La Copa América, un capítulo más de la política argentina
Un año en política es una eternidad. Eso es lo que repiten operadores y analistas argentinos a la hora de especular sobre las posibilidades de los candidatos. El futbol no escapa a esa lógica de imprevisibilidad. En el país de Lionel Messi no es el único rasgo que la pelota y la política comparten. A veces los protagonistas son los mismos.
Hace exactamente un año, Diego Armando Maradona estrellaba su suerte y la de los fanáticos argentinos contra la eficacia alemana (que un partido después -contra España- se convertiría en la tacañería germana) en Sudáfrica. Las oportunidades del equipo albiceleste, tal como había sido la elección de Maradona como director técnico (en medio de acusaciones cruzadas por operaciones y traiciones) era tema obligado en las vehementes mesas de café.
Había quienes opinaban como en el artículo de John Carlin en el diario El País , que una victoria del seleccionado de Maradona consagraría una forma del ser nacional más ligada a la fortuna y la barbarie que a la planificada civilización.
Otros, más paternalistas, se entregaban a los caprichos de Maradona con la fe y la resignación con la que los peronistas se entregaban al líder. Como casi siempre en Argentina, esas posturas eran antinómicas e irreconciliables, y terminaron con los 4 goles de Alemania (marcador que echó a Argentina del Mundial) y el fin del contrato de Maradona .
Pero –otra vez- no hay que olvidar que un año es una eternidad. Por eso, en septiembre pasado y un mes antes de morir, el ex presidente Néstor Kirchner se reunió con Maradona para oficialmente "hablar de futbol".
Antes, la presidenta ya había manifestado su apoyo público a Maradona, pero Julio Humberto Grondona, el presidente de la Asociación del Futbol Argentino (AFA) desde 1979, acostumbrado a lidiar con militares, peronistas y radicales, resistió con su cintura los embates.
Néstor y Cristina Kirchner querían aguantar a Maradona hasta la Copa América y capitalizar el triunfo del ahora director técnico de Al Wasl Football , de los Emiratos Árabes Unidos, a tres meses de las elecciones. Grondona, que además es vicepresidente de la FIFA, se hizo el distraído y el cargo hoy lo ostenta –con el favor de Lionel Messi- Sergio Batista, que a pesar de ganar los Juegos Olímpicos de 2008, tiene una trayectoria gris como director técnico.
A los Kirchner no les hizo falta 'el pan y el circo' de la Copa América que este viernes comienza para encaminar la reelección presidencial. La muerte de Néstor Kirchner fundamentalmente, la moderación del discurso presidencial, el crecimiento de la economía y una oposición sin propuestas ni fuerzas dejaron a Cristina Fernández de Kirchner en las puertas de un nuevo mandato.
Cristina, sin embargo, no pudo abstraerse del todo de la pasión futbolera. Fue ella la que dio el visto bueno –a pesar de las advertencias de la ministra de Seguridad- para que el descenso de River Plate se consumara con público y fuego. Ese fue el final para River del primer Torneo Clausura "Néstor Kirchner". El Estadio Monumental –donde se jugará la final de la Copa- quedó inhabilitado por estos días y el presidente de River, Daniel Passarella, pugna por una cumbre presidencial .
El otrora todo poderoso Jefe de Gabinete Aníbal Fernández fue contundente al afirmar que a River no le deben descontar puntos en su inminente campaña en segunda división. Para Fernández, el futbol no es un elemento extraño. Él ha sido uno de los propulsores del "Futbol para todos", que garantiza la transmisión gratuita en la televisión pública de todos los partidos de la selección argentina y de todos los partidos del campeonato de primera división. Además, hoy maneja el club de Quilmes , su bastión político en el sur del conurbano de la provincia de Buenos Aires.
Aníbal Fernández fue también el padrino político de la penosa Hinchadas Unidas Argentinas , una asociación que agrupaba a barras bravas de una veintena de equipos para pacificar las canchas y conseguir que los muchachos fueran a alentar al equipo de Maradona en Sudáfrica. Algunos fueron rechazados por las autoridades sudafricanas y tuvieron que volver a Argentina decididos a hacerle juicio al estado sudafricano .
En mayo pasado y después de perder el favor gubernamental, Hinchadas Unidas Argentinas realizó una manifestación en las puertas de la AFA como demostración de fuerza y para convertirse en algo así como la barra oficial de esta Copa América.
Nada expresa tan bien la asociación entre el futbol, la política –entre lo peor de ambos- y la connivencia policial, como la historia de las barras bravas de los clubes, que también serán parte de esta Copa América.
"El barra es la punta del iceberg, debajo aparecen todos los poderes del Estado trabajando junto a ellos", explica el periodista de Olé Gustavo Grabia, autor de La Doce, el libro sobre la barra de Boca, la hinchada con más conexiones con la Policía Federal Argentina.
"Las peleas antes eran barra contra barra para ver quién era el más guapo, el más barra, pero ahora se pelean entre ellos mismos. Son peleas internas para ver quién se queda con su parte del queso", añade Grabia en un reportaje reciente . Ellos son la fuerza de choque de políticos, sindicalistas y empresarios. Las banderas con pronunciamientos políticos eran un clásico en los 80.
Uno de los últimos disgustos de Kirchner en el poder fue el asesinato de un militante obrero a manos de un grupo sindical integrado por barras de diferentes clubes. El sospechoso de asesinato, supo fotografiarse en encuentros partidarios con el flamante candidato a vicepresidente oficialista, el actual ministro de economía Amado Boudou.
El alcalde de Buenos Aires, el opositor Mauricio Macri, forjó su trampolín político desde Boca Juniors, el club más popular del país. Todavía hoy tiene injerencia y hombres que le responden en el club de la ribera. Javier Castrilli se hizo fama en los 90 como un árbitro duro. Eso le valió para convertirse dos veces en titular de la Subsecretaría de Seguridad en Espectáculos Futbolísticos. No le fue bien. Ahora, el sheriff –como lo apodan- busca sin oportunidades reales disputarle la jefatura de gobierno a Macri.
Lionel Messi también ha sido alcanzado por esta mezcolanza entre política y futbol. Uno de sus custodios en una visita reciente, era un barra de Nueva Chicago , que trabajaba para la AFA. El mejor jugador del mundo tampoco se salva de los candidatos oportunistas que quieren explotar su figura. Este año, sus apoderados demandaron al diputado y candidato a gobernador salteño Alfredo Olmedo, que se tomó una foto con el astro y empapeló la provincia con su figura y sin autorización del 10 del Barcelona.
A Manuel Mora y Araujo, presidente de una de las consultoras políticas más influyentes de la Argentina, no le cuesta –sin demasiado vuelo- hacer un paralelismo entre la suerte de la selección y de todo un país. "El seleccionado argentino de futbol reúne a un conjunto notable de individualidades destacadas en el mundo, es uno de los que más cotiza por el valor económico de sus integrantes, pero no le va bien; no gana jugando al futbol.
Argentina como nación está llena de individuos competentes y creativos, le sobran valores aislados, pero como conjunto es uno de los países con peor desempeño en el mundo durante los últimos 60 años; no le va bien como nación", escribe .
Más cierto es que –en ambas materias- Argentina siempre necesitó salvadores y mesías. Todos, sin embargo son discutidos en las mesas de café argentinas, incluido Lionel Messi, señalado porque todavía no regala a su país el futbol que brinda en Barcelona.