvieron a cimbrar el modelo deportivo mexicano.
Los seleccionados Guillermo Ochoa, Francisco Maza Rodríguez, Antonio Naelson Sinha, Christian Hobbit Bermúdez y Édgar Dueñas fueron separados de la concentración del equipo después del primer juego que ganaron ante El Salvador.
Las incipientes medidas preventivas adoptadas por las autoridades del deporte en México en 2010, previo a los Centroamericanos, y luego las tomadas por la Federación Mexicana de Futbol rumbo a la Copa de Oro, evidencian la falta de práctica, experiencia, conocimiento, preparación y cuidado que en materia antidopaje tiene el país.
En el caso de los futbolistas, las autoridades fueron notificadas por parte del laboratorio de la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA), que se habían presentado análisis adversos y, desde ese momento, se ha manejado la versión de que una posible contaminación alimentaria es la causa del dopaje; sin advertir que, a criterio de la Agencia Mundial Antidopaje (WADA por sus siglas en inglés), la ignorancia no exime a los dopados de un castigo.
El deporte mexicano se enfrenta entonces a una cruda realidad con respecto al tema de las sustancias prohibidas. Como sucedió en varios de los casos de los Juegos Centroamericanos, en el futbol, se busca un indulto apelando a la falta de dolo por parte del atleta.
La realidad es que a partir de los positivos se comenzaron a integrar expedientes que serán estudiados para emitir sanciones por las autoridades locales, y ya sea que castiguen o absuelvan, serán las autoridades internacionales de FIFA y la Agencia Mundial Antidopaje las que den el último visto bueno a la decisión o soliciten un castigo mayor.
El desconocimiento y la ignorancia, que son lanzas de defensa que usan los federativos y deportistas en México, no son argumentos atenuantes.
Juan Manuel Herrera, responsable de los servicios médicos de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade), órgano gubernamental que apoya las líneas en materia de desarrollo deportivo, encuentra que la realidad que se vivió en Mayagüez, por ejemplo, obliga a reforzar medidas y a tomar como una prioridad en la agenda del país, los temas de la medicina aplicada al deporte.
“En el país no existe la industria tecnológica del dopaje (como la desarrollada por Eufemiano Fuentes en la Operación Puerto o Victor Conte con el laboratorio Balco, en donde médicos dedicaron sus esfuerzos a desarrollar técnicas inadvertibles de dopaje que sí impactaran en el desempeño del atleta, y que representen una ventaja sobre sus competidores)”, analiza Herrera.
“Tenemos atletas descuidados o ingenuos en la mayoría de los casos, eso fue lo que ocurrió. Es una falta de responsabilidad de los atletas, pero no hubo dolo”, dice refiriéndose al caso de los atletas centroamericanos.
El médico explica que México cuenta con alrededor de 700 médicos certificados en Medicina Deportiva, cifra que no satisface en su totalidad las necesidades del alto rendimiento del país y, por ello, se apoya más la formación de especialistas desde el Centro Nacional de Medicina del Deporte.
La ignorancia o ingenuidad que alegaron los deportistas en Mayagüez no los eximió de sanciones.
De los cinco positivos, cuatro fueron castigados por autoridades internacionales: el pentatleta Ismael Hernández (un año fuera de competencias), la especialista en nado sincronizado Nuria Diosdado (un año fuera de competencias) y la velocista Zudikey Rodríguez (seis meses fuera de competencias); el basquetbolista Noe Alonzo (un año fuera de competencias). La única que sigue un procedimiento es la pesista Cynthia Domínguez, cuya defensa argumentó fallas en los protocolos de los Juegos Centroamericanos y por ello no debería ser sancionada.
En el caso de los futbolistas, el control antidoping que resultó positivo no fue en competencia, pero el laboratorio de la UCLA, al estar certificado por la Agencia Mundial Antidopaje, debe dar parte a las autoridades de la WADA, que aguardan la resolución final de las autoridades mexicanas y FIFA para pronunciarse.
El procedimiento será similar al que se sigue en el caso del ciclista Alberto Contador, cuando dio positivo en un control en el Tour de Francia 2010, y que la Real Federación Española de Ciclismo no castigó. Después de esa decisión, la WADA y la Unión Ciclista Internacional (UCI) interpusieron un recurso ante el Tribunal Superior del Deporte (TAS) para que el caso de Contador fuera mejor estudiado y sancionado.
Rosalío Alvarado, presidente de la Federación Mexicana de Levantamiento de Pesas, que en 2007 afrontó los positivos de las sonorenses Liliana Borbón e Ibeth Martínez, -tras los que el deporte nacional perdió una de tres plazas que tenía para los Juegos Olímpicos de Beijing 2008-, asegura que no vale la ignorancia para justificar un positivo y que, en su momento, Cynthia Domínguez reconoció haber tomado un medicamento para bajar de peso que contenía sibutramine cuando se encontraba en Puerto Rico.
“No podemos decir que no se conocen las sustancias porque todas las federaciones estamos reconociendo el reglamento de la WADA (Agencia Mundial Antidopaje). Todos los presidentes de las asociaciones saben de los listados”, comentó a CNNMéxico el pasado diciembre, quien funge como la cabeza del levantamiento de pesas.
“Que se lo tomaron por equivocación no vale como argumento. Saben que antes de tomar cualquier cosa lo deben de reportar con el médico oficial que en estos casos son del Comité Olímpico Mexicano y de Conade para que den autorización”, explica.
Las historias de ingenuidad acompañan a los mexicanos, como en el caso de la nadadora Nuria Diosdado, quien solicitó la apertura de su muestra B cuando inicio su procedimiento por positivo de clembuterol en Mayagüez, y por el cual perdió seis medallas de oro en Juegos Centroamericanos. Explicó que su padre le había dado un jarabe para un resfriado.
Los futbolistas está semana también pidieron las aperturas de sus pruebas B sin gran esperanza de arrojar un resultado negativo. Lo hicieron para cumplir con el protocolo e integrar los expedientes de sus defensas. Los especialistas y los antecedentes sugieren que, dado que el clembuterol es una sustancia anabolizante, bronquiodialatador y provoca daños graves a la salud, es complicado que quedé sin sanción.
El clembuterol también apareció en las muestras del pentatleta Ismael Hernández y del basquetbolista Noé Alonzo, que sostuvieron desconocer la forma en la que esa sustancia llegó a sus organismos, pero debieron asumir el castigo impuesto por las autoridades.
En el enredo del Tri, una segunda muestra de orina tomada el 10 de junio y que dio negativo en el examen antidoping, no es argumento válido ni aporta gran defensa a los seleccionados mexicanos de futbol que previamente dieron positivo. Una vez dado el positivo, la investigación y posible sanción están en curso.
Otro penoso caso por dopaje 'involuntario' afectó al deporte en México recientemente. Zudikey Rodríguez, considerada la mejor velocista tricolor en la especialidad de los 400 metros con vallas actualmente, arrojó un resultado positivo por un genérico de metilhexanamina al consumir un suplemento que le dio su entrenador. El sumplemento que no tenía la sustancia activa en la etiqueta del frasco. El error de haber tomado esa sustancia no evitó que la atleta purgara una suspensión que finalizó en febrero pasado.
“Lamento que esto haya pasado porque no tenía conocimiento de estas sustancias y confío muchísimo en mi entrenador”, explica Rodríguez. “Viví un gran desgaste por todo lo que se dijo, 'que eran mentiras' o comentarios de los que no saben lo que es un doping, y lo asocian hasta con el consumo de drogas convencionales”.
Antonio Lozano, responsable del atletismo mexicano, explica que en la cultura del antidopaje en México no sólo urge capacitación médica, sino información general sobre el tema, de modo que nadie se diga sorprendido.
“Queda claro que el deportista es el responsable de algo que sucede dentro de su organismo, pero este (el de Zudikey Rodríguez) es el típico ejemplo de que matas a un perro y te dicen el mataperros”, dice Lozano.
“A nivel medios de comunicación también se tiene que hacer un trabajo porque si un atleta cometió un error, al etiquetarlo socialmente no sólo puede acabar con su carrera, sino con una vida, en un suicidio, y ya ha habido casos así”.
La conclusión de Herrera con miras al futuro inmediato es reforzar los protocolos establecidos por la WADA con más campañas de información entre atletas y entrenadores, así como la aplicación de más pruebas fuera de competencia para evitar otra historia como la de Mayagüez y la de Copa de Oro.
“Un ejemplo de que se ha avanzado sobre este tema en México fue que para los Juegos Centroamericanos de El Salvador 2002 se hicieron más de 300 exámenes y se encontraron sólo a 11 peloteros limpios, era algo impresionante”, narra Herrera de la época donde el béisbol profesional no contaba con lineamientos rígidos sobre el uso de sustancias prohibidas. “Recientemente, para los controles que se hicieron para ir a Mayagüez, no salió ningún positivo”.
Sobre la resolución pendiente de Domínguez, quien perdió las dos medallas de plata que ganó en los Juegos Centroamericanos, todavía falta conocer el pronunciamiento internacional para tomar acciones sobre otro descuido grave, el de respetar el derecho de los atletas a mantener en privado los resultados de sus exámenes.
Las autoridades médicas de la Organización Deportiva Centroamericana también actuaron con desconocimiento al pronunciarse sobre los positivos y liberarlos a la prensa sin antes respetar los derechos de los atletas.
Sobre los futbolistas mexicanos todavía queda mucho que investigar, y sobre las medidas para evitar el dopaje en el deporte, mucho que aprender para México.